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Niños yoguis: colegios sanjuaninos aplican el yoga para combatir el bullying

Con este aprendizaje, los más pequeños pueden elevar su concentración y aprenden a manejar mejor las emociones. Una tendencia que continúa creciendo entre los jardines y algunas primarias. 

21 de agosto de 2022

Los pequeños se estiran después de haber atravesado la parte final de la meditación mientras la seño les indica cuál es la siguiente pose que les va a activar el cuerpo antes de terminar la clase. Otros todavía siguen recostados en la colchoneta, aunque alguno continúa tirado porque llegó a dormitar meditando. Así viven la clase de yoga y meditación los niños yoguis, una práctica que continúa marcando tendencia dentro de algunas instituciones educativas, que les permite un mejor auto conocimiento y suma en la lucha contra el bullying. 

El yoga fue ganando más espacios en la provincia y desde hace cinco años esta filosofía milenaria se convirtió en una práctica para los más pequeños. El Colegio San Bernardo y otras instituciones educativas de la provincia incorporaron, entre sus materias, el dictado de yoga para ayudar a los chicos a concentrarse, manejar las emociones, mejorar la respiración y conectarse con sus cuerpos.  

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“Quisimos instaurar un proyecto de educación emocional como un contenido transversal en el aula. Formamos a los docentes con distintos talleres, entre ellos también enfocados en la neurociencia. Decidimos incorporar meditación con yoga para los pequeños de primaria y yoga para el nivel inicial”, afirmó Celina Oro, representante legal de la institución privada.

Según lo explicado por las autoridades y la profesora de yoga, Rosana Fernández, al enseñarles estas prácticas a los más pequeños les permite dar ventajas que repercuten en las relaciones entre los alumnos. Esto puede ser una forma que ayuda prevenir el bullying o las malas relaciones entre los niños y adolescentes. En ese contexto, fueron los mismos alumnos los que contaron a DIARIO HUARPE que la práctica de yoga y la meditación les permite estar más relajados, dormir mejor y comportarse mejor fuera o dentro de clase. 

La iniciativa inició algunos años atrás en el colegio San Bernardo cuando convocaron a su actual profe de yoga. “En un principio, cuando comencé con el yoga, lo hice en varios colegios, pero me quedé dando clases en San Bernardo porque me gustó el modelo institucional que tienen”, relató la profe Rosana. De hecho, primero le dio clases a las docentes para que ellas conocieran de qué se trataba la disciplina. Así como este colegio, otros dos más de índole privado, junto a algunos jardines maternales y de nivel inicial, son los que cuentan con esta actividad actualmente. 

Los años de aprendizaje ya les permite a los chicos estirarse sin recibir muchas instrucciones. Imagen DIARIO HUARPE.

Si bien el yoga es una práctica más asociada a los adultos, hoy los padres suelen comentarles a las seños que cuando están alterados por la rutina o algún otro problema, son los más pequeños los que los ayudan a tomarse con serenidad estos momentos. “Nosotros nos planteamos porque no recibimos esta educación años atrás. Los papis nos suelen comentar que cuando intentan hablar con los niños, ellos les dicen ‘mamá, respirá’. Eso es un logro porque ahí se ve el comportamiento de los más chicos y de la reacción ante el fracaso o las frustraciones. Es importante validar el error como proceso de aprendizaje”, comentó Celina Oro.

“Es un método que sirve para combatir el bullying porque aprendemos a gestionarnos, me conozco y entiendo que puedo respirar algunos segundos antes de contestar o antes de actuar, la relación con el otro va a mejorar. Eso ayuda a evitar cualquier respuesta violenta y nos permite hacernos cargo siendo responsable de lo que nos pasa”, destacó.

Cabe destacar que las clases están orientadas para que los pequeños recuperen la elasticidad y la conexión con el propio cuerpo, algo que suelen perder en estos tiempos donde la tecnología está tan presente en ellos. Es por eso que comienzan con la práctica desde el nivel inicial hasta finalizar la primaria. “El yoga me ayudó a tranquilizarme y sacarme los enojos o el estrés que sentía por la escuela”, contó Julieta, una de las alumnas de la institución.

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'Gato bueno, gato malo' es uno de los movimientos que hacen los más pequeños en clase. Imagen DIARIO HUARPE.

“He aprendido a meditar y tranquilizarme mucho cuando vengo muy acelerado a la escuela. Para meditar de manera correcta, tenemos que inhalar profundamente todo el aire para que vaya a los pulmones y después lo exhalamos”, respondió Salvador, alumno de 5º grado del colegio San Bernardo, al ser consultado por lo aprendido en estos años.

Con esta práctica más la educación emocional y la forma en la que se trabaja la neurociencia, esta institución, el objetivo es permitir que los alumnos puedan descubrir sus talentos, sus fortalezas y puntos débiles para que el día de mañana pueda tener definido lo que les gustaría seguir cuando sean más grandes. “Muchas veces hay alumnos que llegan al último año de la secundaria y no saben a qué dedicarse. Este tipo de educación le permite a los chicos llegar al último año de la primaria conociendo los talentos y eso es un aporte muy bueno de riqueza para esta sociedad”, destacó la profesional.

Por este motivo, a la hora de brindarle las herramientas de esta práctica, las docentes tienen en cuenta la “no estandarización”. Esto tiene que ver con que se respetan los tiempos de aprendizaje de cada uno porque a algunos a alumnos les puede costar más que otros, valorando a la persona mientras se respetan los tiempos en un contexto adecuado.

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