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Farándula

Esa obsesión llamada Manson, a 50 años de los asesinatos de Cielo Drive

A poco de estrenarse la segunda temporada de "Mindhunter" y "Había una vez en Hollywood" recordamos a un personaje siniestro que se convirtió en ícono pop.

24 de agosto de 2019

Hace 50 años, en agosto de 1969, se cometieron cinco asesinatos atroces en una mansión de Hollywood que significaron un cimbronazo en la cultura y que la onda expansiva llega hasta nuestros días. Cinco asesinatos que formaban parte de algo más, algo que le puso punto final a una época que se fundaba en la lisérgia hecha de rock, psicodelia, paz y amor, excesos hedonistas y amorlibre. El nombre de la figura que desató la tragedia desde las sombras creció a la par que se derrumbaban aquellos sueños de libertad. Charles Manson, “el asesino del verano del amor”, “el diablo blanco”, “el anticristo hippie”, se convertiría luego de esa noche en uno de los asesinos seriales más famosos de la historia. Y lo haría sin mancharse las manos de sangre.

El grupo formado por tres mujeres que apenas superaban los veinte años: Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Linda Kasabian, y un joven atlético,Tex Watson, armados con cuchillos y pistolas asaltaron la casa de Cielo Drive. Todos ellos eran parte de “La Familia”, un séquito de seguidores fanatizados con ese ex convicto de mirada perdida que pretendía convertirse en una estrella de rock y manejaba un amplio abanico de conceptos provenientes de la filosofía oriental. Les había dado cobijo en el Rancho Spahn, un paraje desolado en las afueras de Los Ángeles que se había usado para filmar películas de western, remodelado por él para la vida en comunidad y para experimentar a través de orgías y ácido lisérgico. A todos ellos, al igual que lo haría con una gran parte de la sociedad occidental, los había cautivado.

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Los cuatro entraron a la lujosa mansión de Cielo Drive y asesinaron a la exitosa actriz estadounidense Sharon Tate, que en ese momento estaba embarazada de ocho meses y casada con el cineasta Roman Polanski. Ella recibió 16 puñaladas, y a las cuatro personas que estaban con ella: el estilista Jay Sebring, el guionista Wojciech Frykowski, la heredera de una compañía de café Abigail Folger y el vigilante de la casa Steven Parent. A partir de ahí, lo que se esparce por todos lados son los interrogantes. ¿Cómo eligió a sus víctimas?¿Por qué lo hizo?¿Cómo hizo para cautivar al clan?

“La gente está obsesionada con él porque tiene algo que solo tiene el 1% de la población: un aura, un encanto que hace que la gente gravite a su alrededor”, dijo el fiscal Vincent Bugliosi poco después del juicio que en 1971 terminó con la condena de pena de muerte a Charles Manson, encontrado culpable por el cargo de conspiración en los asesinatos de siete personas (al día siguiente de la matanza en Cielo Drive sus seguidores asesinaron a la pareja de empresarios Leno y Rosemary LaBianca). Pero ese mismo año sería suspendida en California la pena de muerte y Manson pasaría a tener una cadena perpetua que lo mantuvo en la cárcel hasta que falleció, el 19 de noviembre de 2017.

La teoría que esgrimió Bugliosi durante el juicio, y que se convirtió en el relato oficial, era que Manson pretendía adjudicar a la comunidad negra sus asesinatos a personajes de la alta sociedad. Para eso habían dejado en las paredes, pintadas con la sangre de sus víctimas, las frases “death to pigs” (muerte a los cerdos) y “political piggy” (cerdito político), en consonancia con el discurso de los Panteras Negras. Esperaba desatar una guerra entre razas que dejaría una sociedad diezmada sobre la que él tendría control. La otra frase que pintaron, y que fue la que comenzó a teñir su historia con una serie de ribetes místicos, fue “Helter Skelter”, el título de una de las canciones que The Beatles habían lanzado en 1968 dentro de su White Album. Esa canción con la que se había obsesionado Charles Manson –que trataba de una ruptura amorosa– era para el fiscal la piedra de Rosetta: allí había escuchado el mensaje que lo impulsó a ordenar los asesinatos.

Podía tratarse de una serie lógica en la cabeza de un psicópata o apenas de una buena jugada en la corte. El propio Bugliosi tituló Helter Skelter al libro que escribió sobre el caso, con el que vendió más de siete millones de copias. Manson siempre negó esa versión.

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Finalmente Manson logró su cometido, trascendió. No desde la música sino como uno de los enigmas psicológicos que mezcló el encanto de lo esotérico y lo musical dando así un coctel siniestro que le puso fin a toda una contracultura.

AHORA EN LA CULTURA POP

En estas semanas se estrenó la segunda temporada de Mindhunter donde el personaje aparece de manera casi anecdótica. También llegó a la cartelera argentina "Había una vez en Hollywood" la novena película de Quentin Tarantino (novena porque para el director Kill Bill es sólo una y por otro lado su primera película no la cuenta) donde el asesinato de Sharon Tate recorre de manera espiritual a la película y la figura de Manson no aporta demasiado ya que la propuesta de Tarantino apunta a despedirse del viejo Hollywood.

 

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