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No es lo mismo con Falero que sin Falero

POR REDACCIÓN

24 de noviembre de 2019
El 22 de agosto de 2018 Pablo Falero le dio una primicia a la agencia Télam en la puerta del camarín de los jockeys del hipódromo de Palermo. Fue un mano a mano corto, preciso y por demás profundo."El año que viene me retiro. El 2019 no termina para mí", dijo un Falero serio y más humilde que nunca. Hoy ya todos saben que el próximo 14 de diciembre, tras correrse el Gran Premio Carlos Pellegrini, Falero se despedirá en la pista de San Isidro. "Prefiero hacerlo ahora que los reflejos me responden", sostuvo un Falero emocionado el pasado martes cuando ganó el Gran Premio Dardo Rocha en el hipódromo de La Plata. La ovación que recibió en La Plata lo conmovió. Falero no es de llanto fácil, pero esa noche en La Plata no pudo contener algunas lágrimas. Poco a poco va tomando conciencia de la decisión que tomó un año atrás. En 1991 Pablo Falero llegó a la Argentina desde Montevideo, Uruguay. Vino después de haber ganado una estadística en el hipódromo de Maroñas. A los 25 años Falero llegó a San Isidro y a Palermo. Vino a jugarse la parada de su vida. Vino para ser el que hoy es. Un número 1 indiscutido. A la par de Leguisamo, casi bien arriba de todos. En ese año el presidente era Carlos Saúl Menem, quien andaba buscando un equilibrio entre el dólar y la inflación. Un poquito más adelante lo encontró a Domingo Cavallo y nació el uno a uno. ¿Se acuerda? Un dólar, un peso. En ese marco Falero comenzó su historia en el turf argentino. A los 15 años Falero supo ganar su primera carrera en el humilde hipódromo del pueblo de Real San Carlos, Colonia, Uruguay. Luego viajó a Maroñas, se hizo famoso en Montevideo y desde ahí viajó hasta Buenos Aires. En San Isidro corrió para el stud El Tori y luego tuvo su gran oportunidad. La familia Lottero, propietaria del stud Vacación, lo contrató para que corriera sus caballos. Y también ahí apareció Juan Carlos Maldotti, el entrenador más cercano que tuvo Falero en todos los años de actividad. Con Maldotti conformó un binomio imposible de igualar. Por citar solo algunas carreras ganaron el Gran Premio Pellegrini de 1991 con Potrillón, en 1992 ganaron el mismo premio con Potri Pe y en el 2000 lo hicieron con Storm Mayor. También cosecharon el Gran Premio Nacional con el caballo Litigado en el año 1999. En el 2001 ganó el Gran Premio Jockey Club con Ice Point, en 2003 con Lencettier y en 2004 con Latency. En el 2001 ganó la Polla de Potrillos con Ice Point. Uno podría pasarse más de 2 o 3 horas citando carreras que ganó Falero, quien hasta agosto de 2019 lleva ganadas 8.600 carreras oficiales y que marcha sexto en la estadística de los jockeys más ganadores de la historia. Ya en los últimos años de su carrera profesional Falero se separó del entrenador Juan Carlos Maldotti. Diferencias entre ellos hizo que la dupla terminara y que cada uno corriera por su cuenta. De esa forma Falero comenzó a correr caballos de otros cuidadores. No se "casó" con nadie y en todos estos años demostró que era capaz de ganar con cualquier entrenador. Le corrió a Guillermo Frenkel Santillán e hicieron la hazaña de ganar en el hipódromo de Belmont Park, Nueva York, con el caballo Calidoscopio en el año 2019. Pablo Falero fue premiado 11 veces con el Olimpia de Plata. "No me dan la dorada porque el turf no tiene una buena imagen", dice Falero cada vez que le preguntan por los premios otorgados por el Círculo de Periodistas Deportivos. También ganó 16 estadísticas entre Palermo y San Isidro. Y así uno puede seguir sumando títulos, premios y grandes hazañas de este pequeño gigante. El próximo 14 de diciembre dirá adiós en San Isidro. Esa tarde el público porteño, los burreros de todo el país. le gritarán lo que le gritan en cada carrera. "Vamos, Pablo, no te mueras nunca...".
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