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Franco, el policía "héroe" que ayudó a varias familias afectadas por las lluvias
Por Facundo Merenda
Las lluvias torrenciales que se precipitaron en San Juan durante las últimas horas dejaron calles anegadas y algunas familias prácticamente con lo puesto. Uno de los lugares más perjudicados en la provincia fue la zona de calle Aberastain entre 16 y 17. En ese sector las familias no tan solo tuvieron que soportar el sismo de 6,4 que se registró el 18 de enero, sino que las lluvias arrasaron con lo poco que les quedaba en pie generando que muchas se autoevacuaran para preservar su salud.
DIARIO HUARPE recorrió esta localidad en donde el barro y la creciente eran la postal recurrente en donde chapoteaban chicos y grandes. En medio de tanto dolor por perder casi todas sus pertenencias, apareció un alma caritativa. El sanjuanino Franco Castiglione llegó al lugar. El hombre iba en moto, su compañera fiel para realizar algunos operativos, sin embargo este era distinto.
Franco es policía. Pertenece a la Base Municipal de Pocito. No fue una jornada más para él. El agua helada no lo intimidó para dejar a su compañera y, con el casco puesto por si algún inconveniente estructural ocurría, introdujo la mitad de su cuerpo en lo que antiguamente constituyó el patio de Mayra Peruse, una sanjuanina que perdió todo tras las lluvias.
Ese patio en donde antes jugaban los dos pequeños de la mujer se convirtió en un reservorio de recuerdos. Los pocos electrodomésticos que adquirió flotaban. El agua ubicó la heladera casi arriba del techo. El trabajo consistía en recuperar algo de lo que tenían porque la estructura ya no daba para más.
Testigos contaron a este medio que cuando Franco llegó al lugar y se encontró con este cuadro de situación no dudó un solo instante en ofrecer su colaboración. Iba sólo, pero no dudó en tender una mano. Imperaba el deber, pero también las ganas de ayudar.
“Es mi deber”, dijo Franco a DIARIO HUARPE.
El joven se transformó, sin quererlo, en el héroe anónimo de ese puñado de vecinos. Anónimo porque no brindó demasiadas declaraciones a este medio. Alejado de las cámaras y el micrófono, el profesional contó que su tarea era estar al lado de la gente. Sin embargo, los lugareños aseguran que cuando arribó a esa zona se presentó con su nombre y apellido. Desde ahí empezó a trabajar como uno más.
El operativo demandó más de una hora y media de sacrificio. Los pies de los rescatistas de objetos embarrados estaban acalambrados. El frío jugaba en contra. Los últimos minutos fueron complicados, aunque un aplauso de la comunidad calentó el espíritu de Franco. Estaban agradecidos.
Las tareas concluyeron. Las pertenencias todas húmedas de Mayra ya reposaban sobre un alto en la tierra. Franco tomó a su compañera de ruta. Saludó a los damnificados y se fue. Las familias renovaron el aplauso. Una fila de casi cinco metros funcionó como el túnel de la gloria improvisado para el efectivo.