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Cada copo de nieve cuenta, pero no alcanza para revertir el déficit acumulado

Silvio Pastore, especialista en glaciología y cambio climático de la UNSJ, brindó un análisis técnico del fenómeno y advirtió que, aunque las bajas temperaturas ayudan a conservar la nieve, el panorama sigue siendo crítico en las cuencas hídricas.

Hace 4 horas
Aunque la nevada suma, está lejos de ser una solución al déficit hídrico estructural que atraviesa la provincia.

Después de 14 años, la nieve volvió a cubrir parte del paisaje sanjuanino. Este domingo 29 de junio, vecinos de distintos departamentos de San Juan se sorprendieron al ver caer copos de nieve en zonas bajas de la provincia, un fenómeno que generó emoción en la población y amplias repercusiones en redes sociales. Sin embargo, más allá del impacto visual y emotivo, el evento plantea interrogantes sobre su verdadero impacto en el contexto de la prolongada y profunda crisis hídrica que se sobrelleva en la provincia desde hace más de una década.

Para conocer en profundidad los efectos de esta nevada, DIARIO HUARPE se puso en contacto con Silvio Pastore, coordinador del Gabinete de Estudios de Geocriología, Glaciología, Nivología y Cambio Climático de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ). El experto brindó detalles sobre el fenómeno y fue categórico: aunque la nevada suma, está lejos de ser una solución al déficit hídrico estructural que atraviesa la provincia.

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“Suma, pero no alcanza”

Pastore explicó que la nevada del domingo 29, si bien limitada en términos de cantidad, se produce en un contexto de bajas temperaturas que ayudan a conservar la nieve ya caída. “La buena noticia radica en las temperaturas bajo cero. Estas condiciones permiten la cristalización de las nevadas anteriores y preparan el terreno para futuras precipitaciones níveas”, señaló el especialista.

Sin embargo, fue claro al advertir que el aporte hídrico de esta nevada es menor. “No es suficiente para revertir el déficit acumulado de nieve en la cordillera. Venimos de años muy secos y esta nevada, por más significativa que parezca visualmente, no cambia el escenario estructural de escasez hídrica que enfrentamos”, recalcó.

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Un panorama preocupante en las cuencas hídricas

Pastore detalló que las mediciones realizadas por el Gabinete de Estudios de la UNSJ muestran una situación alarmante en las principales cuencas de la provincia. En la cuenca del Río San Juan, la acumulación de nieve previa a la nevada del domingo representaba apenas el 50% de lo registrado el año pasado. La situación es aún más grave en la cuenca del Río Jáchal, donde la cobertura nívea alcanza apenas entre el 30% y el 33% respecto al invierno anterior.

“Estos datos muestran que estamos en una situación de disminución importante de precipitaciones. No hay forma de disimularlo. Esta nevada no cambia el escenario; por el contrario, nos recuerda la fragilidad de nuestro equilibrio hídrico”, explicó Pastore.

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El invierno aún no termina: ¿hay lugar para la esperanza?

A pesar del panorama desalentador, Pastore mantiene una mirada técnica con cierto grado de expectativa: “Todavía queda una parte significativa del invierno. Si se registran nuevas nevadas, podrían contribuir a mejorar el panorama, pero tienen que ser abundantes y sostenidas”.

En este sentido, señaló que es clave monitorear las condiciones meteorológicas de las próximas semanas y seguir evaluando el impacto de cada evento en las reservas de agua.

Una crisis que no se resuelve con una sola nevada

La provincia de San Juan atraviesa una crisis hídrica que lleva años en desarrollo, vinculada a la persistente disminución de nevadas en la cordillera. En este contexto, cada copo de nieve cuenta, pero no alcanza para revertir el déficit acumulado. Y por eso es fundamental entender que el problema es estructural y que se necesitan también políticas sostenidas, inversión en infraestructura y estrategias de adaptación al cambio climático para enfrentar esta situación a largo plazo.

Conclusión

Si bien la nevada del 29 de junio fue un fenómeno climático relevante, tanto por su rareza como por el simbolismo que representa para una provincia golpeada por la sequía, los especialistas insisten en que no se trata de una solución mágica. La crisis hídrica en San Juan requiere atención urgente, planificación y compromiso interinstitucional para garantizar el agua que sostiene la vida y el desarrollo en la región.

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