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Yo construyo

Cómo integrar el arte en la decoración del hogar

Las piezas de arte dotan de elegancia y estilo cualquier espacio de la casa. Con algunos consejos sencillos podemos incluirlas en la decoración y darles el poder de transformar nuestro hogar.

14 de abril de 2022

Siempre atesoramos algún objeto que queremos lucir en casa, ya sea por su valor artístico, estético o sentimental. Esas piezas de arte, distintas a cualquier otro elemento decorativo, son la pincelada más personal de la decoración, aquella capaz de mostrar la cara más auténtica e, incluso, más íntima del hogar. A la hora de incluirlas, pueden llegar a transformar completamente los espacios e impactar en nuestra vida cotidiana, es por esa razón que es fundamental partir de ellas para diseñar los ambientes y tener en cuenta una serie de consejos sencillos para que puedan destacarse y transmitir lo que realmente deseamos.

A continuación, algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de incluir objetos de arte en la decoración:

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Primera impresión

En el caso de las viviendas que cuentan con un espacio recibidor, este es el lugar indicado para las piezas de arte. Se trata de la primera impresión que el visitante tendrá del hogar, es un área de tránsito pero, además, de espera, en donde se puede aprovechar la oportunidad para mostrar los que más objetos que más nos gusten y hablen sobre nosotros. Podemos colocar un simple mueble para dejar las llaves, acompañarlo con una lámpara y un bello cuadro, fotografía o hasta una pieza escultórica, y con esto ya lograríamos que el espacio se sienta como una pequeña galería de arte. Se puede recurrir a la simetría para organizar de manera sencilla las piezas, o mediante la asimetría, si lo que buscamos es que el orden otorgue una sensación más misteriosa e imperfecta.

en el caso de tener, el recibidor de la casa es un buen espacio para exhibir las obras.

Ubicación estratégica

Es importante que ubiquemos de manera inteligente las piezas, es decir, de manera estratégica, según lo que se busque generar. El elemento valioso debe ubicarse en un lugar que sea justo a sus medidas y forma y que, además, sea contextualizable. Esto se logra colocándolo sobre un mueble importante, por ejemplo, (como el sillón del estar o la mesa del comedor), o en el centro de un espacio para enfatizarlo, entre otras opciones. Aquí importa lo que busquemos provocar, si se quiere complementar el espacio, llamar la atención en cierto punto, enfatizar, etc.  

Equilibrio

A la hora de decorar el hogar, es crucial lograr equilibrio y armonía, de manera que generemos sensaciones confortables y no negativas. Para esto debemos tener en cuenta que la relación entre formas, tamaños, cantidades y colores sea armoniosa. Debemos evitar exagerar en la cantidad de piezas, así como tampoco colocar muy pocas. Generar contrastes puede dar mucha riqueza al espacio o terminar abarrotándolo, por lo cual debemos tener cuidado con los colores y las texturas que combinemos. Podemos hacer uso de distintas leyes de composición que nos ayudarán a ordenar los distintos elementos, logrando una imagen armónica, en donde si bien las piezas no son iguales, sí guardan una coherencia entre sí y con su entorno.

Protagonismo

En ciertas ocasiones podemos colocar cuadros o esculturas que posean un protagonismo en el espacio, otorgándole un carácter específico. De esa manera llamarán la atención a ese punto, lo cual podemos usar a nuestro favor según el objetivo que se busque, sea enmarcar un mueble, un muro, completar un espacio que se ve demasiado plano o frío, entre otros. En estos casos debemos asegurarnos que esa pieza posea una cualidad llamativa, sea por su tamaño, color, textura. Por ejemplo, con un cuadro grande o un mural lograremos destacar una pared, mientras que con una secuencia de uno cuadros más pequeños se dará orden y complemento.

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Atención

Ya sabemos que cada espacio tiene una función particular, en donde se desarrollarán actividades propias de cada uno, las cuales requerirán distintos niveles de atención. No es lo mismo colocar una pieza llamativa en un estar que en una oficina. En el primer caso uno debe colocarla en un punto en donde se destaque y pueda ser admirada y apreciada. Mientras que, en una oficina o biblioteca, por ejemplo, es recomendable disponerlos en un lugar en donde no nos quite atención de lo que estemos haciendo, como en el respaldo del escritorio.

Siempre se deben colocar en espacios donde hay grandes vacíos o donde queremos que la mirada se desvíe para distraer.

Utilizar la iluminación a tu favor

Este punto es muy importante, hablando de iluminación tanto natural como artificial. Es importante que la luz natural sea aprovechada durante el día y que ayude a visualizar los elementos ya que sino estos no tienen propósito. En caso de no tener mucha luz natural y también para los horarios en donde no hay, es fundamental elegir y ubicar de manera estratégica la luminaria. Se deben evitar los reflejos, los deslumbramientos, o la incidencia directa que degrada los colores y las texturas. Es por esto que se recomienda colocar una iluminación general tenue y luego otra localizada en puntos en donde realizamos tareas de mayor atención o en donde buscamos destacar elementos, cuidando su ubicación, intensidad y color para que funcionen a favor de la pieza.

Ya sea un tapiz que compramos en un viaje, un antiguo cuadro heredado de la abuela o una escultura que un amigo talló para nosotros, las piezas de arte son valiosas de maneras diferentes y ayudan a contar al visitante un poco de lo que somos. Por esa razón, es fundamental que le demos la importancia que se merecen y les permitamos transformar los espacios en los que deseamos incluirlas.

 

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