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Límites y permisos de la crónica en tiempos de 'fake news' e 'infoxicación' según sus autores

POR REDACCIÓN

26 de noviembre de 2019
En tiempos de fake news e "infoxicación" qué permisos literarios resiste una crónica, así como los desafíos más urgentes que enfrenta en la actualidad, también serán tema de debate en el festival de periodismo narrativo Basado en Hechos Reales, que del jueves al sábado próximo se realizará en el Centro Cultural Kirchner. Las respuestas, tan diversas como quienes las esgrimen, llegan de puntos del país muy diferentes: Mar del Plata, Tucumán, Santiago del Estero, La Pampa y Córdoba son algunos lugares desde donde respondieron a Télam cronistas que participarán de esta tercera edición del festival de crónica en el CCK. La crónica continúa con el desafío de "ocupar su lugar, pequeño, marginal, que vaya al encuentro de historias que transformen en símbolo lo anecdótico o urgente", dice Sol Aliverti, y aunque "en tiempos de 'fake news' e 'infoxicación' es lícito usar las herramientas de la literatura para embellecer el texto, no lo es agregar nada que nos conste que no haya pasado", sentencia Ernesto Pico. Este género "puede ser el antídoto contra las falsas noticias y la confusión generalizada ante el exceso de información, por su capacidad para profundizar en cada tema, analizar, explicar, porque apuesta a la lentitud en tiempos de hípervelocidad. El desafío es cómo ganar la atención y conservar la concentración de un lector híperestimulado y distraído por un montón de pantallas". ¿Cómo? "Con historias bien contadas, recursos multimedia que potencien ese trabajo y el texto como protagonista: en tiempos de sobreabundancia de imagen, recuperar la palabra escrita es un potente acto de rebeldía", postula Pico. La subjetividad, la memoria, las interpretaciones con que se construye la realidad son algunos de los recursos que podrían llegar entenderse como elementos "ficcionalizadores" de una crónica, que sin embargo "no admiten invención ni la oposición a lo real" -señala Sol Aliverti-. La única dosis de ficción que resiste la crónica es la que se infiltra en la construcción del lenguaje". "Que tenga tensión, juegos literarios. Que sea hermosa -incluso las que narran el dolor- pero siempre a partir de datos periodísticos", refuerza Pedro Noli. "Literatura de lo real -dice Federico Bruno-, el desafío más urgente es buscar nuevos puntos de vista, el compromiso con las fuentes, la rigurosidad. No dista del compromiso de cualquier cronista de cualquier época, pero ahora queda más expuesta una mala nota o la exageración de un dato de la realidad". Es que "periodismo narrativo y literatura son hermanos mellizos -refuerza Ángeles Alemandi-, están en bolsas distintas pero los acuna el mismo útero. Y esas bolsas son diferentes porque cambia el pacto de lectura. Lo cierto es que como lectora me interesa más el verosímil que la verdad en la no ficción, pero como autora reconstruyo escenas ajustándome al relato de mis fuentes, que a su vez en ese acto de renombrar un recuerdo también reconstruyen una historia y la crean de nuevo, entonces ahí ¿acaso no hay ficción?".
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