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Israel, Chipre y Grecia firmaron un acuerdo para un construir un gasoducto que provea a Europa
POR REDACCIÓN
02 de enero de 2020
Israel, Chipre y Grecia firmaron hoy un acuerdo en Atenas para construir un gasoducto submarino, valuado en unos 6.000 millones de dólares, que permitiría garantizar alrededor de 10% del consumo de la Unión Europa (UE), un bloque actualmente dependiente de Rusia, Turquía y los países del Cáucaso. "Israel se está convirtiendo en una superpotencia energética, un país que exporta energía. (...) La cooperación entre Grecia, Chipre e Israel, una alianza en el Mediterráneo oriental, es económica, política y suma seguridad y estabilidad a la región", celebró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en el acto de firma, frente a la prensa, según el diario The Jerusalem Post. Actualmente, Europa consume el gas que llega principalmente de gasoductos que atraviesan Rusia -uno de los mayores productores de gas del mundo- y Turquía, paso obligado de los países con reservas en el Cáucaso, en las zonas del Mar Negro y Mar Caspio. En menor medida, el bloque europeo recibe gas desde África, a través de un gasoducto que empieza en la zona francófona del continente y cruza el Mediterráneo desde Argelia y Marruecos. El nuevo gasoducto de 1.900 kilómetros se llamará EastMed y tiene como objetivo principal transportar el gas que produce el yacimiento israelí Leviatán, en aguas del Mediterráneo. El proyecto prevé también poder transportar futuras reservas que Chipre y Grecia puedan encontrar en el Mediterráneo. Los tres gobiernos firmantes esperan tener lista la financiación para 2022 y terminar la construcción del gasoducto, tres años después. En total, se estima que podría proveer hasta un 10% de lo que hoy consume la UE y ayudar al bloque regional a ganar un margen de independencia de Rusia y Turquía, dos potencias con las que Bruselas ha mantenido fuertes conflictos políticos en los últimos tiempos. Por eso y por el conflicto territorial que Chipre y Grecia mantienen con Turquía, el principal obstáculo político para ese masivo proyecto seguramente vendrá de Ankara y el gobierno de Recep Tayyip Erdogan. Desde 1974, la isla de Chipre está dividida en dos: en el Norte, una república separatista apoyada por Turquía que el resto de la comunidad internacional no reconoce; en el Sur, la República de Chipre, un Estado miembro de la UE y cercano aliado de Grecia, Turquía no reconoce la República de Chipre y reclama su zona económica exclusiva en el Mediterráneo, la misma que el miembro de la UE ya abrió a exploración con licitaciones a la francesa Total, la italiana Eni, ExxonMobile y la estadounidense Noble Energy. Además, Turquía mantiene una relación política tensa con Grecia, un aliado de la OTAN, pero un histórico rival regional y una de las principales razones por las que Ankara no ha conseguido entrar a la UE. En el marco de esa rivalidad, Erdogan firmó un acuerdo limítrofe en diciembre pasado con el gobierno libio internacionalmente reconocido para crear una zona económica exclusiva en un corredor en el Mediterráneo que une de manera diagonal la costa de Libia con la turca, al este de la isla de Creta. Este corredor corta en dos el recorrido planeado por Israel, Chipre y Grecia para el gasoducto EastMed, y por eso, Erdogan ya advirtió que necesitarán su luz verde para poder construirlo. "Otros actores internacionales no pueden realizar actividades de exploración en las áreas demarcadas en el memorándum (turco-libio). Los greco-chipriotas, Egipto, Grecia e Israel no pueden establecer una línea de transmisión de gas naturales sin el consentimiento de Turquía", advirtió el presidente turco al firmar el acuerdo con el gobierno libio, a quien además prometió ayudar en su guerra civil con el envío de tropas de combate. En el acto hoy en Atenas, ninguno de los tres jefes de gobierno mencionó a Turquía, pero su amenaza estuvo presente. "Esta cooperación que desarrollamos no está dirigida contra ningún tercer país. Por el contrario, cualquier países que desee será bienvenido a sumarse, con el acuerdo, claro, de que acepta los principios básicos del derecho humanitario y respeta completamente los derechos soberanos y la integridad territorial de los Estados independientes", aseguró el presidente chipriota Nicos Anastasiades, según el diario israelí Ynet.
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