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Labor de profesionales de la bioquímica: escondida, pero fundamental en los diagnósticos
DIARIO HUARPE visitó uno de los laboratorios más importantes de la provincia, para desentrañar la importante tarea de aquellos que no se ven.
POR REDACCIÓN
Cuando alguien asiste a un centro de salud, ya sea para controlar una patología en la guardia o para internarse, es muy común que los médicos receten análisis de sangre, de orina o de materia fecal. El único contacto de los pacientes con los bioquímicos suele ser la extracción de sangre o cuando se lleva al laboratorio el famoso frasquito con la muestra. Sin embargo, detrás de esa puerta, hay decenas de personas analizando las muestras y facilitando diagnósticos. En el Día del Bioquímico, DIARIO HUARPE estuvo en el Laboratorio Marcial Quiroga, con el objetivo de ver, desde adentro, la labor de los bioquímicos en San Juan.
Todos los 15 de junio, en Argentina se celebra el Día del Bioquímico, fecha que conmemora el nacimiento de Juan Antonio Sánchez, el propulsor de la profesión en el país. Un trabajo tan fundamental, ya sea durante los períodos de normalidad como durante la pandemia, merece ser reconocida. El laboratorio del Hospital Marcial Quiroga, de los más importantes de la provincia, recibe más de 300 pacientes diariamente. ¿Cómo es el trabajo de un bioquímico en uno de los hospitales más grandes de San Juan?
Duilio Caballero es bioquímico y hace 21 años que se desempeña en el Marcial Quiroga. Según comentó, durante los últimos el trabajo de laboratorio aumentó significativamente. El profesional afirmó que piensa que el paradigma de la medicina cambió y que, por eso, la labor de los bioquímicos comenzó a ser más fundamental.
“Hoy en día, con la nueva camada de médicos, es más habitual hacer estudios que antes no se hacían. Por eso nos volvimos más importantes”, explicó.
El profesional dijo que, a pesar de formar parte fundamental de los diagnósticos de los médicos, no están en contacto con los pacientes y eso “les quita” un poco de reconocimiento. “Nuestro trabajo es puertas para adentro, por lo que sí somos menos reconocidos que otros profesionales”, planteó.
El laboratorio del Marcial Quiroga, que está dividido en el de planta (los estudios de rutinas) y el laboratorio de guardia, cuenta con unos 60 trabajadores en total, entre bioquímicos, técnicos y personal de maestranza. Cada una de las sesenta personas realizan diferentes actividades: los estudios de orina y de materia fecal, se hacen de manera manual con microscopios. Por el lado de los análisis de sangre, se llevan a cabo en máquinas especializadas, pero todo bajo la supervisión de los especialistas.
Al trabajo del día a día, se la suman otras actividades. En este hospital está el único centro de detección de mal de chagas. En otro sector, pero que es parte del mismo laboratorio, los bioquímicos y otros trabajadores se encargan de hacer los estudios correspondientes a esta enfermedad, trasmitida mayormente por las vinchucas.
Sin dudas, otra tarea extra fue la pandemia. El Marcial Quiroga abrió un apéndice pura y exclusivamente para realizar los PCR. Sin embargo, esto no fue lo más agotador. Conforme afirmó Caballero, el miedo a contagiarse el virus y trasmitírselo a toda su familia fue muy fuerte. Estar en contacto con el virus, fue y es cansador porque, si bien continúan con la precaución, las guardias de 24 horas se hacen pesadas cuando de estar alerta se habla.
A pesar de todos los pormenores del trabajo, Caballero recomienda siempre ser bioquímico y alienta a los estudiantes a continuar bajo ese camino. “El trabajo es mucho y es muy cansador, pero nada te satisface más como haber colaborado con el diagnóstico de ese paciente. Como haber colaborado con su cura”, concluyó.