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La vereda clausurada en Ruta 149 sigue sin solución tras dos meses de reclamo
A casi dos meses del inicio de los reclamos, la vereda sobre la Ruta 149, adyacente a la Escuela La Capilla en Calingasta, permanece intransitable.
Han pasado casi dos meses desde que vecinos y miembros de la comunidad educativa de la Escuela La Capilla, en el departamento Calingasta, comenzaron a reclamar por la obstrucción de una vereda ubicada a metros del establecimiento educativo, sobre la Ruta Nacional 149. El pedido de solución no es nuevo: desde hace años denuncian el mismo problema, pero la situación alcanzó un punto crítico. La inacción oficial mantiene bloqueado un tramo peatonal fundamental, obligando a los estudiantes a caminar directamente por la calzada, en convivencia con el tránsito vehicular. La consecuencia es clara: el riesgo de un accidente crece día a día.
El lugar, muy transitado especialmente durante los horarios de ingreso y salida escolar, no cuenta con medidas preventivas mínimas. La escena se repite a diario: niños que caminan pegados al borde del asfalto, vehículos que circulan sin advertencia alguna y una comunidad cansada de esperar respuestas que nunca llegan.
Vereda clausurada: burocracia, peligro y abandono
El origen de la clausura responde a un problema legal: según se informó en su momento a DIARIO HUARPE, la vereda fue construida sin los permisos correspondientes. Pero más allá de la cuestión administrativa, lo cierto es que la vía peatonal quedó obstruida físicamente, sin alternativa alguna para quienes deben transitar por allí. Así, el espacio que debería brindar seguridad se convirtió en un factor de riesgo permanente, sobre todo para los más vulnerables: los niños y niñas que asisten diariamente a la Escuela La Capilla.
Lo que comenzó como un acto de regularización burocrática se transformó en una amenaza constante. La comunidad se pregunta por qué, si se detectó una irregularidad en la obra, no se avanzó en paralelo con una solución que permitiera mantener el paso seguro para los peatones. El tiempo transcurre, pero ni el municipio ni Vialidad Provincial han ofrecido una salida.
“Parece que las vidas en este departamento no valen nada”
El reclamo se intensifica con el paso de los días y la ausencia de respuestas. Una madre, integrante activa de la comunidad educativa, expresó a DIARIO HUARPE su indignación: “Ni el municipio, ni Vialidad Provincial han actuado, ni siquiera señalizando la zona para que automovilistas y peatones tomen las precauciones del caso ante el peligro inminente que se presenta en la zona”.
La denuncia no solo apunta a la falta de soluciones concretas, sino también a la ausencia total de medidas transitorias que al menos adviertan sobre el riesgo. La señalización, una acción preventiva básica y de bajo costo, ni siquiera fue considerada. Para muchos, esto refleja una preocupante indiferencia por parte de las autoridades.
La mujer concluyó con una frase que cala hondo en la comunidad: “Parece que las vidas en este departamento no valen nada”.
Llamado urgente a la responsabilidad
Desde la comunidad educativa y los vecinos de Calingasta, el pedido es unánime: que las autoridades actúen de inmediato. No se trata de una demanda exagerada, sino de una exigencia básica por seguridad. La remoción de los obstáculos, la regularización de la vereda, la creación de una alternativa transitable o, al menos, la instalación de señalización adecuada son medidas urgentes que no admiten más postergación.
La situación actual es insostenible. La vida de los estudiantes no puede seguir dependiendo de la burocracia ni de la desidia estatal. Cada día que pasa sin intervención es una nueva jornada de exposición al peligro. Y si bien hasta ahora no ha ocurrido una tragedia, la posibilidad está latente.
La comunidad de Calingasta no quiere lamentar una desgracia para que finalmente se tomen cartas en el asunto. Lo que reclaman no es otra cosa que lo mínimo que debe garantizarse: seguridad para sus hijos y respeto por la vida de todos los ciudadanos.