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Economía > producción

La primera leche de quinoa argentina que sale a la venta es un hito sanjuanino

La empresa que se dedica a la producción utiliza materia 100% sanjuanina y es posible gracias al trabajo de investigadores locales.

27 de junio de 2021
Es un cultivo ancestral que en San Juan encaran con una fuerte tecnificación y cuidado agroecológico.
Los 20 productores tienen alrededor de 1 hectárea cada uno. Es una producción familiar.
En 10 años, con el apoyo del INTA y el Conicet reinsertaron la quinoa en San Juan, hay 20 productores y empezarán a producir leche con este producto.
Los técnicos lograron calidad genética en la variedad blanca tradicional, pero también en quinoa de colores.
La presentación de la primera leche de quínoa argentina será un evento a nivel nacional.

Este lunes presentarán oficialmente la primera leche de quinoa que se venderá en el país lista para tomar y se trata de un logro en gran parte sanjuanino. Es el resultado de un trabajo de 10 años que impulsó el INTA y fue sumando decenas de productores locales. La leche la producirá Babasal, una empresa ubicada en Lujan conocida por producir y distribuir los jugos de fruta Tutti, pero toda la quinoa saldrá de San Juan.

Se trata de un salto importante para un sector productivo que apenas empezó a moverse hace 10 años. Gonzalo Roqueiro, parte del equipo de INTA vinculado al desarrollo, explicó a DIARIO HUARPE que cuando empezaron no había productores, porque esta semilla había desaparecido. Tras el trabajo que realizaron, en 2020 San Juan produjo 20 toneladas de quinoa, que se vendieron totalmente y tiene todavía para crecer unas 20 veces más.

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Esta capacidad de crecimiento, pero también el enfoque agroecológico y de producción alta, es el que hizo que San Juan llamara la atención de Babasal para hacer su primera leche de quinoa.

La presentación de la primera leche de quínoa argentina será un evento a nivel nacional.

En el país hay solo dos provincias que están produciendo este alimento, Jujuy y San Juan. Se trata de un grano con excelentes propiedades alimenticias que estaba muy arraigado en las comunidades andinas antes de la conquista. Con la llegada de los conquistadores españoles desapareció de buena parte del continente y no fue hasta hace muy pocos años, cuando los científicos descubrieron nuevamente sus bondades, que empezó a crecer nuevamente.

Los técnicos lograron calidad genética en la variedad blanca tradicional, pero también en quinoa de colores.

El INTA impulsó la recuperación de este cultivo y comenzaron a incentivar primero en los valles cordilleranos la producción de quinoa. Al principio fue dándose con lentitud, pero según Roqueiro todos los años tienen cada vez más agricultores que se interesan y comienzan a sembrar.

Esto tiene que ver con que el mercado argentino consume alrededor de 750 toneladas anuales, de las cuales cerca del 90% llega importado de Perú y Bolivia, principales productores mundiales. Por eso cada vez que un argentino decide plantar quínoa hay compradores dispuestos. “Todos los años vendemos toda la cosecha antes de que salga la siguiente”, explicó Roqueiro.

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Industrialización local, el próximo paso

El interés no es solo de compradores privados, si no que los científicos e investigadores también ven un futuro prometedor en el mundo de la quínoa. Tras el inicio, cuando ya estaban trabajando INTA y Conicet juntos, otro grupo de investigadores de la segunda institución que vieron en el modelo local para producir la leche de quínoa.

Es un cultivo ancestral que en San Juan encaran con una fuerte tecnificación y cuidado agroecológico.

Fue en este momento que San Juan inició el proceso de producción de la harina de quínoa. Este producto debe pasar primero por un lavado especial, que le quita un compuesto amargo que recubre el cereal, y luego por una molienda, un paso esencial para la producción de la leche vegetal. Para esto la quínoa sanjuanina viajaba primero a 9 de Julio de Buenos Aires y luego a otra localidad para recién llegar a la planta de Luján.

Ahora, todo esto podrá evitarse. Es que, según adelantó Roqueiro, el INTA está iniciando una planta para limpiar los granos y molerlos, dejándolos listos para la venta. La planta estará a disposición de productores y clusters. Esto significa que incluso los más pequeños de los agricultores que se dediquen a la quínoa podrán poner en el mercado un producto industrializado. 

A esto se suma que la producción en San Juan se caracteriza por respetar pautas de calidad, que ha facilitado el INTA organizando y tecnificando y además promoviendo una agricultura ecológica. Todo esto suma que los productores locales serán pioneros en un mercado que solo apunta a crecer y que ya los espera con los brazos abiertos.

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