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El sanjuanino que donó médula y salvó la vida de un nene

Se trata de Victorino Cantos quien realizó la donación en el 2017 y el lunes de esta semana pudo reunirse con Lorenzo Constanzo, el receptor de 4 años que pudo seguir viviendo gracias a ella.

03 de abril de 2019

“Gracias papá, gracias a vos mi nene está vivo”, con estas palabras fue recibido Victorino Cantos cuando golpeó las puertas de la habitación de un hotel de Capital Federal para conocer al receptor de la médula ósea que donó, Lorenzo Constanzo de 4 años. Las palabras las pronunció el padre del pequeño, no pudo decir mucho más ya que se fundieron en un abrazo y las lágrimas de emoción invadieron la escena.

Mientras tanto, Lorenzo había dejado sus juguetes para contemplar lo que ocurría y pocos minutos después pudo reconocer a su ángel salvador. Sus papás le habían explicado qué el accionar del hombre de Sarmiento, San Juan, le había permitido seguir con vida así que ahora iba a poder conocer a su “amigo” con el que ya habían intercambiado fotos y mensajes. Primero se mostró tímido pero de a poco fue adquiriendo confianza y hasta terminaron jugando juntos. Este encuentro fue el domingo, previo al lunes 1 de abril, Día del Donante de Médula Ósea, por una iniciativa del INCUCAI de reunir a receptores y donantes.

 

Victorino, de 52 años, dialogó con DIARIO HUARPE y contó cómo ocurrieron los hechos, desde el primer llamado que recibió del INCUCAI, los estudios que le siguieron, la intervención y el encuentro con el niño que recibió su médula que se dio 1 año y 5 meses después de la donación.

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“Yo había donado sangre varias veces y una vez que fui me preguntaron si me quería inscribir como donante de médula ósea, les dije que sí aunque no sabía mucho de que se trataba. Habían pasado 5 años de que me había inscripto y yo ya me había olvidado hasta que en el 2017 recibí una llamada del INCUCAI en la que me dijeron que había dado compatible con una persona que necesitaba el trasplante así que me preguntaron si todavía estaba dispuesto a donar, no lo dudé y les dije que sí”, comenzó relatando Victorino emocionado.

Luego de esto comenzaron a hacerle unos estudios en el mes de julio, sin embargo, la donación se llevó a cabo recién en octubre porque Lorenzo había tenido una recaída “así que me llamaron cuando ya estaba en condiciones para ser trasplantado”.

En cuanto a la intervención, el hombre aseguró que “fue algo muy simple, ni siquiera me dolió, a mí solo me conectaron a una máquina de aféresis durante tres horas más o menos y listo”. Aunque, antes de que ocurra el personal médico le había dado una charla en la que le explicaron que no podían darle los datos del receptor hasta que pasara el año, concluido ese lapso se liberan si ambas partes están de acuerdo.

En octubre del 2018 se cumplió el año pero no recibió noticias, en marzo del 2019 le llegó una llamada que le cambió la vida. “Hace algunos días me llamaron del INCUCAI y me preguntaron si quería viajar a conocerlo al nene al que le doné médula porque iban a haber varios encuentros de receptores y donantes y el mío era el único caso pediátrico que había, les dije que sí y la familia del niño también que es de San Carlos, Santa Fe”, sostuvo el hombre.

 

Y el domingo llegó  el día tan esperado, un día que estuvo repleto de emociones, sentimientos y mucho amor. “Viajé en avión y llegué a las 19.30 después de la cena me dijeron que había llegado la familia Constanzo y que había preguntado por mí así que pregunté en qué habitación estaban, fui y les golpee la puerta con muchos nervios”.

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Apenas la familia abrió la puerta todos se reconocieron de forma inmediata ya que antes habían intercambiado mensajes y fotos por WhatsApp y se fundieron en un abrazo.

“Fue raro cuando los vi, no sabía si reír, si llorar, no sabía qué hacer, la mamá y el papá se conmovieron mucho cuando me vieron y  me abrazaron”, dijo Victorino. Reiteró: “El matrimonio me abrazaba y lloraba porque me dijeron que gracias a mi el nene está vivo que son cosas que a uno lo conmueven”.

El pequeño de 4 años, Lorenzo Constanzo, observaba la escena: “Al nene le habían explicado y contado, cuando llegué le dijeron `vos esperabas a un amigo, sabés cómo se llama tu amigo´ y él decía mi nombre, después le dijeron `él es´ y me señalaron. Al principio estuvo tímido pero después agarró confianza y se mostró muy travieso, inquieto y feliz”, concluyó Victorino orgulloso por su accionar que permitió salvar la vida de un niño.  

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