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Destinos cruzados: la historia de un sanjuanino que murió en el ARA General Belgrano y la acción que pudo haberlo salvado

Este 2 de mayo se cumplen 40 años del hundimiento del crucero. Entre los fallecidos estuvo Jorge Salas cuya historia se conocerá en esta nota.

02 de mayo de 2022

Con los pies enyesados, Pedro Salas, que en ese momento tenía 23 años, veía la televisión. Cuando hacía zapping por los canales vio una noticia que lo dejó sin habla. El ARA General Belgrano había recibido el impacto de dos torpedos desde un submarino británico. El ARA General Belgrano había sido hundido. En ese crucero iba su hermano, Jorge Luis Salas Castro. Después de comprender lo que sucedía, agarró sus muletas y fue hasta la pieza en la que dormían sus padres. Los despertó y les contó lo que había visto en la tele en esa tarde del 2 de mayo de 1982. La historia sale a la luz porque en esta fecha se cumplen 40 años del hundimiento de ese crucero en el que murieron 323 tripulantes, de los cuales 21 eran de San Juan.

Fue el 2 de mayo a las 16.02 cuando el primer torpedo de un submarino nuclear impactó en la sala de máquinas del Belgrano. El segundo le destruyó la proa y el buque comenzó a irse a pique. Foto: gentileza.

― Yo tengo fe de que mi hijo va a volver ―dijo su madre, María Josefina Castro.

― No mamá, el Jorge no vuelve más, lo presiento ― le respondió Pedro mientras lloraba abrazado a sus pies.

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Después de ese episodio siguieron meses colmados de angustia en la casa de los Salas, pero también, de esperanza. Ese era el sentimiento por el que Pedro se levantaba cada día, por la esperanza de volver a ver a su hermano. Incluso, cada vez que escuchaba el sonido del colectivo 38, que paraba en la esquina de su antigua casa de Concepción, se acercaba hasta la ventana o salía a la entrada de la vivienda. Las muletas no le importaban. Lo único importante en ese momento era ver si del micro bajaba su hermano y corría hacia la puerta para saludarlos. Esa imagen la imaginó miles de veces en su cabeza, pero nunca se cumplió.

 “A pesar de que yo lo sentía muerto, tenía una esperanza porque Dios es grande y poderoso. Con lágrimas en los ojos esperaba que él bajara”, dijo Pedro a DIARIO HUARPE.

Actualmente, Pedro tiene 63 años. Pasó gran parte de su vida culpándose por la muerte de su hermano. Hasta que un detalle lo cambió todo y comprendió que lo que ocurrió fue el caos, el azar, una absurda coincidencia.

Cree que cuando muera se reencontrará con su hermano fallecido en el hundimiento del ARA General Belgrano.Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

Siempre recuerda ese enero del `82 cuando su hermano llegó de vacaciones y no quería volver a su trabajo. Fue Pedro y su madre los que le insistieron y convencieron de que volviera porque en San Juan no iba a tener un buen futuro. Jorge tomó los consejos y regresó a la Armada.

“Yo siempre tuve una culpa terrible, siempre dije, `¿por qué no fui yo?´, él era una persona excelente, tuvo que irse a la Armada por trabajo”, cuenta.

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Pedro todavía recuerda el último día que vio a Jorge: Él estaba parado en la vereda, saludándolo con la mano mientras se alejaba en la moto con su padre, que lo iba a llevar a la Terminal. En ese adiós lo notó raro, su saludo le quedó grabado en la mente.

“Era como que decía que nunca más nos íbamos a ver”.

Después del 2 de mayo del ´82 la vida nunca volvió a ser igual para él. Le faltaba su compañero, su compinche en los partidos de fútbol que jugaban frecuentemente. Luego de esa fecha, los días más duros fueron Navidad y Año Nuevo. Faltaba una copa en la mesa. El recuerdo los invadía y las lágrimas eran inevitables.

Así era Jorge. Foto: gentileza.

Cada 2 de abril, Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de las Malvinas, y cada 2 de mayo, hundimiento del Ara General Belgrano, siguen siendo difíciles para esa familia. Principalmente, para Pedro y su madre, que durante casi 40 años sintieron que habían mandado a Jorge a la muerte.

En esas fechas, Pedro trata de no recordar. No prende la televisión, no lee los diarios, quiere abstraerse y olvidar que esa fecha existe, pero llega un momento en el que deja de creerse su propia mentira y derrama lágrimas.

“Abril y mayo son los peores meses de mi vida, cuando pasan es como que mi vida se normaliza”, comentó Pedro.

Destinos cruzados

Toda su vida Pedro y su madre se sintieron culpables de la muerte de Jorge. Hasta que en el 2020 todo cambio. Es que fue a comienzos de ese año cuando una de sus hermanas visitó las Islas Malvinas, antes de que comenzara la pandemia, y se enteró de un hecho del que nadie de su familia sabía.

Allá, la mujer conversó con varios veteranos de guerra. Allí encontró a uno que conocía a su hermano fallecido y con el que había compartido departamento. En total eran tres que vivían en el mismo lugar. Dos de ellos, su hermano y otro más, se pelearon fuertemente. Justamente, a los dos que se habían enfrentado les tocaba ir en el ARA 25 de Mayo, mientras que, el otro amigo debía ir en el ARA General Belgrano. Ante esta situación, le pidió a su compañero que cambiaran lugares.

“Mi hermano se cambió del 25 de Mayo al Belgrano. Sus dos amigos se salvan y mi hermano muere. Si él se hubiera quedado ahí, quizás lo tengo conmigo”, comentó Pedro.

Después de que se enteraron de este hecho, tanto Pedro como su madre sintieron que liberaron una carga en su espalda. “Era el destino, él cambió su destino, ahí me di cuenta de que no tenía la culpa de su muerte”, dijo.

La carta

Una carta que Jorge había mandado y que había llegado días después del hundimiento del ARA General Belgrano era lo que mantenía con esperanzas a la madre. Es que la fecha estaba dentro del escrito, por eso creía que la había enviado después de ese suceso. Ella no la quería abrir, recién lo hizo hace dos años, cuando se enteraron de que Jorge había cambiado su destino.

Esa carta la escribió el 11 de abril desde Puerto Belgrano. En ella les contó a sus seres queridos que le iba a llegar dinero para que pagaran la heladera. También, que iban a ir al sur “con toda la flota por si los ingleses atacan las Malvinas o llegan a desembarcar”. En palabras les explicó el temor por lo que estaba ocurriendo.

Por último, escribió: “Con la Patria hay que cumplir porque es lo primero. PD: decile a Pedro que no cante victoria, porque si se llega a armar nos vamos a ver en el sur”.

Trabajaba en la Armada así que, a través de cartas, mantenía al tanto a su familia de lo que iba ocurriendo. Foto: gentileza.

Nada de fotos

En la casa en la que Pedro vive junto a su esposa no hay fotos de su hermano Jorge. El hombre tomó esta decisión porque le dolía verlo y que no estuviera con ellos. A pesar de ello, en cada momento lo tiene presente en su mente y en su corazón.

“Siempre se me viene a la mente, por eso nunca quise tener fotos. Es un dolor muy grande que llevo desde ese momento. Lo recuerdo casi todos los días, es muy duro”, dijo.

No obstante, su madre sí tiene fotos en su casa y cada vez que va a verla él se queda mirando esos portarretratos con fotos de la cara de Jorge. Hay ocasiones en las que le habla y le dice: “Estoy acá, pronto nos vamos a juntar”.

Sin miedo a la muerte

Si hay algo a lo que no le tiene miedo Pedro es a la muerte. Es que él sabe que cuando fallezca se va a reencontrar con su hermano y también con su padre, que murió hace un año.

“Yo creo que cuando nos morimos se nos abre la puerta y están todos los seres queridos que hemos amado en la vida. Quiero que el primer ser querido que aparezca sea mi hermano que me espera. Esa es la ilusión que tengo”, cerró Pedro Salas mientras dos lágrimas se escapaban de sus ojos.

Dato 

En el ARA General Belgrano murieron 323 tripulantes, 21 de ellos eran sanjuaninos.

La Cámara de Diputados de San Juan instituyó el Día del Crucero A.R.A. General Belgrano, que se conmemora el 2 de mayo de cada año, en homenaje a los tripulantes fallecidos en defensa de la Soberanía Nacional. 

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