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Liberaron crías de ave de una especie al borde de la extinción

Tres pichones nacidos en cautiverio fueron liberados en el estuario del río Santa Cruz. Es la primera vez que se logra este paso en la Argentina con esta ave emblemática al borde de la extinción.

POR REDACCIÓN

05 de mayo de 2025
Hito para la conservación en la Argentina: liberaron crías de ave de una especie al borde de al extinción. (Foto: Ignacio Roesler)

En un acontecimiento histórico para la conservación de la biodiversidad en la Argentina, tres ejemplares juveniles de macá tobiano fueron liberados en su ambiente natural en el estuario del río Santa Cruz, tras haber sido criados completamente en cautiverio. Se trata de un paso sin precedentes que podría marcar el inicio de la recuperación de esta especie única y amenazada de la Patagonia.

Los tres pichones nacieron en la Estación Biológica Juan Mazar Barnett, donde durante años el equipo del Programa Patagonia de Aves Argentinas ha trabajado incansablemente para revertir la alarmante disminución de la población de esta especie.

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Una historia reciente y amenazada

El macá tobiano (Podiceps gallardoi) fue descubierto recién en 1974, en lagunas cercanas a El Calafate. Esta ave acuática, de plumaje blanco y negro con detalles rojizos, habita en lagunas de altura del oeste de Santa Cruz y migra cada invierno hacia estuarios costeros más bajos.

Durante años, su hábitat aislado se creyó una ventaja para su conservación, pero el cambio climático, las especies invasoras y el impacto humano demostraron lo contrario. En 2012, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo catalogó como “en peligro crítico”, una antesala a la extinción total.

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Una estrategia pionera

Ante la casi nula reproducción exitosa en estado silvestre, los especialistas decidieron implementar una técnica inédita en el país: criar individuos desde el huevo en condiciones controladas. Este procedimiento incluyó la recolección de huevos de “reaseguro”, incubación artificial, alimentación manual continua y adaptación progresiva a un entorno que simula su hábitat natural.

“El desafío fue enorme. Los pichones no solo requieren calor y alimento, también necesitan nadar varias veces al día para estimular su desarrollo. Hubo que replicar condiciones muy precisas durante semanas”, explicó uno de los biólogos del proyecto.

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El día esperado: la liberación

Después de más de dos meses de cuidados intensivos, los tres juveniles alcanzaron el peso y comportamiento adecuados para enfrentar el medio natural. Fueron liberados directamente en su sitio de invernada, lo que les permite evitar la primera migración, considerada una de las etapas más riesgosas para la especie.

Cada uno fue marcado con un anillo rojo numerado, que permitirá identificarlos si regresan a las lagunas altoandinas durante el verano, como se espera que ocurra.

¿Un futuro posible?

Aunque las condiciones naturales siguen siendo adversas para la reproducción, esta técnica de cría controlada podría cambiar el rumbo. Si se logra replicar el proceso con éxito cada año, se podrían liberar más de 50 juveniles anualmente, lo cual triplicaría la población en poco tiempo.

Esta estrategia ya fue exitosa con especies al borde de la extinción como el cóndor de California o el panda gigante. Pero su continuidad depende de la coordinación entre ONGs, científicos, organismos estatales y gobiernos locales.

Hoy, el vuelo libre de tres macás tobianos representa mucho más que una hazaña biológica: es una señal concreta de que todavía se puede evitar su desaparición definitiva.

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