La nostalgia de la primera enóloga del mundo por los terrenos de Enología

“La mejor etapa de mi vida fue la de la Escuela de Enología”, con esa frase Nelly Esther Brond la primera enóloga del mundo definió su pasado académico. “Me duele ver el estado actual en el cual se encuentra la institución”, agregó con lágrimas en sus ojos por el conflicto dominial que enfrenta la escuela.

Nelly se recibió en el año 1952, convirtiéndose en la primera persona en el mundo en desarrollar esa disciplina. Había quince personas que estudiaban para ser enólogos pero sólo ella lo cumplió en tiempo y forma.

Su historia de vida está entrelazada entre las aulas y los campos productivos. Con sus casi 91 años, recuerda los momentos en que araba la tierra para producir o los pimientos enlatados que preparaba para comercializar.

“Era una escuela increíble, pertenecía al Ministerio de Agricultura Nacional, hasta que en la época de Menen, allá por la década de los noventa pasaron a la órbita provincial y de ahí en mas no recibimos dejamos de recibir ayuda”, criticó Brond. “Desde Nación nos mandaban vagones con gasoil para las calderas, azúcar para la fábrica de dulce, cajones con material de vidrio para el laboratorio. Creo que fue la etapa de oro de Enología”, destacó.

Historia familiar

Descendiente de Fray Justo Santa María de Oro, la destacada enóloga se crió en un hogar de padre tranviario y madre ama de casa. Fue la segunda de cuatro hermanos.

Una vez egresada de la Enología, conoció el amor de su vida, Mohamed Tahar. Al año siguiente, en 1953 contrajo matrimonio y se fue a vivir un tiempo a la bodega El Globo. Pasó por Buenos Aires, Córdoba y Mendoza ya que su marido era interventor de control agropecuario en distintas provincias. Fruto de esa relación nacieron dos hijas, Liliam quien ahora es monja en el Convento del Espíritu Santo en Mendoza y Susana que al mismo tiempo le dio tres nietos. Una de las nietas falleció a los 13 años producto de cáncer dejando un gran vacío en la vida familiar.

En 1989, falleció su marido y de ahí en más su vida cambió. “Desde que mi marido murió yo quedé sola, para mí fue una etapa concluida. Siempre lo recuerdo, porque fue el compañero ideal que me ayudó a desarrollar mi pasión por los cultivos”, sostuvo.

Etapa de docente

En la época de los sesenta, Nelly había regresado a la provincia con toda su familia. Un buen día, desde la dirección de la escuela la mandaron a llamar para ofrecerle el cargo vacante de una profesora que había dejado de trabajar allí. Ella, muy entusiasmada asistió y quedó como docente interina. Al poco tiempo su designada coordinadora y luego ascendió al cargo de vicedirectora.  

Nelly contó que junto a un grupo de docentes tenían el plan de apurar las tareas del hogar para abocarse de lleno a los servicios escolares. “Estar en la escuela era ser feliz. El paso por la escuela significó mucho. Desde que mi primo me incentivó a estudiar allí hasta llegar al último cargo siempre sentí la misma felicidad”, sostuvo. “Daría mi vida por ver renacer la escuela y que se proyecte con todo su esplendor como lo pensó Sarmiento”, finalizó.

La lucha continúa

El objetivo es que las autoridades del Ejecutivo hagan lugar al pedido que ellos tienen de poner los terrenos a nombre de la institución. A su vez quieren que les dejen en claro que no van a ocupar los espacios de las “aulas a cielo abierto” para la instalación del club Inca Huasi. Si bien, este punto fue descartado por el ministro de Infraestructura Ortíz Andino, tras la publicación de DIARIO HUARPE que hacía referencia sobre la tasación del terreno ubicado en 25 de Mayo entre Perito Moreno y Paula Albarracín de Sarmiento, desde la Comisión de Padres y Alumnos quieren que sea más específico y los ayuden con el relevamiento parcelario.