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Provinciales > Pedir y agradecer

Historias de fe y sacrificio por la Difunta

Como cada Viernes Santo, miles de personas fueron al oratorio de Vallecito. Aquí algunas historias de fe y superación. 

POR REDACCIÓN

20 de abril de 2019

Alberto volvió a nacer
"Me dijeron que no iba a volver a caminar, hoy no sólo camino, sino que puedo cumplir la promesa a la Difunta". Con estas palabras Alberto Morales describió la alegría que sintió al poder ir caminando al oratorio de Deolinda Correa.

Este joven de 32 años tenía una vida normal hasta que en 2012 chocó en su moto contra un auto. Estuvo 3 meses en coma y cuando despertó  le dijeron que iba a quedar postrado.

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"Fue mucho sacrificio pero logré caminar y desde hace un año me estoy preparando para venir a la Difunta de a pie", aseguró Alberto quien inició la travesía caminando despacio con su bastón en la zona de la báscula.Lo acompañaron  4 amigos, Gastón, Guido, Alfredo y Matias que lo ayudaron a cumplir su promesa.

"El accidente me cambio la vida, pero creo que me hizo una mejor persona y me enseñó quienes son los verdaderos amigos", concluyó Alberto antes de seguir su viaje.

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El sacrificio de Roque por su hijo
En el ingreso al oratorio de la Difunta un hombre delgado, con el pelo encanecido le entregó su mochila a su hijo y se tiró al piso comenzó a desplazarse de espaldas, como reptando. Se trata de Roque Garipe, de 55 años quien realizó este sacrificio para agradecer que su hijo no perdiera la vista.

"El año pasado le tiraron una piedra a mi hijo Gastón que tiene 9 añitos, me dijeron que lo iban a operar o podía quedar ciego, le pedí a la Difuntita y mi niño se curó", relató el caucetero.

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Mientras seguía arrastrándose por el pavimento el jornalero aseguró que era un "gran sacrificio lo que estaba haciendo pero valía la pena para agradecerle a la Difunta por el "milagro que nos concedió".

 

María Rosa, entre la ciencia y la fe
María Rosa Vertuci es medica y desde hace 50 años vive en Córdoba, este Viernes Santo volvió a su provincia a cumplir una promesa: hizo mil souvenirs de la  Difunta y los repartió entre los fieles.

"Mi sobrina estaba esperando un bebé y el embarazo venía complicado yo le pedí a la Difunta que saliera todo bien, ella cumplió y hoy yo también", aseguró la mujer que más allá de su profesión siente que debe seguir su fe. 

Antes de seguir repartiendo sus nueces de la Difunta la mujer contó que estuvo un año fabricando los recuerdos hechos dentro de una cáscara de nuez. "Fue todo un trabajo, pero lo hice con gusto", concluyó. 

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