Judiciales > Una trama oscura detrás
La versión del “trapito” apuntado por un jubilado por falsa denuncia
La denuncia del "trapito" generó que el jubilado se encuentre bajo arresto domiciliario, con una renovación reciente de esta medida por 60 días. El trabajador de la calle habló por primera vez: "Me destruyó la vida"
Por Germán González
Franco Martín Navarro, el “trapito” que denunció a un jubilado, rompió el silencio y ofreció, ante DIARIO HUARPE, su versión de los hechos que llevaron a Hugo Guerrero, un hombre mayor, a cumplir arresto domiciliario. Afirmó que su vida fue "destruida" por el hombre, y detalló una serie de acusaciones graves, que van desde un abuso sexual en su adolescencia hasta constantes amenazas de muerte contra su persona y su pareja y una brutal golpiza.
La denuncia de Navarro contra Guerrero generó que el jubilado se encuentre bajo arresto domiciliario, con una renovación reciente de esta medida por 60 días.
Si bien en una primera nota que dio el jubilado a este medio afirmó que no hay ninguna prueba o argumento para mantenerlo preso, fuentes judiciales de la UFI Genérica informaron a DIARIO HUARPE que el hombre se encuentra detenido tras asegurar ante el fiscal del caso Alejandro Mattar que “si no le sacaban a Navarro de su cuadra la única solución de conflicto que tenía era matarlo”. Y así, en palabras textuales, se lo dijo al funcionario judicial: “Yo lo mato”. Esto fue motivo suficiente para que Mattar pidiera ante la jueza de garantías Celia Maldonado la prisión preventiva, que terminó en un arresto domiciliario debido a una grave enfermedad que padece el hombre de 68 años.
La versión de Navarro
Franco Martín Navarro relató que los desafortunados eventos comenzaron hace años, cuando él tenía entre 13 y 14 años y ya trabajaba cuidando autos en la cuadra de la casa del jubilado. Según su testimonio, Hugo Guerrero lo observaba constantemente hasta que un día lo invitó a ir con él a Ullum a ver el el paso del Dakar. A pesar de su negativa inicial por no tener permiso de sus padres, Navarro accedió a ir, mintiéndoles a sus padres que iría a la casa de su tía.
La situación se tornó oscura cuando, según Navarro, el vecino lo llevó al dique de Ullum y lo violó en dos ocasiones reiteradamente. Navarro afirmó haber llorado a los gritos y que Guerrero lo amenazó con que, si lo denunciaba, lo internaría en un orfanato, haría meter presos a sus padres y que él tenía gente "muy conocida, muy poderosa". Desde ese momento, las amenazas se volvieron diarias y constantes, hostigándolo y exigiéndole dinero, incluso $500 por un balde de agua. Esta situación lo dejó "trastornado".
La denuncia por abuso sexual contra Guerrero fue radicada en la UFI Cavig el 4 de abril de 2024. El fiscal Mario Panetta tomó la causa caratulada como abuso sexual con acceso carnal, pero luego de analizarla no formalizó la denuncia debido a que el delito había prescrito por el paso del tiempo. Los supuestos abusos sucedieron en el año 2007 y el tiempo para investigar y sancionar el delito caducó.
En Argentina, los delitos de abuso sexual contra menores de edad tienen un plazo de prescripción que comienza a correr desde la medianoche del día en que la víctima cumple 18 años, según la Ley 27.206. Esto significa que la acción penal puede iniciarse hasta 12 años después de que la víctima alcanza la mayoría de edad. Esta normativa no benefició el caso de Navarro. Y la prescripción tampoco quiere decir que el hecho no sucedió. Si una causa prescribe, el acusado queda liberado de toda responsabilidad penal por ese delito, aunque no se haya determinado su culpabilidad o inocencia.
Navarro explicó que la violación era un "cargo muy muy pesado" que no podía olvidar y que lo había "destruido psicológicamente". Sin embargo, la denuncia no detuvo las agresiones, que originaron la causa judicial actual. Aseguró que Guerrero lo golpeó reiteradamente en cuatro ocasiones, con cámaras de seguridad y vecinos como testigos. Las amenazas de muerte se hicieron frecuentes, dirigidas tanto a él como a su esposa, y Guerrero incluso intentó atropellarlos con su camioneta. Su esposa, asustada, ya vivía con miedo.
Navarro concluyó su relato con un clamor por justicia. Espera que la justicia lo "escuche" y que Hugo Guerrero, quien ya lleva 60 días de detención domiciliaria con renovación, vaya a prisión. Su motivación no es solo personal, sino también para que se haga justicia por "mucha gente".