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Salvador Tejada, en 25 de Mayo: el barrio del olor y el olvido

10 familias viven sin sanidad básica y con enfermedades, rodeadas de megaobras.

POR REDACCIÓN

16 de marzo de 2020

Ángel está en el fondo de su casa rodeado de sillas, mangueras y plantas. Tiene 4 años y luce su guardapolvo del jardín mientras juega al lado de un pozo que rebalsa de agua gris ceniza y con olor a pis. Al otro costado hay una mesada de madera descascarada rociada por un polvillo blanco.

"¡Salí de ahí que hay veneno!”, le grita su mamá, Rocío Gutiérrez, desde la puerta de la cocina.

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Ese polvo está desparramado en la tierra, entre los perros con sarna, los cacharros y los muebles que Mónica, la abuela de Ángel, tuvo que sacar porque en la casa había cucarachas, arañas y hasta víboras.

Para soportar los olores, Rocío cuenta que también echan desodorante. Pero poco, porque Ángel tose. “Creo que tiene alergia”, le cuenta a DIARIO HUARPE.

Fotos: Mariano Martin/DIARIO HUARPE

Es mediodía pero en el barrio Salvador Tejada, sobre la calle Manuel Belgrano, en el departamento 25 de Mayo, no se siente aroma a comida. 

Rocío dice que más tarde van a comer fideos blancos. “Es una de las comidas favoritas de Ángel. En realidad quiere milanesas, aunque solo nos damos el gusto cuando cobramos”, cuenta. Es madre soltera y todos los meses recibe la asignación universal por Ángel y sus otros 3 hijos de 2, 6 y 8 años.

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Fotos: Mariano Martin/DIARIO HUARPE

En este mismo asentamiento viven otras 9 familias que tampoco tienen cloacas y muchas veces se quedan sin agua potable, pese a que están a una cuadra de Obras Sanitarias Sociedad del Estado (OSSE). 

Hay solo 10 casas, divididas por un camino de tierra. En todas se filtra el agua por los techos de chapa y sus paredes hechas de cerco premoldeado tiemblan cada vez que las máquinas empiezan a excavar en el Hospital Santa Rosa, que está en construcción ahí cerca.

Esa no es la única megaobra que se hace en la zona de Salvador Tejada.

Al norte, por ejemplo, se están terminando las 83 casas del 27 de Diciembre, uno de los complejos del Instituto Provincial de Vivienda (IPV).

Hacia el oeste se erigen las oficinas del Juzgado de Paz, inauguradas en agosto pasado. El edificio tiene despacho para el juez, secretarías, 3 oficinas de auxiliares, depósito, sala de audiencia, mesa de entrada, sala de espera, cocina y baños públicos, para el personal y para personas con movilidad reducida.

Laura Rodríguez, otra vecina de Salvador Tejada, mira a su alrededor: 

 “Nos sentimos discriminados. Disculpame, pero nosotros vivimos en la mierda”.

Fotos: Mariano Martin/DIARIO HUARPE

Laura tiene 32 años y vive junto a sus 2 hijos: Mara, de 14 años, y Selman, un bebé de 3 meses que nació prematuro. Mara padece chagas desde que estaba en la panza de Laura, que antes no sabía sobre la enfermedad. Con Selman se cuidó. 

Su casa tiene una cocina, una pieza, un baño y una galería con techos de machimbre y caña. Abajo de un tinglado hay 2 máquinas de videojuegos y una rocola que le sirven a los chicos para divertirse y a ella para ganar algo de dinero, que se suma a lo que arrima su marido, un cosechador de uva.

Con Selman en sus brazos, Laura dice que acaba de dormir en la cocina porque ahí "se llueve menos". Pero el olor también es insoportable.

 Fotos: Mariano Martin/DIARIO HUARPE

“Hay agua servida por todos lados. Los días de calor todo es peor. Encima tengo que salir a tirar el agua servida a una acequia”, dice. 

Antes de vivir en este asentamiento, las familias estaban en unos terrenos cercanos a la Escuela Provincia de San Juan, pero una fuerte tormenta les destrozó las casas, fueron evacuados y trasladados al Salvador Tejada. 

“Nos prestaron por 2 años estos módulos con la promesa de que nos iban a sacar de acá, pero seguimos sin respuesta y sin mejoras”, dice Laura. 

Fotos: Mariano Martin/DIARIO HUARPE

Lorena Navarro, de 40 años, vive en el fondo del asentamiento. Tiene 8 hijos y 14 nietos. Siempre piden que las autoridades desinfecten: "Los chicos viven enfermos por esta suciedad". 

Todas las semanas ella agarra un trapo, se tapa la mitad de la cara, toma un balde de 20 litros y vacía el pozo de cloaca que tanto huele al costado de una pieza. 

Fotos: Mariano Martin/DIARIO HUARPE

Con el balde en la mano camina unos 5 metros y tira el líquido verdoso a una canaleta poco profunda, escondida entre el pasto. En la radio se oye a la ministra de Salud Pública dando un consejo: dar vueltas los cacharros para evitar la propagación del dengue.

Fotos: Mariano Martin/DIARIO HUARPE

“Estoy cansada de sacar esta suciedad pero lo hago por la salud de mi familia”, cuenta Lorena, mientras se lava los brazos con jabón blanco.

Fotos: Mariano Martin/DIARIO HUARPE

Está cansada de promesas. Según dice, al día siguiente de la primera visita de DIARIO HUARPE un hombre que se identificó como funcionario de la Municipalidad de 25 de Mayo se acercó a su casa para preguntarle por los periodistas.

“Yo no les tengo miedo a los políticos”, dice Lorena.

Un año atrás vio cómo se le moría 1 de sus nietos. Fue en la galería de su casa.

 “Se me heló”.

“Después de que enterramos al bebé recién vinieron de la Municipalidad a cerrar el lugar. Esta casa le trae malos recuerdos a mi hija". 

Todos acá quieren escapar. 

“Hace 7 años que estoy en el barrio pero no me gusta. Siempre me quise ir, por eso no terminé el piso de la casa”, comenta una de las vecinas que prefiere mantener su identidad en secreto por miedo a algún tipo de represalia, pese a que asegura que la Comuna no le da nada.

 “No quiero que me metan en la misma bolsa de algunas vecinas porque yo no soy conflictiva”.

Fotos: Mariano Martin/DIARIO HUARPE

En la única calle de tierra que atraviesa el asentamiento solo caminan las mujeres y los chicos. Los hombres se van temprano a trabajar en la uva. Acá todos viven de asignaciones universales, pensiones y el sueldo de jornaleros y camioneros. Salvo Dayana Chávez, de 25 años, que tiene un quiosco.

Fotos: Mariano Martin/DIARIO HUARPE

“Hacía falta un almacén, porque lo más cerca es en la villa Santa Rosa. Acá vendo golosinas y alimentos. No es mucho lo que se vende pero con esto ayudo a mi mamá, a mis hijas y a mi hermana que tiene retraso madurativo”, cuenta Dayana. 

Fotos: Mariano Martin/DIARIO HUARPE

Sus nenas de 5 y 8 años juegan con los demás pibes, en la calle olorosa. 

“¿Qué nos vienen a dar?”, preguntan los chicos a los periodistas.

No andan con el viento a su favor, pero igual insisten en levantar sus volantines.

Fotos: Mariano Martin/DIARIO HUARPE

Sin plazos para la solución

 

El intendente de 25 de Mayo Juan Carlos Quiroga Moyano reconoció los problemas en el asentamiento Salvador Tejada: "Es muy precario lo que tienen", dijo a DIARIO HUARPE. Y aseguró que se ocuparán de la solución, pero no dio plazos.

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-El asentamiento Salvador Tejada, desde el dron de DIARIO HUARPE

 

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