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Nadav Lapid: "Israel es una sociedad muy enferma"
POR REDACCIÓN
13 de noviembre de 2019
El director israelí Nadav Lapid que estrena este jueves "Sinónimos: un israelí en París", cinta que viene de ganar el Oso de Oro en Berlín, afirmó que la sociedad israelí está "muy enferma", aunque aclaró que también hay una parte que tiene una visión crítica de lo que sucede en su país. En el filme, que toma elementos autobiográficos, un joven de Tel Aviv llega a París para iniciar una nueva vida lejos de su patria, su familia y costumbres. Se rehúsa a hablar en hebreo, critica constantemente al Estado de Israel, se niega a relacionarse con sus padres y sueña con ser francés. Yoav, así se llama el protagonista, escapó de sus raíces luego de hacer el servicio militar y mientras espera que le otorguen la ciudadanía francesa, trabaja en la seguridad diplomática israelí, algo que le genera una fuerte contradicción. "Quizás pareciera que el mensaje en la película es que Israel es horrible y París es el paraíso. No creo que París sea el paraíso, pero sí que Israel es una sociedad muy enferma. Igualmente es algo muy subjetivo, es una sociedad muy enferma pero a la vez para mí es muy íntima. Creo que el mensaje es que uno puede adaptarse a cualquier lugar, pero sí, Israel es totalmente enfermo", dijo Lapid a Télam. El nombre del realizador es uno de los que más resuena desde hace unos años dentro de la industria del séptimo arte de su país, gracias a una mirada filosa y punzante sobre los defectos de la sociedad, que lo llevaron a un reconocimiento en festivales internacionales. "No creo que las películas puedan cambiar a las sociedades, pero creo que mucha gente en Israel siente que la película describe de forma muy sincera esta mezcla entre intensidad y hostilidad. Recibí muchas reacciones de gente diciendo que es exactamente lo que sienten. Creo que las películas pueden expresar ciertas realidades", agregó. Télam: Yoav llega a París y se encuentra con una comunidad israelí que lo acoge y le da trabajo, algo que no sucede con otras comunidades. Nadav Lapid: Es como una fraternidad, pero no necesariamente una fraternidad es algo positivo porque demanda ciertos valores o pensamientos con los que quizás uno no está del todo de acuerdo. Sí, esa fraternidad existe, pero siempre y cuando compartas ciertas cosas. T: Lo importante, pareciera, no son los problemas que arrastra el personaje, sino su actitud frente a ellos. NL: Sí, porque creo que eso lo acerca más a la verdad. Creo que esa idea de que hay un solo motivo es muy narrativa, muy simplista, pero al final creo que nunca hay una sola razón en un sentimiento, sino que es algo más general. El hecho de que no haya una sola razón es lo que lo hace más extremo, más desesperado, porque si tenés un problema concreto entonces se puede resolver. O no, pero se puede hacer algo. Esto es algo más complejo, está tratando de escaparse de sí mismo, pero aunque te escapes seguís siendo el mismo. T: La cámara se posa mucho en las miradas de los personajes... NL: La película trata de la manera en la que una persona se mira a sí mismo, tanto en el contexto del personaje como dentro de la propia París. No hay nada casual en lo que se ve en la película, es todo subjetivo. Cuando digo subjetivo me refiero a lo que mira, a cómo una persona se presenta en su realidad. T: Considera que la sociedad de Israel es muy enferma, pero por otro lado también hay una persecución de judíos en el mundo, como el asesinato de dos hombres en un sinagoga en Alemania el mes pasado. NL: Sí, entiendo, pero eso no lo hace más placentero o mejor. No lo justifica. Obviamente que entiendo, lo vivo y también se ve en la película, pero no lo justifica.
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