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Problemas de conducta en niños: causas, señales y cómo abordarlos sin violencia
Los problemas de conducta en la infancia son más comunes de lo que se piensa y suelen ser señales de algo más profundo. Entender sus causas y abordarlos a tiempo es clave para prevenir futuras dificultades.
POR REDACCIÓN
Los problemas de conducta en los niños son una preocupación frecuente entre padres, docentes y cuidadores. Aunque es natural que los pequeños sean inquietos y curiosos, hay ciertas actitudes que pueden evidenciar una dificultad mayor en su comportamiento. Por este tema, la licenciada en Psicología, Mariela Serra, estuvo en el living de Yo te Invito, programa conducido por Ana Paula Zabala y Alejandro López, emitido por el 19.2 de la TDA y dio algunos consejos desde el punto de vista profesional sobre estos comportamientos en los niños y adolescentes.
Un problema de conducta puede definirse como una dificultad que presenta el niño en su manera de actuar, afectando su convivencia familiar, escolar o social. Sin embargo, es importante recordar que muchas de estas conductas no surgen sin motivo: cuando un niño manifiesta conductas impulsivas, desafiantes o disruptivas, probablemente esté atravesando alguna situación que lo sobrepasa. Estas conductas son muchas veces solo “la punta del iceberg”.
Por eso, ante cualquier signo de alarma, es fundamental mirar más allá de lo evidente y analizar distintos factores: el entorno familiar, el contexto social, y también los aspectos biológicos o emocionales.
Hay comportamientos que pueden considerarse parte del desarrollo normal. Por ejemplo, entre los 3 y los 5 años es común que los niños tengan dificultades para aceptar normas. Sin embargo, si estas actitudes no cambian con el tiempo, en la adolescencia podrían evolucionar hacia trastornos más complejos.
Otro factor cada vez más presente es el uso excesivo de pantallas. Los niños que pasan mucho tiempo frente a dispositivos suelen tener problemas para diferenciar entre la realidad y la fantasía, lo que puede derivar en conductas agresivas o inadecuadas una vez que dejan el dispositivo.
Ante la presencia de problemas de conducta, es importante no caer en el autodiagnóstico. La consulta con un profesional especializado puede brindar herramientas adecuadas para entender lo que sucede y cómo acompañar al niño de la mejor manera.
Además, existen muchas formas efectivas de poner límites sin recurrir a la violencia. Educar desde el respeto y la empatía no solo mejora la relación con el niño, sino que también favorece su desarrollo emocional.
Cada vez más familias consultan a tiempo, lo cual demuestra una mayor conciencia sobre la salud mental infantil. Aun así, es fundamental evitar los rótulos. Si desde pequeños etiquetamos a los niños con frases como “es caprichoso” o “es agresivo”, corremos el riesgo de marcarles una identidad que los acompañará a lo largo de su vida.