Fe, amor y arte en el Belén Viviente en la Catedral por Acción de Gracias

Tras la finalización de la Misa de Acción de Gracias, el Atrio de la Iglesia Catedral se convirtió nuevamente en escenario del tradicional Belén Viviente, una propuesta artística que reunió a 170 sanjuaninos y se consolidó como uno de los momentos más convocantes del calendario religioso y cultural.

La puesta de este año llevó por nombre Hogar de Luz, una denominación que remite al sentido simbólico que tuvo la Catedral durante todo el Año Jubilar, pensada y sostenida como un hogar para todos. En ese marco, la representación del pesebre evocó la llegada de la luz del nacimiento de Jesús como cierre de un tiempo atravesado por el encuentro, la fe y la comunidad.

La directora del Belén Viviente, María Elisa Robles, explicó a DIARIO HUARPE que se trató de un trabajo colectivo que demandó organización, compromiso y articulación entre distintas instituciones. “El Ballet Estable Municipal de la Ciudad de San Juan, Sembrando Ilusiones, es el eje de esta propuesta y está integrado por jóvenes con distintas discapacidades, lo que le da un sentido profundamente inclusivo a todo el proyecto”, señaló. En ese sentido, remarcó que la obra se realiza de manera conjunta con la Dirección de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad de San Juan y que cada edición suma nuevos actores comunitarios.

Sobre la conformación del elenco, precisó que participaron grupos de diferentes edades y procedencias. “En esta oportunidad nos acompañaron la pastoral artística de la diócesis, el grupo de adultos de UPCN, academias con niños y adolescentes, y espacios que se incorporan año a año”, indicó. También destacó la participación del grupo La Gracia de Dios, integrado por personas sordas, que realizó por primera vez una intervención artística dentro del Belén Viviente. “Para nosotros es muy importante abrir el escenario a nuevas expresiones y lenguajes, porque la inclusión no es solo un concepto, sino una práctica concreta”, afirmó.

En relación con la magnitud del evento, la directora confirmó que fueron 170 los artistas que formaron parte de la puesta. “Además del ballet, se sumó el coro que musicalizó todo el desarrollo de la obra, lo que permitió acompañar cada escena y reforzar el mensaje espiritual”, expresó. El coro Nuevos Vientos tuvo un rol central en la ambientación sonora, aportando un clima que acompañó el relato del nacimiento de Jesús y fortaleció la experiencia del público.

El mensaje del Monseñor Lozano

Durante la homilía, monseñor Lozano invitó a reflexionar sobre el significado profundo de la Navidad a partir de una imagen cotidiana pero cargada de simbolismo. “La imagen de la silla vacía en la mesa navideña nos habla de las ausencias: de quienes partieron, de los que están lejos, enfermos, presos o distanciados, y de los silencios que nos confrontan con el misterio de la vida, la memoria y el anhelo de compartir”, expresó ante los fieles, poniendo en palabras una experiencia común para muchas familias.

En su mensaje, profundizó en otra dimensión del vacío que atraviesa estas fechas. “La Navidad también revela otro vacío, el interior, ese hueco que no se llena con cosas y que expresa nostalgia y deseos postergados”, señaló, y agregó que se trata de “un espacio donde emergen preguntas profundas sobre quién y qué ocupa realmente nuestro corazón”, invitando a una reflexión personal más allá de lo material y lo superficial.

Finalmente, monseñor Lozano destacó el sentido esperanzador del mensaje cristiano. “La Buena Noticia es que Jesús viene a habitar esos vacíos y también el lugar del excluido”, afirmó, y concluyó que “se sienta en la silla vacía, consuela, acompaña y nos invita a abrir la mesa y el corazón para que cada ausencia se transforme en encuentro, esperanza y amor”.