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Provinciales > Sueños hechos cenizas

Se incendió un merendero y 120 niños se quedaron sin leche

Sucedió en el asentamiento Pellegrini en La Bebida. Las llamas arrasaron con todo desde alimentos hasta los equipos deportivos que le habían regalado para practicar fútbol.

19 de julio de 2019

Era un día como cualquier otro en el asentamiento Pellegrini en La Bebida, Alejandra Baraona abrió las puertas de su humilde casa que funcionaba como merendero y comenzó a preparar la leche junto a Laura, una de sus colaboradoras. Juntaron leña y encendieron el fogón para a calentar la olla, esperando por los 127 niños que asisten diariamente al lugar para alimentarse. Cuando salieron de la vivienda a poner los tablones para que los chicos merendaran, las llamas se avivaron y tomaron parte de la vivienda, transformando ese refugio en una hoguera.

El fuego se extendió rápidamente desde el techo de palo y caña hasta las paredes improvisadas con nylon. “Sucedió en un abrir y cerrar de ojos. Quedó todo nuestros sueños hechos cenizas, estoy devastada no sé qué hacer y cómo seguir”, dijo a DIARIO HUARPE Alejandra, la fundadora del merendero. Ellas cocinaban los alimentos a leña ya que no tenían conexión a la red de gas natural ni tampoco dinero para conseguir garrafas.

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La bronca y la impotencia se reflejaban en su cara, para la mujer este hecho le implica otra vez volver a empezar de cero. Lo que más le duele es que no tan solo ella se quedó en la calle junto a sus dos hijos de 19 y 16 años, sino que los chicos del asentamiento no tendrán el plato de comida. Hace dos días habían recibido desde la Asociación Amas de Casa un cargamento de leche y cacao para que los niños recibieran ese sustento pero el fuego los quemó por completo.  

El voraz incendio terminó con todo y dejó a la familia con un panorama desolador. Parte del cañizo que la protegía y cobijaba durante la fría noche quedó tirado a un costado. Algunos electrodomésticos que tenían quedaron derretidos por las llamas. Las paredes de barro teñidas de negro y sus objetos personales todos desparramados y algunos consumidos por el fuego.

Baraona vive hace más de siete años en ese lugar. Para ella siempre fue una lucha mantener esa estructura en pie. Las inclemencias del tiempo le jugaron permanentemente una mala pasada. Cuando no era la lluvia la que le provocaba filtraciones, era el fuerte viento que le volaba el techo o las crecidas que pulverizaban los adobes y derribaban la vivienda. Dice que durante el mes de enero, integrantes del Instituto Provincial de la Vivienda fueron por el asentamiento para censarlos con la promesa de darles un nuevo hogar, pero jamás recibieron respuestas.

Alejandra es una de las pioneras en la zona. Todos la quieren y respetan porque saben de su compromiso social. Anoche cuando se les quemó la casa los vecinos acudieron a su ayuda. Ella ha colaborado mucho con la comunidad ya que más allá de haberles dado la oportunidad a los más pequeños de contar con una merienda también buscaba que los chicos aprendan un deporte. Recientemente, desde un club de Villa San Damián le habían donado conjuntos de gimnasia para que pudieran armar un equipo y participar en un minicampeonato pero las llamas terminaron consumiéndolos.

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Esta situación puso en jaque sus emociones y también los sueños que tenía. Ahora la mujer busca que alguien la ayude para poder recomponer su vida y que ella y sus hijos puedan conseguir un lugar para estar. Pide a las autoridades de Desarrollo Humano que atiendan su caso ya que hay muchas personas que dependen de su trabajo. Para colaborar dieron dos números de contacto 154633391 y 155531088. “Me quedé con un brazo atrás y otro adelante, quiero una solución para poder seguir viviendo”, finalizó.

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