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Provinciales > Historias sanjuaninas

Cómo es trabajar en urgencias del hospital más grande de San Juan

En el Día del Médico, el jefe del Servicio de Urgencias del Hospital Doctor Guillermo Rawson contó la dinámica y presiones del trabajo.

Hace 1 hora
Daniel Palma, jefe del servicio de urgencias del Hospital Rawson. (Foto: Gabriel Flores / DIARIO HUARPE).

El Servicio de Urgencias del Hospital Doctor Guillermo Rawson es, desde siempre, un territorio donde el tiempo corre distinto. Era el lugar al que llegaban quienes no podían esperar, donde la respiración ajena se vuelve tarea propia y donde cada decisión carga con el peso de lo irreversible. En ese escenario trabaja Daniel Palma, quien se desempeñaba como jefe del área y que, en el Día del Médico, abre una puerta hacia el mundo que pocos conocían.

Palma describió el sector como el centro de derivación por excelencia de toda la provincia. Explicó que reciben pacientes que vienen por sus propios medios, otros trasladados desde zonas periféricas y, en los casos más críticos, personas que descienden del helicóptero en el helipuerto del hospital. “Estamos preparados para asistir todas las situaciones de urgencia y emergencia, aunque muchas veces sufríamos saturación por la cantidad de casos”, detalló a DIARIO HUARPE, acostumbrado a una demanda constante. Promedia entre 150 y 200 atenciones diarias, clasificadas por colores según gravedad. “La mayoría corresponde a casos leves, pero entre el 20% y el 25% son realmente graves”, explicó. En ese grupo se incluyen accidentes de tránsito, caídas de altura, heridos por arma blanca o de fuego y urgencias quirúrgicas como abdomen agudo o hernias estranguladas.

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El tránsito emocional tampoco es menor. Palma contó que lleva 33 años de carrera, la mayoría vinculados al trabajo en urgencias, y que desde hacía seis ejerce la jefatura. “Vivimos situaciones de alto estrés, muchas veces muy chocantes. Hay que tener una madera especial para trabajar aquí, porque todo lo imaginable puede llegar”, sostuvo. También reconoció que no todos los profesionales se adaptan. “Hay médicos preparados para otras áreas, y está bien que así sea. Pero nuestro staff cuenta con especialistas en trauma, emergentólogos y un equipo de apoyo técnico que trabajaba las 24 horas”.

El cambio de edificio había sido un antes y un después para el servicio. Según Palma, el shock room representa una herramienta fundamental. “Es de primera línea, preparado exactamente para lo que hacemos. Tiene acceso directo al exterior, a los quirófanos y a los ascensores. No necesita mejoras; la parodología es completa para resolver situaciones críticas”, remarcó.

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Por guardia trabajan alrededor de ocho médicos durante turnos de 24 horas, apoyados por un sistema de residencias que permite que los jóvenes profesionales tomen experiencia. “Algunos se identifican con esta dinámica y buscan continuar su vida laboral aquí; otros descubrieron que su vocación iba por otro camino”, relató.

Pese a la exigencia, existe una dimensión más silenciosa, casi íntima, en el oficio. El médico reconoció que los años lo hicieron valorar ciertos instantes que no figuraban en protocolos ni estadísticas: el gesto de alivio familiar, el pulso que volvía, la mirada que dejaba de ser urgencia para convertirse otra vez en rutina. “La sociedad está cada vez más demandante y la situación es compleja, pero debemos seguir abrazando esta profesión, dignificándola y encontrándole sentido”, expresó.

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Con la llegada del Día del Médico, Palma compartió un mensaje que sintetiza sus décadas en el hospital. “La posibilidad de ver entrar a una persona enferma y verla irse sana no tenía precio. Ese es el verdadero premio”, afirmó, dejando claro que, incluso en los pasillos donde la vida pende de segundos, siempre hay un lugar reservado para la vocación.

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