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Opinión > Hablemos en serio

Loma Negra, la historia se repite

La emblemática Loma Negra que vio la producción en San Juan allá por los ’60, ha dejado de humear, y muchas lágrimas se fundieron en el deseo que estas historias no continúen.

Fue un fin de semana duro, el agosto del ’19 será inolvidable para muchos por la enorme tristeza que conmovió a la familia cementera sanjuanina.

Loma Negra, nació de la mano de Dn. Alfredo Fortabat, al descubrir en 1920 un importante yacimiento de Cal (caolín y calzita) que es una materia prima fundamental para la elaboración del cemento. Seis años después, en 1926, se fundó Loma Negra.

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En 1929 realizó su primera venta y diez años luego, era tal el crecimiento que Fortabat mandó a construir una villa para sus obreros, que ya muchos vivían allí por la construcción de la planta, y en donde sobresalían grandes galpones, monumentos de desarrollo para la época.

Hoy, adonde estaban esos galpones, hay una plaza que se llama “Trabajo y Eficiencia”, como homenaje real a lo que significa Loma Negra para la Argentina.

En la década del ’60 y por la buena caliza sanjuanina, nacía la emblemática planta de La Bebida, en Rivadavia; la que hoy transformó su humo en lágrimas de corazón productivo; pero veremos que no es su culpa.

En estos momentos y en la Argentina, el aglomerado Loma Negra posee 9 fábricas de cemento, 6 plantas de hormigón, 2 centros de almacenamiento y distribución y una planta de agregados.

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¿Qué fue pasando luego de la puesta en funcionamiento de la planta en San Juan?

Con la lógica de mayor modernidad que implica más eficiencia en el uso de los recursos, nació el horno de Zapala en Neuquén, en Catamarca se construyó una planta modelo y al comprar Cementos San Martín amplió los hornos con las plantas de Sierras Bayas.

Para el nuevo siglo a todas las industrias se le venían tres grandes desafíos: 1- Ser multi energética si la producción lo permitía; 2. Eficientizar la generación de materias primas y 3. Comenzar a amigarse con el Medio Ambiente.

En este camino, las inversiones debieron ser muy importantes y Loma Negra no pudo escapar y así invirtió en moliendas de carbón para poder usar múltiples combustibles, y amplió la capacidad productiva en L’Amalí; con más las plantas de tratamientos de emisiones que son inversiones muy importantes, casi como construir una planta nueva, y si no miremos en el recuerdo a Electrometalúrgica Andina.

Con todo esto, ¿entonces?

Surge la conjunción de diversas variables, que van transformando a unidades productivas en menos eficientes y en estas épocas de menores consumos, los costos ocultos florecen y se amontonan como perejil.

De esto podemos deducir que quizás el horno de los ’60 ya no es tan eficiente en la optimización de la materia prima y el resultado cuantitativo de producción, ni en el tratamiento de gases y emisiones, y menos aún en los consumos específicos energéticos; que comparativamente con los más modernos lo hace poco rentable. Por otro lado, a 50 años de extracción, el cerro puede estar diciendo que la calidad de la caliza no es óptima.

Para concluir, las circunstancias que motivaron estas lágrimas de hoy, son una conjunción de variables que la crisis de consumo ya no mira de soslayo, sino que le pone la mirada fija a la optimización de los costos para no dejar de ser rentables.

De todas maneras, y aunque suene divergente, la solución encontrada fue la más adecuada; casi el resultado perfecto de una negociación al mejor estilo Harvard: Ganar-Ganar.

Por supuesto, que quienes perdieron el trabajo no ganan sino incertidumbre; pero debemos mirarlo con la óptica el mal menor. Ellos tendrán su indemnización, algo muy lejano a lo pasado en ITEC (ex Delphi) en donde Mendez, alguna vez el mandamás de los industriales, dejó a todos “en la calle y sin nada” y tuvo que salir el gobierno provincial a asumir el costo.

Por el lado de la empresa excelente la predisposición y acción, tanto en los directivos en Buenos Aires como los actores locales.

Por el lado del Sindicato AOMA, con la gestión de Iván Malla a la cabeza, una muestra de un sindicalismo aggiornado a la realidad. Llevaba un tiempo negociando para quedarse en San Juan con una fuente de trabajo, algo menor, pero fuente al fin. Sin bombos ni escraches se logró un resultado positivo; se quedó con la molienda y la embolsadora.

Algo también pusieron Uñac, Hensel y la secretaría de Industria. De eso se trataba: SUMAR VOLUNTADES y perder lo menos posible. No habrá humo, pero actividad quedó en San Juan.

Así son los tiempos de hoy, que debemos gestionar con adultez social. Así se hizo.

En San Juan tuvimos varios casos vitivinícolas que terminada una circunstancia o nacida alguna distinta produce desmembramientos y cierres; es la lógica de la economía y producción; recordemos a los grandes Santiago Graffigna, Plácido Castro, Quinto Pulenta entre otros, que hoy miran sus imperios cerrados (Castro Hnos. –Vinos Talacasto), y desmembrados y vendidos en los otros dos.

*El contenido y la opinión vertida en esta nota es exclusiva responsabilidad del autor.

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