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Judiciales > En Los Berros

En San Juan: fue abusada, no le creyeron y la Justicia le dio la razón

Después de sufrir el acoso de un vecino durante un año, desde los 15, se animó a hablar. Pero el juzgamiento de sus conocidos reavivó el dolor. Tras la condena, contó su historia.

09 de julio de 2023
La adolescente sufre hasta hoy las consecuencias físicas y mentales de lo sucedido. 

Desde que tenía 15 años hasta cumplir 16 su vida, se volvió un infierno por culpa de un vecino que la conocía de toda la vida. A pesar del miedo, de que él la amenazara con que nadie la iba a querer o que la iba a dañar, un día se quebró y pudo contarlo. Meses después la Justicia le dio la razón, el hombre confesó los hechos y fue condenado. Pero a pesar de que consiguió el final esperado, la adolescente tuvo que pasar por un doble calvario, porque en el proceso sintió que a ella la juzgaron por lo que le sucedió.

La víctima habló con DIARIO HUARPE y contó su verdad, un día después de la condena a Omar Pelayes, un comerciante de Los Berros. El hombre recibió una condena de dos años en suspenso tras confesar que acosó, manoseó y hostigó a su vecina durante meses. Luego de que la historia tuviera un cierre en Tribunales, la joven y su padre decidieron hablar por primera vez.

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Es que durante los meses que demoró la investigación sintió que la condena social recayó sobre ella, porque algunos vecinos y conocidos defendían al hombre que la acosó. “Me echaban la culpa, decían cosas y yo me enteraba, porque nos llegaban los comentarios”, relató. Ella había empezado a recluirse mientras sucedían los abusos, afectada por lo que le estaba pasando, pero todo empeoró cuando se vio señalada.

La adolescente todavía sufre las secuelas: depresión, ataques de pánico, un extenso tratamiento psicológico y psiquiátrico, medicación y miedo a salir a la calle. Esto último, lamentablemente, alimentado por los comentarios y acusaciones de personas que defendían al abusador. Por eso hablan, para intentar cerrar por completo este capítulo.

“Tuvimos que pasar muchas cosas y fue muy doloroso, pero decidimos como familia no publicar en las redes sociales ni escracharlo porque no queríamos que nada afecte la investigación, queríamos tener la condena. Pero en el medio nos enteramos de cosas y muchos me vinieron a preguntar si era así como decíamos”, contó el hombre. "Recibimos muchos golpes, pero ahora nosotros dimos el final, el de la verdad".

La tortura de vivir a metros del abusador

El acoso empezó cuando la adolescente iba a la verdulería que tiene Pelayes a metros de su casa. El hombre aprovechaba si no había nadie para sus ataques y se le insinuaba, le decía que había soñado con ella y que "iba a ser de él".

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Luego empezó a seguirla, ya que conocía sus horarios. “Él averiguó a qué hora iba a la escuela y en ese momento salía con la camioneta para la feria y en el camino le ofrecía llevarla”, contó su padre. Alrededor de esa época también empezó a mostrar interés y preguntarles a sus familiares cómo estaba. “Después, cuando mi hija habló, me di cuenta de las cosas, pero no nos podíamos imaginar. Está enfermo, obsesionado”, reflexionó el padre de la menor.

El sujeto llegó a celarla y amenazarla con atacar a sus amigos. “Si me veía con algún amigo después los insultaba, me decía que tuviera cuidado”, contó la joven. El hecho más grave fue cuando un día aprovechó que ella estaba sola en la verdulería y la manoseó y besó por la fuerza. Hasta hoy piensa en que, si no hubiese denunciado, él podría haber llegado a más.

La adolescente, mientras tanto, empezó a sufrir los efectos de los ataques del hombre. No quería comer, no quería salir de su casa y pedía no ir a comprar a ese lugar. No se animaba a hablar porque Pelayes le dijo que si contaba lo que estaba pasando, nadie la iba a querer, que todos la iban a señalar, ya que las dos familias en Los Berros.

Su salud física se afectó, empezó a tener ataques de pánico, insomnio, un problema en la piel que hasta hoy persiste y tics nerviosos. Fueron meses en los que intentó que nadie se diera cuenta de lo que sucedía, pero también en los que pensó en quitarse la vida y se autolesionó, contó su padre.

También bajó su nivel en la escuela, donde siempre le iba bien. Esto hizo que una docente interviniera y le preguntara qué estaba pasando. Ante esto la adolescente se abrió por primera vez y le contó a su profesora qué le estaba pasando. Luego a una tía y finalmente a sus padres.

“Después de que le dijo a la tía, ella nos llamó, nos sentamos y mi hija nos contó, se puso a llorar, nunca nos imaginamos que esto estaba pasando”, relató su padre. La primera reacción del hombre fue confrontar a su vecino, con quien antes tenía una relación de amistad. “Le dije que le daba oportunidad de sincerarse con su familia, primero lo negó, pero teníamos videos, audios”, contó el hombre.

Es que la adolescente, aterrada por las amenazas, había grabado a escondidas con su celular, porque quería tener pruebas. Con eso y las declaraciones de la joven, que pidieron dos veces en la Justicia hasta que la tomaron, el proceso judicial avanzó en unos 9 meses y ahora llegó la condena que esperaban.

Tal como se habían propuesto, tanto la joven como su padre decidieron hablar una vez terminado el juicio, cuando la culpabilidad del hombre quedó acreditada. Hoy prefieren contar su versión para eliminar todas las dudas que recayeron sobre la adolescente y también, dijo el padre, para pedirle a todos que denuncien.

“Nos enteramos de un montón de cosas que pasan y la gente no denuncia por miedo a qué van a decir, pero si nosotros no lo hacíamos, no sabemos qué más hubiese hecho este hombre”, cerró.

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