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Un cura al que le robaron la bicicleta: “Si la van a usar para trabajar, bendito sea Dios”

El medio de transporte era la herencia que le había dejado su papá cuando murió.

POR REDACCIÓN

21 de abril de 2020

“Es una pena que me hayan robado la bicicleta que era de mi papá, que en paz descanse –falleció en el 2015-. Espero que no haya sido para hacer daño. Si la necesita o la va a usar para trabajar, bendito sea Dios, si no que la devuelva si es posible”, dice a DIARIO HUARPE el cura Pablo Achem, de 44 años.

Pablo es religioso del Instituto del Verbo Encarnado hace 25 años y tiene 18 como sacerdote. Estuvo misionando en Italia y Brasil, pero hace unos años llegó a San Rafael (Mendoza) para ayudar en el Hogar San Martín de Tours donde contienen a niños y ancianos con discapacidad.

El padre vive en el hogar mendocino pero viene frecuentemente a San Juan para hacer un tratamiento médico en el Hospital Rawson. Tiene artritis 0 negativa, hernias de disco en la cervical, artrosis y fibromialgia. Algunos medicamentos se los dan en el centro médico, otros, los tramita por expediente en Desarrollo Humano.

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Hace esto porque no tiene ingresos debido a su voto de pobreza. “Todos los misioneros del Verbo Encarnado vivimos de la caridad, de lo que la gente nos ayuda, ya sea ropa, dinero, alimentos”, cuenta. Ese el motivo por el que no podrá obtener una nueva bicicleta que lo ayude a trasladarse hasta la Iglesia o hasta la casas de fieles.

La bicicleta azul que tanto amaba, porque le recordaba a su padre Tufic, se la llevaron el 12 de marzo de la casa de Villa Krause en la que actualmente pasa la cuarentena junto a su hermano, Miled. Fue él quien llegó de trabajar en la madrugada de ese día y se dio cuenta que los ladrones habían burlado la seguridad del garaje con llave y rejas y se habían llevado el medio de transporte.

El cura se enteró de esto el 19 de marzo. Ese fue el día en el que llegó a San Juan desde la vecina provincia para pasar el aislamiento obligatorio con su hermano. “Sentí pena cuando me enteré, pero capaz que esa persona la necesitaba”, dice.

Aunque en la provincia está la cuarentena administrada, suele ir hasta la casa de algunas personas con enfermedades para ayudarlas. También sigue confesando a otras cuando se lo piden. Siempre usa su barbijo y sus guantes como medida de protección por la pandemia. Antes iba en su bici, ahora tiene que movilizarse solo por las zonas cercanas a su casa y caminando.

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“Muchas personas se ofrecieron a buscar o a traerme una bicicleta pero yo les digo que no se pongan en molestias”, cierra el cura.

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