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Carlos Fernández: del jet set europeo, al penal de Chimbas
Se fugó de España escapando de una causa por corrupción en Marbella. Radicado desde hace 12 años en Argentina, no dejaba que le tomaran fotos. Se casó con la periodista de modas Carla Copari y formó una familia en nuestra provincia. A mediados del año pasado, decide entregarse a la Justicia como estrategia para apurar el proceso y volver a su país. Igualmente no se libró de la cárcel y estuvo casi 100 días en el Penal de Chimbas. Hoy dice que sólo se arrepiente "de no haber sido más precavido".
POR REDACCIÓN
La prensa internacional lo bautizó el “garganta profunda” de la megacausa Malaya de estafa en Marbella que involucró a figuras como Isabel Pantoja. Tiene de Interpol orden de captura y pedido de extradición con código rojo. Fue amigo muy cercano del magnate británico Judah Binstock buscado por Scotland Yard. Se trata del ex concejal español Carlos Fernández Gámez devenido en coach en tierra sanjuanina quien, tras casi 100 días en el Penal de Chimbas, nos cuenta su versión de los hechos y sus ganas de volver a las playas de la Costa del Sol.
Con su vida se podría escribir una atrapante novela policial, o bien filmar una serie política como House of Cards..
Se han dicho tantas cosas propias de una novela o una película. Incluso me han propuesto escribir un par de libros y hacer una biopic pero yo por ahora no tengo ningún interés.
¿Debo llamarlo Fenández o Hernández? (nota del editor: con el apellido Hernández se presentó en algunas oportunidades en Argentina)
Mi nombre es Carlos Fernández, me he casado con ese nombre en la provincia de San Juan y mis hijos están registrados con ese nombre. Entre todas esas cosas que se han dicho, entre ellas “garganta profunda”, que he vivido en Vietnam, en Ecuador, en Chile, creo que todo es anécdota, es parte del circo. Es lo que interesaba vender y lo que era para algunos medios de comunicación algo que había que alimentar. Lejos de todo eso, soy una persona normal y corriente, que he tenido circunstancias de vida que me han traído a una provincia tan bonita como San Juan.
Pero no todas las personas normales y corrientes como se autodefine tienen un código rojo de captura de Interpol...
La verdad es que eso es parte de la leyenda. Cuando decido irme de mi país lo último que pensaba era que me iban a colocar en el mismo código rojo que Bin Laden o el Chapo Guzmán. Es curioso que una trama por los que a mí se me acusa, por una presunta coima o soborno de 150 mil euros. Si por eso te colocan en un código rojo qué no dejaran para otros que tiene muchísimos y muchísimos millones por justificar. Mis cuentas han sido investigadas por lo cual era absurdo estar en ese código rojo. Creo que me convierto en pieza de caza mayor en el momento de que mi situación política donde yo me encontraba en Marbella, al frente de la policía local como máxima autoridad, me daban posibilidad de tener información, datos muchísimas personas. Ahí es donde se produce el temor ¿Qué es lo que tiene Carlos Fernández que pueda perjudicar a esta operación?
Según su versión y traduciéndolo al criollo, ¿Ud. sería un ‘perejil’ en esta trama?
No, no tampoco eso. Pero se me acusa por una cifra de 150.000 euros, que es insignificante.
Quizás su estrecha relación con el británico Binstock buscado por Scotland Yard y todos sus negocios en Marbella, a quien se le adjudica apropiarse de casi toda Marbella, lo ponen a ud en el medio de una trama que va mucho más allá, obviamente, del monto por el que se le acusa…
No. Las tierras de Marbella tienen sus dueños. Es imposible apropiarse de terrenos que tienen las personas. Binstock es una persona conocida, es uno de los grandes amigos que he tenido en mi vida. Quizá a lo mejor su pasado lo ha condicionado, como me ha condicionado a mí. Pero en Marbella se han relacionado famosos jugadores de fútbol con él, deportistas, actores. Todos ellos han pasado por la casa de Binstock y es un hombre reconocido internacionalmente, que ha fallecido hace un año. Es propietario de casinos en Londres y en España. Es el dueño del mayor terreno que hay en Marbella. Son muchas las circunstancia que llevaron a la operación Malaya pero tampoco me definiría como un perejil. Creo que en Marbella yo tuve bastante protagonismo a la hora de hacer una moción de censura, de sacar parte de esa corrupción donde estaba Isabel Pantoja y su novio, que era el alcalde en ese momento. El trabajo que se hizo fue bastante complicado”
Sin embargo, la prensa internacional lo posiciona como tráfico de influencia en este mundo del jet set europeo.
Gracias a la posición que he tenido, son relaciones bastantes buenas de las cuales conservo hoy en día la mayoría de ellas. Ser teniente de alcalde, estar al frente de la policía local con más de 700 efectivos te daba la posibilidad de relacionarte con muchísimas personas. Y es algo que no puedo negar. Las relaciones y los contactos con estas personas las he tenido, he sido muy amigo de personas influyentes, tanto de banqueros, empresarios, políticos, jueces. Creo que todo esto era el cóctel perfecto para que, en un momento dado, me pusieran en código rojo”.
Si usted se siente libre de culpa y cargo, ¿Porqué no se presentó a la Justicia de su país”?
Si uno supiera que va ser detenido, diga lo diga, cuente lo que cuente sin hacer hecho nada, usted se presentaría frente de un juez que la va a meter presa. Distintos empresarios y políticos pensaron así y que les ocurrió: fueron detenidos durante tres años con prisión preventiva durante 11 años que se prolongó el juicio. Fueron acusados y pagaron con pena de banquillo. Cuando el tiempo pasó y el juicio terminó, fueron absueltos. Esas personas después de todo ese tiempo, de haber perdido matrimonios, empresas. Después de 11 años, ¿alguien le va a devolver lo que perdieron?.
Usted también perdió, tuvo que autoexiliarse y cambiar de identidad, o reinventarse. Tuvo que venir a una provincia preciosa pero con un perfil muy distinto al de Marbella. Y de algunas fiestas del Jet Set, terminó en el Penal de Chimbas. Su derroteo no ha sido fácil escabulléndose de la justicia ¿No hay un mea culpa de Carlos Fernández, no es soberbia el creerse por encima de la Justicia española y de las normas de su país?
+En el momento que me notificaron que me iba a detener, dijera lo que dijera, que no había posibilidad alguna de poderme expresar en un estado democrático. Donde la figura del fiscal anticorrupción y la figura del juez para mí no tenían las garantías que tenían que tener en el proceso ya que esos señores en plena instrucción fueron ascendidos y aumentados sus sueldos con un 10% de por vida, donde se supone que todos tenemos la presunción de inocencia y a mí me llevan a escapar. Es un acto reflejo, sabes que injustamente te van a detener, te escapan. Fácil no ha sido. He tenido que pasar por una serie de circunstancia complicadas y eso me lleva no a una situación de soberbia, fue totalmente de adaptación. A mí me hubiese encantado quedarme con mis amistades, con la vida que tenía allá y no haber tenido que pasar por todo esto. De separarme de mi familia, de mi hermano que no lo veía hacía ocho años. A mis padres la última vez que los vi fue hace tres años y pico, donde hubo infartos, situaciones feas. Fácil no fue, pero no soy soberbio ni muchísimo menos. Creo que el grado de humildad y el silencio que he guardado durante todo este tiempo ha sido tremendo”.
Hay quienes dicen que usted de alguna manera logra escaparse fácilmente porque previo a eso brindó información necesaria para que pudieran conocer parte de esta trama. Que usted manejaba información valiosa que llegó a la Justicia cuando usted se fue por el camino de Santiago.
“Usted cree que si yo hubiese manejado información y se la hubiera dado a la Justicia, ¿la justicia me perseguiría? No… estaría protegido por la Justicia. Es decir, a mí la Justicia me ha venido persiguiendo durante todo este tiempo, que manejaba información sí, es real. Pero no ha cambio de nada. Cuando era concejal yo presentaba denuncias. De hecho hay personas privadas de la libertad por esas denuncias. Pero a cambio de la Justicia no. En un Estado de derecho la justicia no cambia a cromo.
En menos de un año, la causa prescribe en España. Usted hoy está luchando para que la Corte lo libere del pedido de extradición que pesa sobre su persona. ¿Cuál es el objetivo principal por el que ahora da la cara?
Seis meses antes de estar privado de la libertad, mis abogados en España intentaron personarse en todas las causas porque sabíamos que ya habían pasado todos los plazos y prescripciones y estaban obligados a cerrar el pedido de captura. Durante ese tiempo, se le ha negado sistemáticamente con documentación que obra en poder de todos los medios de comunicación la presencia de mi abogado que es mi hermano en todas esas causas. Llega un punto en el que queremos acabar con esta situación y lo último que queríamos era pasar por la privación de la libertad pero no había otro sistema. La justicia española no lo permitía. Se hizo una estrategia en la cual nosotros tomamos la decisión de presentarnos en la Justicia argentina porque entendíamos que teníamos mucha más garantías para estar de manera internacional fiscalizado el tema. Eso fue lo que se hizo. Nos presentamos en la Justicia argentina y empezaron las causas a prescribir. pero mi país, España, no tiene ningún tipo de pudor que mandar causas prescriptas por más de ocho, nueve o diez años acá para que este Juzgado, del señor Rago Gallo, tenga que trabajar día y noche el fiscal Maldonado para ver si era real o no lo que yo decía.
Pero… la Justicia española goza de un gran prestigio a nivel internacional, no le tiembla el pulso ni siquiera frente a la familia Real…
Hasta un punto. ¿No le parece extraño que en esta causa de Malaya en ese momento el Ministro del Interior, su hermano estuviera dentro de la operación y el fiscal general, su sobrina también estaban dentro de la operación?. Y, cuando se les da el ascenso y el reconocimiento de mérito tanto al fiscal como al juez, la sobrina del fiscal y el hermano del ministro del interior desaparecen de la operación Malaya…
Dentro de la justicia española hay grandes jueces y fiscales, que no les tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones. Pero qué casualidad que no tiene reconocimiento de medallas de mérito, reconocimientos de aumento de sueldo. Están ahí se juegan, detienen a islamistas pero no tienen la trascendencia que tuvo una operación más folclórica.
De la estafa de Marbella, lo traigo a San Juan. ¿No siente que al colgar un título con un apellido diferente hubo también una estafa, ahora de orden moral, hacia quienes creían que usted era una persona diferente a la que es en realidad?
“Yo nunca colgué títulos. Jamás en mi despacho hubo títulos de ningún tipo. Hay personas que me llaman Gamiz y yo soy Gámez. Hay personas que pueden haberse sentido confundidas. Pero yo nunca he colgado un título falso en ningún lado. Soy couch reconocido por una universidad española. Mis titulaciones están ahí, son públicas y las tiene el juez. No tengo en ese sentido nada que esconder con respecto a mi profesión. Si hubo personas que en un momento dado el cambio de una letra, que se ha hecho o no, es parte de una anécdota porque yo sigo siendo el mismo me llame Hernández, Fernández, sea Carlos o Juan Carlos.
¿Qué es lo que más extraña?
Muchas cosas. He vivido al lado de la playa, el mar y el olor al mar es algo único. La gastronomía española y andaluza es espectacular. Todas esas cosas las extraño. Quizá no extraño tanto el lujo, volar en avión privado, las fiestas de la Jet Set. No extraño esas cosas, eran parte de mi trabajo. Extraño las cosas pequeñas, poderme reunir con mis padres, que disfruten de mis hijos.
¿Cuánto le dolió enterarse del infarto de su padre o de la muerte de Binstock?
Creo que han sido puntos importantes. Provocó que nosotros aceleráramos el tema de las prescripciones, yo quería volver y estar al lado de mi familia. Y lo de Binstock ha sido una perdida tremenda porque es una persona con la que siempre mantuve un contacto muy estrecho, un gran amigo.
¿Cuándo prescriba finalmente la causa donde se va a radicar en Marbella o en San Juan?
Para mi San Juan me ha dado muchísimas cosas. He sentido muchísimas cosas , incluso los días que estuve privado de la libertad y no tengo palabras para agradecer el afecto del pueblo de San Juan hacia mi persona. En Marbella tengo los amigos de toda la vida y mi familia. Creo que estaré a caballo en un lado y el otro. A San Juan le debo el haberme casado, tener hijos y haber podido desarrollar una profesión de la cual hoy me siento muy orgulloso.
¿Se arrepiente de algo?
Sí, de no haber sido más precavido.