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Una familia de Chimbas convierte su casa en un símbolo de la Navidad
En el barrio Centinela III, una familia mantiene desde hace más de una década una tradición navideña que convierte su casa en un punto de encuentro para vecinos y visitantes.
Por Giuliana Díaz
En el barrio Centinela III de Chimbas, la Navidad tiene una luz especial que se enciende cada diciembre en una casa ya reconocida por vecinos y visitantes. Allí vive la familia Vázquez-Días, que desde hace más de una década transforma su vivienda en un espacio lleno de colores, figuras y luces, manteniendo una tradición que se renueva año tras año.
La protagonista es Ángela Vázquez, de 72 años, dueña de la vivienda ubicada en calle Sarmiento. Para ella, la Navidad no pasa inadvertida. “Es una tradición que se repite año a año. No la dejo pasar, me gusta muchísimo. Hago lo posible por poner la casa bonita, más en las fiestas”, contó. Según explicó, la idea es generar espíritu navideño y compartirlo con quienes pasan por el lugar. “Que se vea bien para que la gente se alegre, para que los chicos disfruten la Navidad y los Reyes Magos”, agregó.
El montaje de las luces y los adornos lleva alrededor de dos días y se ajusta cada temporada. En ese trabajo recibe la ayuda de su esposo, Juan de Dios Días (74), su hijo, Juan Marcelo Días (43), y su nieto, Juan Ignacio Días (16). El trabajo ya forma parte del ritual familiar de fin de año. “Todo queda en familia, lo disfrutamos juntos planificando y armando la decoración”, explicó Ángela. La puesta permanece instalada hasta mediados de enero. “Da pena desarmarlo, pero es parte de la costumbre”, señaló.
La familia suma elementos nuevos y redefine colores y figuras año tras año. “Hace más de diez años que lo hacemos. Pasa la gente, pide permiso para verla de cerca y sacarse fotos”, relató la dueña de casa. La estructura de la vivienda también ayuda a que la decoración se destaque. “La forma de la casa se presta y queda bonita”, dijo entre risas.
Por su parte, Juan Marcelo es quien se encarga de la parte técnica. “La logística tarda dos días, pero lo venimos ideando durante todo el año”, contó. El sistema está automatizado con fotocélulas, un sensor electrónico que detecta la luz ambiental y permite que las luces se enciendan y apaguen de manera automática. “Mi mamá solo tiene que sentarse y disfrutar”, explicó.
La creatividad también ocupa un lugar central. “Pensamos qué cambiar, qué agregar o qué hacer más grande. A veces nos quedamos toda la noche armando alguna figura nueva con mi papá”, relató Marcelo.
Cada noche, vecinos y curiosos se detienen frente a la casa para observar el despliegue y sacarse fotos, consolidando una tradición que ya forma parte de la Navidad en Chimbas.