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Viernes Santo en la Difunta, una tradición que perdura
POR REDACCIÓN
La historia de una mujer que murió intentando cruzar el desierto y, con su último aliento, buscó dar de mamar a su hijo para mantenerlo con vida sigue conmoviendo a miles de personas que, como todos los años, se dieron cita en el oratorio de la Difunta Correa en Vallecito.
Si bien este año los comerciantes y puesteros de la zona aseguran que hubo menos gente ya que muchos fueron a San Expedito en Bermejo, igualmente fueron muchos los que cumplieron con su ritual anual de visitar el oratorio de Vallecito.
En año anteriores eran muchos los promesantes que salían en la noche anterior para llegar a la Difunta ya en la mañana. Este año fueron menos los que hicieron esto, sólo se vio a grupos reducidos de amigos y varias parejas que hacían el recorrido tomados de la mano. También estuvieron los gauchos de a caballo llegaron al oratorio ataviados con las tradicionales pilchas.
Esta disminución en la cantidad de fieles hizo decaer el ánimo de los comerciantes de la zona que esperan todo el año la Semana Santa ya que saben que por estos días serán sus picos de venta. Si bien la mañana empezó "floja" según lo que ellos mismos reconocían, el resto del día fue repuntando ya que muchos de los fieles pasaron primero por San Expedito y de vuelta se quedaron en el oratorio de la Difunta.
Abundaron los puestos de venta de semitas, dulces y quesos caseros en donde dijeron que trataron de mantener los precios con la intención de conservar las ventas. También había comida rápida lo más vendido fueron los panchos que se vendían a $50, seguidos por los choripanes que se podían encontrar a $70.
En cuanto a los promesantes, si bien llegaron de forma menos masiva al santuario, hubo gran cantidad de personas que ya estaba en el lugar ya que se habían instalado con carpas dispuestas en diferentes partes de Vallecito.