Cultura y Espectáculos > CRÓNICA
La crónica será narrada más allá de los márgenes por autores de todo el país
POR REDACCIÓN
26 de noviembre de 2019
La crónica como género literario marginal que vuelve sobre esos márgenes cuando se construye por fuera de los grandes centros urbanos, propiciando miradas y temas que diversifican y engrosan un corpus que se construye a diario, será una de las cuestiones que tocará el festival Basado en Hechos Reales, a partir del jueves en el Centro Cultural Kirchner, de la mano de más de 60 autores internacionales. Dos miradas, la que se construye desde el propio territorio, mirándose a si mismo, y la que se arma desde afuera, interpretando la idea de un otro diferente que está saliendo del centro -en general en términos de suceso o cierta de particularidad cultural, como el movimiento del cuarteto en Córdoba- se encontrarán en el festival de periodismo literario que hasta el sábado se desarrollará en el antiguo edificio de correos, sobre Sarmiento 151, ciudad de Buenos Aires, con entrada gratuita. "Es notable lo que sucede en términos de centralidad porque también hay un interior por fuera de la Capital, es el interior del interior y hacia allí hay poco acercamiento", dice a Télam Sol Aliverti, licenciada en Comunicación Social, editora de la revista La Central, ganadora del concurso nacional Crónicas Interiores 2015 e invitada al festival. A su entender "al interior se la da una condición casi exótica que no es necesaria porque hoy el territorio ha dejado de definir las temáticas que se narran, por eso se hace necesario descentralizar la mirada de las grandes capitales y adecuar la mirada a una nueva concepción de un mundo cada vez más global, donde las historias sean transversales no solo a un territorio, sino a la condición humana". Aunque la práctica dista de esta demanda, "en general las provincias aparecen poco en la crónica literaria, que ya es un género para un segmento reducido de lectores", advierte desde Santiago del Estero Ernesto Pico, ganador de la 5° Beca Michael Jacobs de Crónica Viajera y del Premio Crónicas Interiores 2014. "Las crónicas -resume, igual que las noticias, las películas, las novelas- se cocinan en los grandes centros urbanos y las provincias son narradas desde Buenos Aires en cuestiones puntuales que se repiten". "Pongo Santiago del Estero en el buscador de Télam y aparecen la marcha de los bombos, Central Córdoba en la Superliga, visitas de Alberto F. y Cristina, una referencia al crimen de la Dársena -grafica-. En general las provincias llaman la atención cuando hay algún acontecimiento que las pone en contacto con el ámbito nacional". En esa representación "el interior se parece al exterior, no hay mucho lugar para personajes y temas más comunes y universales que puedan contarse desde las provincias. Tenemos que tratar de contar más y mejor historias, interesantes por lo que cuentan y no por su vínculo con Buenos Aires, ni por su rareza proviniciana, o por algún tipo de morbo o brutalidad", concluye Pico. A contrapunto, el tucumano Pedro Noli plantea que "el ejercicio de la crónica rompe fronteras, acerca universos en un camino no requiere la legitimación de los centros. Los cronistas de Tucumán andan mirando sus calles para contarlas, sin escalas, al mundo". "La crónica ha demostrado que un periodismo bien escrito, más cerca de lo humano y de una mirada sensible es la manera más efectiva de narrar lo que somos: se ve en publicaciones como el diario El Tucumano, las revistas APA o La Palta. Subida de línea en Santiago. Tibia Garra en Jujuy y Salta. Angular en La Pampa", asevera Noli, fundador de Tucumán Zeta, primera revista digital de periodismo narrativo del Norte del país. Ese territorio descentrado es basto y disonante, desde Mar del Plata, una gran ciudad que no es el centro mismo del país, Federico Bruno rescata "el valor de las coberturas de temporada realizadas por ojos extraños". Bruno, autor del programa "Invasión de brolis" que emite Radio Brisas, se refiere a ese "mudarse dos meses a la costa y encontrar historias maravillosas que los marplatenses tenemos ahí y no terminamos de apreciar, como el indigente que vivía en un bar abandonado frente a la costa, rodeado de gatos, el skater sin una pierna, el creador de la milanesa a caballo con sorrentinos". Y señala una cuestión vinculada a la pauperización del trabajo del cronista: "muchas historias del interior y la provincia se cuentan desde la ciudad de Buenos Aires por alguien que nunca estuvo en ese lugar". Como en la crónica, la vida de Ańgeles Alemandi también está atravesada por el desplazamiento. Es de San Justo, Santa Fe, vivió cinco años en Paraná, Entre Ríos, se mudó a la ciudad de Buenos Aires y ahora vive en San Martín, un pueblo pampeano de tres mil habitantes. "Una misma es el territorio -dice Alemandi- y estemos donde estemos, andamos buscando historias para contar. Me cuesta pensar una impronta enmarcada en una región, en un paisaje, y mentiría si dijera que La Pampa es sólo pura calma, bosques de caldenes, lugar de paso, incendios forestales o el reclamo por el río Atuel". En este par de años, repasa, "las crónicas que he trabajado se definen por la emoción de un hallazgo o una nueva mirada, y esas historias podrían haber sucedido en cualquier lado, nada más que aquí, a veces, tienen el silbido del viento de fondo o se interrumpen por el paso de cardos rusos".
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