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El último deseo del Papa, estar lúcido al morir
El Papa habló sobre la muerte y qué esperaba en sus últimos momentos de vida terrenal.
POR REDACCIÓN
El fallecimiento del Papa Francisco a los 88 años, ocurrido este lunes 21 de abril de 2025 según confirmó la Santa Sede, marcó el final de un pontificado que transformó profundamente a la Iglesia Católica. En sus últimos meses de vida, el Sumo Pontífice había manifestado una particular tranquilidad ante la perspectiva de la muerte, como quedó registrado en una de sus últimas entrevistas concedidas.
En dicho diálogo, el líder religioso argentino expresó con claridad su postura ante el inevitable final: "No le tengo miedo a la muerte. Sé que va a venir". Sin embargo, reveló un único deseo personal: "Le rogué al Señor que no me agarre inconsciente. Eso no". Estas palabras adquieren especial relevancia al conocerse las circunstancias de su deceso, ocurrido tras un prolongado deterioro de su salud.
Los problemas médicos del Papa Francisco se habían agravado notablemente en sus últimos años. En 2021 fue sometido a una resección intestinal mayor, intervención que marcó un punto de inflexión en su condición física. Posteriormente, padeció persistentes dolores ciáticos y complicaciones en las articulaciones que lo obligaron a movilizarse en silla de ruedas. Su último episodio crítico ocurrió en febrero de 2025, cuando una neumonía bilateral lo mantuvo hospitalizado durante 38 días en el Hospital Gemelli de Roma.
A pesar de su frágil estado, Francisco demostró una inquebrantable fortaleza espiritual hasta sus últimos días. Su última aparición pública tuvo lugar durante la celebración de Pascua, cuando desde el balcón de la Basílica de San Pedro dirigió la tradicional bendición "Urbi et Orbi" ante miles de fieles congregados en la plaza. En ese histórico momento, prescindiendo del oxígeno suplementario que requería, hizo un vehemente llamado a la "libertad de pensamiento y a la tolerancia", además de pedir por la paz en los conflictos globales.
Sobre sus creencias respecto al más allá, el pontífice había compartido en la mencionada entrevista una visión esperanzadora: "Debe haber una luz muy grande, una felicidad inmensa. Un camino hacia el encuentro con Dios". Esta convicción en la misericordia divina fue un sello distintivo de su ministerio, reflejado en su frecuente afirmación de que "Dios siempre espera y ayuda hasta el último momento".
El protocolo fúnebre que se aplicará responde a las modificaciones que el mismo Francisco introdujo en 2024 al "Ordo Exsequiarum Romani Pontificis", documento que regula los ritos funerarios papales. Entre los cambios más significativos se encuentra la eliminación del simbólico ritual del martillo de plata para confirmar el fallecimiento y la decisión de ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, rompiendo con la tradición de las grutas vaticanas.