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Opinión

Hechos de marzo

En el antiguo calendario romano creado por Rómulo (fundador de Roma en el año 753 a.C.), no existían los meses de enero y febrero. Para los romanos el año solo tenía diez meses y comenzaba en marzo (martius). Al finalizar diciembre (december o mes décimo) comenzaba un período de transición en el que, por no haber ningún tipo de actividad militar ni agrícola, los romanos se dedicaban a realizar ceremonias de purificación del alma.

En el siglo VI a.C., el segundo rey de Roma, Numa Pompilio, hizo una reforma del calendario, agregando dos meses al final de cada año: Januarius, dedicado al dios Jano, y Februarius, que deriva de “februa”, nombre que se le daba a esas ceremonias de purificación que los romanos tenían la costumbre de realizar justamente sobre el final del referido período de transición.

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Más tarde, en el segundo siglo antes de Cristo, enero y febrero (januarius y februarius) pasaron adelante y se convirtieron en los dos primeros meses de cada año.

Pero más allá de esta breve reseña histórica, en nuestro país, aun cuando el año comienza en enero, marzo es el mes que trae el comienzo de la actividad educativa y aquél en el que la actividad económica parece iniciar su movimiento. Pero además, la última semana de marzo, parece estar caracterizada por ser la base de hechos históricos que traigo al recuerdo del lector.

En los días 24 y 29 de marzo de los años 1977 y 1962 respectivamente, se produjeron dos de los seis Golpes de Estado que hubo en la Argentina. El 24 de marzo de 1977 fue derrocada la riojana María Estela Martínez de Perón, y el 29 de marzo de 1962 el derrocado fue el Presidente oriundo de Corrientes, Arturo Frondizi.

Pero además, otro 29 de marzo, pero del año 1829, falleció Cornelio Judá Tadeo Saavedra, quien en 1810 asumiera la presidencia del primer gobierno patrio (la Primera Junta de Gobierno surgida de la Revolución de Mayo). Saavedra había nacido en Potosí, hoy Bolivia, y falleció sin pena ni gloria en Buenos Aires, a los 69 años de edad. La paradoja es que también en 1829 falleció, en España, Baltazar Hidalgo Cisneros, quien fuera el Virrey derrocado en 1810 cuando Saavedra encabezó la histórica Revolución.

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Otra fecha significativa ocurrida en la última semana de marzo, fue específicamente el día 26 del año 1823: ese día nacía en Santiago del Estero un hombre relevante en la historia institucional de nuestro país, pero prácticamente ignorado y desconocido por la mayoría de los argentinos. Me refiero a José Benjamín Gorostiaga, el principal redactor de la Constitución Nacional, pero además uno de los cinco integrantes de la primera Corte Suprema de Justicia de la Nación que en 1862 se constituyó en nuestro país (junto a Francisco de las Carreras –su presidente-, José Barros Pazos, Salvador María del Carril y Francisco Delgado). Gorostiaga formó parte de ese tribunal durante veinte años y lo presidió durante diez.

El 30 de marzo del año 1875, cuando la Argentina era gobernada por el presidente tucumano Nicolás Remigio Aurelio Avellaneda, fallecía en Buenos Aires nada menos que Dalmacio Velez Sarsfield (hijo de Dalmacio Velez y de Rosa Sarsfield), quien fuera nada menos que el redactor del Código Civil Argentino, y cuya hija, Aurelia Velez, fuera la apasionada amante del gran sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento.

Por último, el 31 de marzo del año 2009, cuando el país era conducido por Cristina Elisabeth Fernández, dejó este mundo el gran demócrata de los últimos cuarenta años: me refiero al bonaerense nacido en Chascomús, Raúl Ricardo Alfonsín, quien rescatara a la Argentina del oscuro túnel de la dictadura para llevarlo al, hasta ahora, período de democracia efectiva más extenso de la historia de nuestro país, a partir del 10 de diciembre de 1983.

El radical, que más allá de sus yerros fue un ferviente defensor de los derechos humanos, de la libertad de expresión, de la democracia y de la república como sistema político, falleció a los 82 años de edad valorado por todo el pueblo argentino, quien el día de su sepelio, concurrió masivamente a despedirlo al Congreso de la Nación.

Marzo, un mes prolífero en recuerdos históricos que cualquier individuo cívicamente instruido no puede dejar de conocer.

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