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Opinión > Historia

Las disputas entre Sarmiento y Alberdi

Se celebra hoy, en todo el país, el día del abogado. Ello en homenaje a Juan Bautista Alberdi, que nació precisamente el 29 de agosto del año 1810, tres meses después del que podría considerarse el nacimiento de la República Argentina, el 25 de mayo de ese año.

Se celebra hoy, en todo el país, el día del abogado. Ello en homenaje a Juan Bautista Alberdi, que nació precisamente el 29 de agosto del año 1810, tres meses después del que podría considerarse el nacimiento de la República Argentina, el 25 de mayo de ese año.A diferencia de otros días célebres, en los que se conmemora el pase a la inmortalidad de ciertos y determinados personajes (por ejemplo el día del maestro es el 11 de septiembre de 1888 porque es el del fallecimiento del notable sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento), en el caso de Día del Abogado, se toma el del nacimiento de quien hiciera relevantes aportes para la organización política de la Argentina (Juan B Alberdi), que fueron acercados a los convencionales constituyentes que sancionaron la Constitución Nacional en 1853, a través de su obra “Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina”

Tal vez sea oportuno, en este nota, y en esta fecha en particular, recordar las históricas discusiones entre Juan Bautista Alberdi y el gran educador Domingo Faustino Sarmiento, quienes muchas veces, en el fragor y la pasión de los intercambios, exponían sus ideas con una vehemencia tal, que solía trasladarse al ámbito del agravio.

A la luz del prestigio adquirido por estos dos personajes, uno podría suponer que sus diferentes puntos de vista sobre determinadas cuestiones serían zanjadas en el marco de un altísimo nivel académico. De hecho así ha ocurrido la mayoría de las veces, pero en otras oportunidades supieron mostrar sus perfiles menos diplomáticos, sanguíneos y hasta grotescos, incursionando en el ámbito de las descalificaciones mutuas.

Cuando Justo José de Urquiza derrocó a Juan Manuel de Rosas el 3 de febrero de 1852, en la batalla de Caseros, aquel se convirtió en el hombre fuerte de la Argentina, y la disputa entre Sarmiento y Alberdi se originó en las diferentes posiciones políticas que ambos adoptaron en derredor de Urquiza: Sarmiento lo detestaba y Alberdi lo defendía fervientemente. A partir de aquí los desencuentros entre ambos personajes adquirieron ribetes de novela y derivaron en intercambios asombrosos.

Sarmiento supo calificar a Alberdi de “abogadillo autor de minués y templador de pianos”. Éste le contestaba que prefería ser abogado y no carecer de profesión alguna (en efecto, Sarmiento es uno de los tres presidentes argentinos, junto con Raúl Lastiri y Estela Martínez de Perón, que no tuvieron una profesión determinada).

La respuesta de Sarmiento fue que Alberdi era un “charlatán malcriado, mediocre y oscuro”, a lo que Alberdi respondía que aquel tenía una “prosa enana”. Sarmiento devolvía la gentileza espetando a Alberdi que era “escuálido, enclenque y raquítico jorobado”

Alberdi escribía sus “elegantes elogios” en las llamadas “Cartas Quillotanas”, escritas desde la quinta que Mariano Sarratea poseía en Chile, en el Valle de Quillota. Sarmiento contestaba desde sus “Ciento y una”, nombre asignado al conjunto de cartas enviadas a Alberdi en respuesta a sus comentarios.

Ambos personajes tenían devoción por la divulgación de la educación en el país. Obsérvese que después de la caída de Rosas en 1852, aparecieron varias propuestas destinadas a crear planes que tendrían que aplicarse en la Argentina a partir de ese momento.

En la obra “Una Nación para el desierto Argentino”, el historiador Tulio Halperín Donghi sostuvo que hubo cinco proyectos elaborados por Félix Frías, Esteban Echeverria, Mariano Fragueiro, Juan B. Alberdi y Domingo F. Sarmiento. Los tres primeros mencionados no tuvieron repercusión; si en cambio los de Alberdi y Sarmiento denominados respectivamente “El autoritarismo progresista” y “El progreso socio-cultural como requisito del progreso económico”.

Las propuestas eran diferentes porque Alberdi entendía que el país era un desierto, que la población era ignorante, y que para que hubiera desarrollo económico, era necesario un sistema de concentración del poder y no una república. Era lo que el denominaba “La república posible”, aunque esto fuera transitorio hasta lograr el desarrollo económico. Decía que mientras esto ocurriera no era conveniente educar a todo el mundo si no que era mejor conservar una elite gobernante rica y sabia y mantener sometida a la mayoría del pueblo hasta que se dieran las condiciones para extender la educación a todos.

Mientras tanto Sarmiento consideraba que el progreso económico solo era posible si se extendía la educación a toda la sociedad. Entendía que no solamente era necesario educar, sino que había que dar bienestar económico al pueblo.

Alberdi había nacido en 1810 y fallecido en 1884. Sarmiento había nacido en 1811 y fallecido en 1888. Ambos pertenecieron a la llamada Generación de 1837. Ambos fueron exiliados y vivieron en Chile. Ambos pertenecen a nuestra historia más entrañable y merecen ser recordados con el afecto que se les dispensa a los grandes hombres fundadores de nuestra nacionalidad.

 

        

 

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