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Provinciales > Sanjuaninos y un mismo drama

El terremoto les dañó la casa y la lluvia los dejó en la calle

Vive en Aberastain entre 16 y 17. Piden ayuda para reconstruir su hogar.  

01 de marzo de 2021

La lluvia arrasó con lo poco que les quedaba. El terremoto del 18 de enero los había dejado con sus casas resquebrajadas y las paredes al borde del colapso, pero este lunes un nuevo enemigo les tocó la puerta en calle Aberastain entre 16 y 17. Sin pedir permiso el agua ingresó al interior de sus viviendas y los dejó en la calle.

Mayra Peruse, de 30 años, vivió una madrugada de terror. Estaba con sus dos pequeños hijos cuando el agua comenzó a filtrarse por los techos. Sin embargo, algo peor estaba por ocurrir: el canal que limita con su vivienda desbordó y los colchones quedaron flotando.

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“Perdí todo”, con esa frase Mayra resumió, entre lágrimas, sus tres años viviendo en ese lugar. Su casa, de nylon y cañas reconstruidas tras el movimiento telúrico, quedó bajo el agua. La heladera flotando y las sillas con algunas de sus pertenencias recuperadas entre el agua fue la postal que se mezclaba con la tristeza de esa familia que veía todo destruido.

Mayra junto a uno de sus hijos. Sobre su espalda su casa hundida por el agua. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

Comprometidos, los vecinos desde temprano la ayudaron a sacar sus muebles. Caminaron hasta el final del asentamiento, donde habitan más de 300 familias, y entre veinte asistentes rescataban sus cosas entre el agua fría y la lluvia que no cesaba. Tres integrantes de los Bomberos Voluntarios de Pocito fueron a ver la situación, aunque algunas familias comentaron que desde el municipio no recibieron respuesta.  

Las construcciones precarias que soportaron el sismo, cayeron por el agua. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

El canal Céspedes desbordó y eso complicó la situación de varios. Fátima Chávez, de 27 años, también quedó con una mano atrás y otra adelante. Estaba desesperada. Sus lágrimas reflejaban la mirada de su pequeña hija, la que pudo salvar antes de que la envolviera la creciente.

Las pertenencias de las familias nadaban en el barro. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

“Estaba preocupada. Esta madrugada empezó la lluvia muy fuerte y atiné a salir de mi casa, pero lo primero que hice fue salvar a mi hija”, contó Chávez a DIARIO HUARPE.  

En el fondo de su casa, la correntada de barro le llevaba algunas de sus pertenencias, aquellas que pudo conseguir gracias al trabajo de su esposo. El deseo de la mujer es obtener una casa propia. Contó que está ansiosa por trasladarse a otro lugar para poder rearmar su hogar, pero ahora sí que será de cero.

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Los niños jugaban y chapoteaban en el barro, mientras los grandes lloraban. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

En carpa

Natalia Barrionuevo lloraba mientras sacaba sus muebles de un sector y ponía a sus hijos adentro de una carpa.

“Fue terrible, me quedé sin nada”, contó.

Explicó que pudo salvar algo de lo que le había quedado de la vieja estructura que consumió el terremoto, pero ahora estaba todo pasado por agua. “Arreglé un poco, pero ahora sí me quedé en la calle”, dijo.

La mujer, de 32 años, vive junto a otras cinco personas. “Tengo ganas de dejar todo e irme a otro lugar para ser feliz”, sintetizó. Mientras tanto encontró un cuadrado de tierra firme para estacar la carpa y proteger a sus hijos.

Todo en carpa, sin techo firme, pero con ganas de irse. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

La protectora de 17 hijos

Margarita Barzola, de 60 años, tiene 17 hijos. A todos se les derrumbó su casa y fueron a buscar protección a la vivienda de su madre. Sin embargo, la mujer reconoció que su hogar no es seguro porque el terremoto movió la estructura y provocó que las paredes quedaran muy dañadas.

“Nos acomodamos como podemos, pero ya somos muchos viviendo acá. Queremos una solución urgente”, indicó la sanjuanina.

Margarita, la protectora de 17 hijos. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

La cruz para espantar la lluvia

Al borde de la desesperación, mientras la lluvia amenazaba la familia salió hasta el frente de la vivienda y dibujó una cruz de sal sobre la tierra. En el medio clavó un cuchillo con la idea de frenar el fenómeno, aunque la naturaleza se ensañó de nuevo y quedaron embarrados, con sus pertenencias destrozadas.

La cruz de sal para no sufrir más inundaciones. Foto: Sergio Leiva / DIARIO HUARPE.

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