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Amelia Zavalla: la leyenda sanjuanina del rugby

La jugadora del Jockey Club se retiró en la última edición del Nacional de Clubes disputado en Córdoba. Repaso de la pionera del deporte ovalado en la provincia.

Por Germán Rosales
01 de octubre de 2022

Desde piba soñaba con jugar un partido. Cada fin de semana estaba pegada al alambrado en Huazihul alentando a su pareja e imaginando estar desde el otro lado. Ese día llegó cuando vivía en Estados Unidos. Raleigh RC de Carolina del Norte fue su primer equipo cuando tenía 26 años, pero el Jockey Club terminó siendo su casa. Madre de tres hijas y un hijo. Todos vinculados al deporte que tanto ama.

Desde hace 19 años, Amelia Zavalla fue la precursora y abanderada del rugby femenino en San Juan. La forward colgó los botines en la última edición del Nacional de Clubes disputado en Córdoba el pasado 24 y 25 de octubre, poniendo fin a una carrera llena de sacrificios con alegrías y desencuentros para que hoy la mujer pueda pisar una cancha de rugby cada fin de semana.

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- ¿Cómo inició tu carrera como jugadora?

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Ariel Wingord era mi pareja y lo conocí en Huazihul. Siempre lo acompañaba cuando jugaba en el predio donde ahora está el penal de Chimbas. Luego, nos fuimos a vivir a Estados Unidos en Carolina del Norte y él empezó a jugar en Raleigh RC. Cuando llegó del entrenamiento me comentó que había un plantel de mujeres. Me puse contenta y decidí ir al club. Recuerdo el primer día, hacía mucho frío. El entrenador me dijo que jugaba el sábado. No quería, pero me convenció. Aquel día entré en el segundo tiempo e hicimos un try de scrum muy importante. Recuerdo que estaba formando como segunda línea y el pack se paró. Inmediatamente, grité "push" y las chicas empezaron a empujar para llegar con pelota y todo a ingoal. Desde ese momento, se convirtió en un grito del equipo.

- ¿Cuándo volviste a San Juan?

En 2010, “Mono” Gómez de Huazihul me invitó a participar de un encuentro solidario de rugby XV en el San Juan RC. Yo no pude entrenar y fui directamente a ver el partido. Llegué y quedé fascinada al ver dos equipos completos. Con el tiempo se fue achicando el número, pero logramos jugar un regional donde terminamos campeonas e invictas. Esto nos permitió participar en lo que hoy es el Nacional de Clubes, pero no logramos jugar como Huazihul porque teníamos muchas jugadoras menores de edad. Formamos el combinado Oeste en la que fuimos cuatro sanjuaninas al torneo.

Después, el equipo se desmanteló y con mi hija Manuela fuimos al Jockey Club por invitación de Gustavo “loco” Pérez. Logramos armar equipo y volvimos a salir campeonas otra vez. Esta vez sí fuimos al Nacional de Clubes como club. No nos fue bien, pero fue una experiencia hermosa. Después vinieron cinco participaciones más con Jockey en la cual en una sola no participé porque era referee. Pero siempre estuve presente en todas las ediciones del torneo ya sea como árbitro o jugadora.

- Tres momentos que más disfrutaste como jugadora.

Mi primer partido en Estados Unidos. Fue algo emocionante porque siempre soñé con jugar. Era un deseo muy grande poder ser jugadora. Otro momento fuerte fue salir campeona con Lourdes, mi hija más chica porque fue un regalo de la vida. Ella justo vino desde Estados Unidos a mitad de año y decidió ficharse. Fueron pocos partidos, pero terminaron siendo valiosos. También jugué mucho con Manu, mi hija mayor. Con ella empezamos a la par y disfrutamos mucho cada momento que vivimos. El otro fue un Seven Interno en Huazihul. Jugamos todos: Ariel, Manuela, Lourdes y Nahuel. Faltó Valentina, pero ella nunca jugó, aunque estuvo acompañando desde otro lugar.

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- ¿Soñaste alguna vez con jugar en el seleccionado nacional femenino? 

Empecé de grande y nunca lo tuve como una meta. Recuerdo el primer Nacional de Clubes. Estaba Ricardo “Ricky” Ponce de León, quien era el entrenador del seleccionado en aquel entonces. Al terminar el torneo se me acercó y me dijo que tenía las condiciones para ser convocada, pero no podía estar por la edad. Para mí eso fue suficiente. Sabía que tenía mucho por mejorar, pero ese elogio me dio más impulso para seguir jugando.

- ¿Qué cambios notaste en el rugby femenino desde tu primer partido hasta el día de hoy?

Muchos. Prácticamente generamos la oportunidad de que las mujeres puedan jugar. Fueron 19 años con altibajos. Había momentos que no jugábamos, otros que sí. También había puertas que se abrían y al poco tiempo se cerraban de nuevo. Eso te generaba mucha bronca. Muchas chicas decían que si se cerraba una puerta, podíamos entrar por la ventana, pero no. Yo soy terca en eso. Teníamos que abrir la misma que se cerró. Por suerte lo logramos. Hoy el plantel femenino es una división más en los clubes de la provincia.

- ¿Qué falta para que el rugby femenino se consolide en la provincia?

Hoy veo mucho apoyo y difusión. Creo que el camino que nos falta por recorrer es crear divisiones infantiles. Que se naturalice ver en los encuentros, chicas jugando cada fin de semana. Que la familia sanjuanina se entusiasme por llevar a sus hijas a un club para que puedan jugar al rugby. Cuando logremos esto, podremos tener bloques de cadete y juveniles.

- ¿Valió la pena todo este camino recorrido?

Sí. No me arrepiento de nada de lo que hice por el deporte. Cada cosa que sacrifiqué tuvo su premio. Dejo de jugar, pero siempre voy a estar vinculada. Hoy es encarar un proyecto de referee en Jockey Club. Más adelante aprenderé para poder ser entrenadora y dirigente. El rugby es y será parte de mi vida.

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