Electrometalúrgica Andina, hoy un cementerio industrial

El abandono genera tristeza, pero al mismo tiempo mucha impotencia. Fue dejada a la suerte de Dios o más bien a la de vándalos que arrasaron con todo a su paso. El recorrido de más de 300 metros que separa los portones de ingresos con los grandes hornos parece ciertamente una zona de guerra. Camionetas y maquinas tapadas de mugre, oficinas vacías, ventanas destrozadas y el sonido de la nada misma pintan un panorama desolador. Una realidad que nadie quiere aceptar, mucho menos los más de 300 trabajadores que a 22 meses de su paralización todavía esperan por una respuesta favorable. Así está Electrometalúrgica Andina, la firma que supo exportar a más de 60 países y que hoy parece más un cementerio de chatarra que un gigante industrial.

En el interior de los hornos, el corazón de la EMA, la vista no mejora, empeora un poco más aún. Instalaciones eléctricas destruidas o más bien desvalijadas por el valor de las piezas de cobre y el accionar de dañinos que a diario intentan sacar provecho de una empresa que está a la deriva marcan el tétrico recorrido. A un costado, un extenso playón con restos de carbón residual y carburo desintegrado terminan de mostrar la cara de lo que alguna vez fue la industria orgullo de San Juan. El “Elefante Blanco de piel Negra” está vacío, está abandonado.

En el segundo nivel del Horno 2, el último en apagarse en febrero del 2018, todavía pueden verse guantes, cascos, camperas y demás elementos de seguridad guardados en los casilleros y en condiciones para el trabajo. En el comedor, del mismo horno, una taza con un saquito de té y una vieja radio Panascanic demuestran las ganas de volver a las tareas de esos 300 trabajadores que esperan con ansias por una solución.

“Si aparece un inversor o las dueñas deciden retomar la producción, en 60 días ponemos la empresa en condiciones”, dice entusiasmado Mario García, miembro del Sindicato Químico y empleado de mantenimiento de la empresa. Al mismo tiempo recuerda con pesar que “hace 16 meses estamos sin cobrar nuestro sueldo, vivimos una situación caótica. Con las changas solamente nos alcanza para comer”.

La deuda que mantiene la EMA con sus trabajadores oscila entre los 800 mil y el millón de pesos.

Mientras recorre la fábrica, García, mira con nostalgia cada uno de los rincones que supo albergarlo tiempo atrás cuando cumplía funciones de mecánico en los hornos. “Estar acá genera lástima y sobre todo mucha angustia porque sabemos que es una empresa que puede estar bien pero las malas administraciones llevaron a esta situación y ahora los trabajadores pagamos los platos rotos”.

Rubén Gordillo, otro de los operarios que acompañó en la recorrida a DIARIO HUARPE, contó que “por esta empresa han pasado 3 generaciones de compañeros. Mi abuelo ingresó a una empresa ligada a Andina, luego entró mi viejo y finalmente yo. Ver la situación en la que estamos da mucha bronca, la forma en que se abandonó esto es increíble.  Ver a los compañeros en la situación que han quedado genera mucha angustia”.

Gordillo contó que la paralización de la EMA les cambió la vida, los hizo comenzar de cero. “De cobrar buenos sueldos a vivir de changas te cambia todo”, reflexionó el trabajador, quien también le pidió al Gobierno provincial que tome cartas en el asunto de forma inmediata.

Electrometalúrgica Andina fue una de las empresas que más mano de obra generó en San Juan, pero el alto valor de la tarifa eléctrica y las malas administraciones fueron demasiado para una industria que no supo sortear los vaivenes económicos y terminó con una paralización de su producción que lleva 22 meses, con más de 300 trabajadores en la calle. A pesar de esto, los activos de la firma chimbera superan los pasivos y esto todavía es una luz de esperanza que alimenta la posibilidad de resurgir como el “Ave Fénix”.