Provinciales > En San Martín
Concurso de barriletes en San Martín: un momento para revivir la infancia
Este domingo hubo más de 264 barriletes que coparon el cielo del Complejo Ceferino Namuncurá debido a un concurso. Las formas y estilos eran diversos, había desde una caja hasta un barco. Las historias de los participantes.
Por Eliana Ruiz
Un panorama distinto se vio este domingo en el Complejo Ceferino Namuncurá, en San Martín. A quienes arriban frecuentemente los fines de semana se sumaron miles de familias que llegaron para ser parte del tradicional concurso de barriletes que organizó el municipio. Es por ello que el cielo se vio diferente, lleno de colores debido a los volantines que los papás y mamás elevaron junto a sus hijos.
Las cañas y las bolsas de residuos fueron los elementos que más distinguían a estos juguetes que habían hecho de forma casera los participantes del concurso. Esa era una de las premisas fundamentales para ser parte, que los materiales fueran reciclables, por lo que también se vieron papeles de regalo y diversas telas, entre las que lideraba el jean. También, tuvieron en cuenta la originalidad y el vuelo más alto.
Estos ítems habían sido teniendo en cuenta por los sanjuaninos que en sus casas hicieron barriletes que adornaron el cielo. Tenían adornos de estrellas, de corazones, con personajes como Pikachu o Batman, con águilas y otros que simulaban ser brujas que habían hecho con bolsas negras de residuos. No obstante, los que más llamaron la atención de quienes estaban ahí era uno que parecía ser una caja y un barco, cuyo propietario hizo con cañas y papel de regalo siguiendo un tutorial de YouTube.
Si bien, en los alrededores del escenario del complejo había una gran cantidad de espectadores de los shows de magia y canto, el lugar más elegido era una loma que se encontraba a unos 300 metros. Ese era la zona perfecta para lanzar las creaciones. Ahí se subían decenas de familias que hacían el fuego para el asado y después ponían a volar los volantines. Era un momento emocionante para todos, ya que padres, madres y abuelos recordaron los juegos de su infancia, mientras que, los niños y adolescentes, disfrutaban de una tarde distinta y de un atractivo con el que pocas veces habían jugado.
Bajando la loma se encontraban otras personas que optaron por un terreno liso para volar el objeto. Aunque debían andar esquivando hilos, sogas y cuerdas y hasta algunos de los cometas que caían cuando el viento no acompañaba, por suerte, una brisa estuvo presente durante toda la jornada en la que se hizo el evento, así que fue un día perfecto.
De este certamen participaron 264 ciudadanos. Quienes resultaron ganadores fueron Magalí Tejada con “Montoro”, que obtuvo el primer puesto; Benjamín Escudero con “Recorre cielos” tuvo el segundo lugar y Alexander Pelaitay se ubicó el tercer lugar con su barrilete al que no le había colocado nombre.
Historias con vuelo
Una paradoja: revivir la infancia y, a la vez, despedirla
Laura Illanes llegó al evento cargada de emociones. Estaba segura de que iba a recordar recuerdos de su infancia, cuando elaboraba cometas con papel de diario de la mano de su papá. Los hacían principalmente para participar de concursos que llevaban a cabo en su barrio con motivo del Día del Niño.
La mujer fue acompañada de su esposo, Cristian Cáceres, su papá José Nicolás de 80 años y sus hijos, Dámaris de 14 y Uriel de 11. Para la familia fue el plan ideal para despedir las vacaciones de invierno, así que, apenas se enteraron, el miércoles por la noche lo debatieron y ese mismo día lo decidieron.
El viernes por la noche pensaron con qué armarlos y los colores que cada uno quería. Al día siguiente se pusieron manos a la obra. Dámaris usó una bolsa de consorcio de celeste y propuso que el suyo fuera de corazones y con amor “porque el año que viene cumple los 15 años y está despidiendo su niñez”. Mientras que Uriel eligió usar un Pikachu, que le había quedado de adorno de uno de sus cumpleaños.
Este domingo, poco después de las 9 comenzaron a ordenar la conservadora, en la que no faltaron la carne para el asado ni las bebidas. Así, emprendieron el viaje de casi una hora desde La Rinconada, en Pocito, hasta el departamento San Martín. Pasadas las 10 ya estaban instalados en una loma desde la cual volaron sus creaciones.
“Es un encuentro de sentimientos. Mi hija viene a despedir su infancia y yo vengo a recordarla. Me siento muy emocionada recordando mi niñez y sé que este momento ella lo va a recordar cuando sea grande”, relató Laura emocionada mientras veía el cielo lleno de colores y de objetos volando en él.
Por primera vez
Yanina Aguado llegó este domingo con su esposo y su hija Pilar, de 8 años. El matrimonio tiene otros hijos con quienes habían realizado barriletes, pero con la más chica no lo habían hecho. Es por ello que cuando se enteraron del concurso se anotaron para que la pequeña tenga esa experiencia por primera vez. Para participar, el papá y la pequeña armaron todo con bolsas, cañas y papeles de colores.
“Teníamos ganas de venir desde antes de que empezara la pandemia. Antes no estaban estos concursos, pero nosotros con nuestros hijos más grandes los hacíamos y jugábamos con volantines y trompos, así que queríamos que la más chica también tuviera esta experiencia”, contó la mamá.
Una caja volando en el cielo
Entre los elementos que había este domingo había uno que captaba la atención de gran parte de los presentes. Es que desde lejos se veía como una caja que volaba y no se le veían las tradicionales varillas que suelen tener este tipo de productos. Quien lo realizó fue Iván Amoroso, un hombre que fue a la actividad junto a sus sobrinos y sus familiares.
“Es como lo que se usa en el kitesurf, sólo que es una parte, son celdas de tela impermeable que se cortan, se cosen y en el aire se inflan con el viento y dejan esa forma”, relató Iván.
Hacer esta idea que vio en internet le llevó varias horas, pero siguió paso a paso los planos e instrucciones que descargó y puedo llegar con éxito al resultado. Él optó por ese modelo porque no usa varillas, se puede enrollar y llevar fácilmente a cualquier lado.
Con cuatro volantines y ganas de ganar
La familia González arribó con cuatro barriletes en esta jornada. Todos los hizo el marido, Germán, ya que es algo que le gusta mucho hacer. “Tenemos cuatro y queremos ganar con alguno”, dijo su esposa, Cecilia.
“Antes esta era la diversión que había, así que anoche él se puso y armó varios para mi hija, mis sobrinas y para poder volar él también”, agregó la mujer.
Entre todos los que habían llevado se encontraba uno de los que más altos volaba, debido a que le pusieron una cuerda de alrededor de 1.000 metros y lograron que casi en ningún momento cayera al suelo.
Un barco volando
“Lo hice siguiendo un tutorial de Youtube, pero me falta perfeccionarle algunos detalles para que vuele más alto. Me gusta innovar, por eso elegí hacer un barco”, dijo Ítalo López.
El hombre tiene 44 años y fue a este concurso con su esposa, sus tres hijas y su suegra. Para llegar a este resultado estuvo unas siete horas trabajando con cañas y papel de regalo. Fue fundamental la paciencia, ya que el papel era algo débil y con cualquier movimiento en falso se le podía romper y arruinar el trabajo.