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La triple tarea que Macri imagina para Pichetto como Vicepresidente

La designación del senador peronista como compañero de fórmula del Presidente obedece a una estrategia que trasciende la elección de octubre. Su polifuncionalidad, tan importante como los votos que puede acercar.

POR EL CRONISTA PARA DIARIO HUARPE

El manual de estilo del PRO quedó obsoleto ayer después de que se conociera la decisión de Mauricio Macri de designar a Miguel Ángel Pichetto como compañero de fórmula en su intento por ser reelecto como Presidente de la Nación.

En su jugada más audaz desde que empezó a ser parte del tablero político, Macri se inclinó por un dirigente externo a la estructura del partido que fundó a principios de siglo y que, por el contrario, fue el legislador más representativo de los tres gobiernos kirchneristas.

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Afinidades entre ambos hay, es verdad. Tan real como que el Presidente ha sido crítico, y es, de lo camaleónicos que resultan muchos dirigentes de la clase política, e incluso ha cuestionado en reiteradas oportunidades al propio Pichetto por su apego a conservar lugares de poder, sin importar el espacio al que pertenece ni la cara del presidente de turno.

¿Cómo le va a explicar el Presidente al votante más fiel semejante cambio en la estrategia? Seguramente no lo hará, porque de acuerdo a la estrategia del gurú del PRO, Jaime Durán Barba, esos votos son cautivos más allá del compañero de fórmula que elija el líder del partido.

Sí incluirá de lleno a Pichetto en la campaña, en pos de lograr mayor respaldo del electorado ligado al denominado peronismo blanco que desde hace tiempo viene buscando captar y que, creen en Gobierno, es el que hoy aparece como “indeciso” en las encuestas.

Pero en ese juego de seducción, y aun con funcionarios de la Rosada que seguramente masticarán bronca un tiempo largo por la decisión de convocar a un vicepresidente “non sancto”, el Presidente y su mesa chica tienen en claro que Pichetto puede aportar mucho más que votos.

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La apuesta, así, no es sólo electoral. En caso de ser reelecto, a partir de 2020 Macri buscará impulsar reformas en el Congreso que requieren el aval del Senado, léase Previsional, Laboral y Tributaria, por citar tres casos.

En el debe de Cambiemos, también, quedó la designación de una Procuradora General, que Macri espera sea Inés Weinberg de Roca, aunque para ello necesita dos tercios de apoyos en la cámara Alta. Probablemente en minoría otros cuatros años, Pichetto será vital como jefe real y simbólico del Congreso, su hábitat natural desde hace más de 25 años.

Pero la búsqueda de Pichetto como aliado de Macri, también se puede entender como un gesto a la Corte Suprema de Justicia, cuya llamada mayoría peronista ha sacado fallos contrarios a los intereses ejecutivos durante el último año. Pichetto es un hombre empapado en la arena judicial también. Dialoga con Ricardo Lorenzetti, Horacio Rosatti y Juan Carlos Maqueda, los tres hombres que definen hoy los fallos en el máximo tribunal, más allá de que la presidencia del mismo la ocupe Carlos Rosenkrantz, juez considerado “amigo” en Balcarce 50.

Pichetto encarna lo que casi nadie en la política puede lograr. Es un polifuncional, que tendrá triple tarea. Sus pasos, de llegar allí, van a rebotar fuerte en la Rosada, en el Congreso y en Tribunales. Nadie como él para ocupar esas 20 cuadras que separan los tres edificios. Negociará, desde el Ejecutivo, con el cuerpo entero en el Legislativo y la cabeza en el Judicial. Un combo peligroso quizás, creen en el Gobierno, pero también irresistible en este contexto.

BERNARDO VÁZQUEZ

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