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Su hogar es San Juan y su cultura, la boliviana: honrar sus raíces con la danza

La Fraternidad Cultural Boliviana Centralista es un grupo de bolivianos y descendientes del altiplano que honran a la Virgen de Copacabana a través de la danza. Su fiesta es tan grande que en la última vez que la celebraron participaron 1.000 personas. 

13 de junio de 2022

Guillermo Rojas es un ciudadano boliviano que llegó a la Argentina hace 70 años, precisamente en 1953, junto a su familia. Su prima, Sabina Franco, también boliviana, arribó al país unos años después con su hermana mayor. Sin dudas, extrañan sus orígenes y sus costumbres y es por eso que juntos formaron la Fraternidad Cultural Boliviana Centralista. En el marco de la conmemoración del aniversario Nº 460 de la fundación de San Juan, DIARIO HUARPE quiso brindarle relevancia a esta agrupación que esparce su cultura a través de la fe y la danza hacia su querido San Juan, tierra que día a día eligen como hogar.

Este medio estuvo con esta familia tan tradicional de Capital, departamento en el cual tienen sus puntos de encuentro y de desarrollo cultural. Es que ellos rinden culto a la Virgen de Copacabana, la patrona de Bolivia. Según comentó Guillermo, quien hoy es presidente de la Fraternidad Cultural Boliviana Centralista, le agradecen por todo lo que lograron en Argentina a través de danzas típicas del país boliviano.

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“Nosotros vinimos a Argentina con una mano atrás y otra adelante y vinimos principalmente a trabajar. Todo lo que logramos acá, en cierta manera, se lo agradecemos a la virgen y es por eso que danzamos”, dijo Guillermo.

El papá de Rojas llegó al país para ver de qué trabajar y qué tareas hacer. Luego de asegurarse de tener un futuro en este lugar, el padre decidió traer a su familia a Argentina. Fue en 1953 cuando arribaron los cuatro juntos: Guillermo de sólo seis años, el hermano, su papá y su mamá. Pasaron por varios lugares antes de asentarse en San Juan, pero según cuenta este hombre, encontraron su verdadero lugar en la provincia.  

Guillermo Rojas, presidente de la Fraternidad Cultural Boliviana Centralistas. Foto: Sergio Leiva/ DIARIO HUARPE.

Unos años después, Sabina Franco llegó a San Juan, con la experiencia de su primo Guillermo como referencia. Ella era apenas una niña de seis años y la trajo su hermana mayor. Sabina es la protagonista principal de esta historia, ya que es ella quien trajo por primera vez la figura de la Virgen de Copacabana a la provincia. Esto dio inicio, si se puede decir, a una tradición que lleva alrededor de 50 años.

Junto a su marido, un hombre también oriundo de Bolivia a quien conoció durante un viaje a Buenos Aires, trajeron desde el altiplano a la figura de la Virgen de Copacabana. Una vez en San Juan, fortalecieron su devoción hacia ella a través de la danza.

La familia, junto a una amiga de raíces boliviana llamada Melani Valda Gómez. Foto: Sergio Leiva/ DIARIO HUARPE.

Respecto a esto, Guillermo explicó que siempre hicieron trabajos difíciles, tales como la albañilería o las tareas agrícolas y que de repente les fue yendo bien. Esas bondades se la agradecen a la Virgen de Copacabana.

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Sabina Franco, quien trajo la figura de la virgen a San Juan. Foto: Sergio Leiva/ DIARIO HUARPE.

Marta Aguilar Franco, hija de Sabina y coordinadora actual de la federación, contó que la primera danza que se llevaba a cabo era el caporal, un baile típico de Bolivia. Al principio sólo eran ciudadanos bolivianos y sus descendientes quienes danzaban en agradecimiento de la virgen. Sin embargo, la gente de los alrededores comenzó a ver los bailes, los trajes y las costumbres bolivianas, situación que los atrajo para danzar.

La fiesta de Bolivia, pero en San Juan

La danza y la alabanza a la Virgen de Copacabana se transformaron, con el correr de los años, en una celebración cada vez más grande. La fiesta principal, para la cual ensayan durante meses, tiene lugar durante el primer domingo de agosto. En ella, actualmente se baila caporal, diablada, tinku, etcétera.

Cuando sólo bailaban los bolivianos y sus sucesores, las festividades se hacían en iglesias alejadas del centro sanjuanino. Cortaban las calles para danzar de manera clandestina, ya que no tenían autorización para llevar a cabo ese tipo de actividades.

Marta Franco Aguilar y Ana Franco, dos primas que participan activamente en la federación, junto a la Virgen de Copacabana. Foto: Sergio Leiva/ DIARIO HUARPE.

Sin embargo, todo cambió con el correr de los años. Cuando los sanjuaninos comenzaron a ver los bailes típicos y las grandes festividades que se armaban, a pesar de no ser bolivianos, se interesaron de inmediato por la danza. Esto hizo crecer la fraternidad, a tal punto que hoy en día son más de 100 los danzantes que se desempeñan en distintos bailes.

La Virgen de Copacabana, patrona de Bolivia. Foto: Sergio Leiva/ DIARIO HUARPE.

Por este motivo, tuvieron que mudarse a otra iglesia. Fue así como a mediados de la década de los `90, se trasladaron a la Catedral de San Juan Bautista. Durante dos años, las misas se llevaron a cabo en la cripta, hasta que fueron vistos por el obispo de aquel tiempo, quien los invitó a tener un lugar en el lugar principal.

La misa en la Catedral de San Juan Bautista. Foto: Gentileza.

En ese momento comenzó a formalizarse la celebración en sí. La misa empezó a desarrollarse en la catedral sanjuanina y hasta empezaron a danzar en la calle, con los permisos policiales y todo. La fiesta creció de tal manera, que durante la última fiesta, que se desarrolló en el 2019, participaron 1.000 personas.

“Nosotros ofrecemos el almuerzo a todos los asistentes. La última vez fimos cerca de 1.000 personas, entre danzantes y acompañantes, fue una fiesta muy grande y cada vez se suman más personas”, explicó Marta al respecto.

La danza y la virgen, una forma de esparcir la cultura y la fe

Guillermo explicó que, a través de la Virgen de Copacabana y las danzas en su agradecimiento, los bolivianos tienen la oportunidad de contagiar sus valores de trabajo. Además, los bailes son una excelente oportunidad para que los sanjuaninos se sumerjan en la cultura boliviana y una excusa para “sacar chicos de la calle”.

Una de las fiestas honrando a la Virgen de Copacabana. Foto: Gentileza.

“Tenemos muy arraigados los valores del trabajo, del sacrificio y tratamos de contagiar a los chicos, sean bolivianos o argentinos. Nosotros agradecemos a la virgen, por todo lo que nos dio y porque nos da la oportunidad de seguir sumando gente a nuestra cultura, a través de la danza”, concluyó el hombre.

Algunas parejas de danzantes. Foto: Gentileza.

De esta manera, estas familias, conjugadas bajo el amor hacia su cultura y fe, colaboran día a día con chicos que danzan en su honor. El agradecimiento, con el baile como exteriorización, es parte de una costumbre crucial entre estos ciudadanos bolivianos que encuentran a San Juan como un hogar.

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