Publicidad

Opinión

“En un mundo agradable”

(Compartir mis escritos, tiene el carácter de la historia que en “El libro de los abrazos” cuenta Galeano, en "La función del Arte/1", cuando el niño, ante la inmensidad del mar, dice: - ¡Ayúdame a mirar! - )

La mañana entraba fría por el tramo abierto de la ventana que da al sur. Y en, los vidrios de la ventana del este, entre las figuras en movimiento, que el sol armaba con las hojas de los árboles de la orilla de la pieza, se iba acentuando el amarillo, detrás de la cortina. Yo pensé, que entonces, se iría templando el aire del Sur. La bulla moderada, aun, de los pájaros y el ruido, lejano, de algún tractor que trabajaría el campo, conformaban una sensación de tranquilidad. Aun, era muy temprano. Y mi tranquilidad se confirma, cuando no espero que, a esa hora, esté por llegar alguien a la casa. Aun, era muy temprano, y los alrededores más próximos de mi mundo eran agradables. Por las noches, al acostarme, suelo encender mi pequeña radio y como en secreto, busco en los auriculares lo que dicen las emisoras de amplitud modulada, que son las que hablan. También, puedo ir a una o dos radios de Uruguay… como antes, cuando las radios de aquí tartamudeaban, por orden de la dictadura criminal, para no decir lo que nos importaba, para no dar cuenta de lo que, en la vigilia y en los sueños, nos amenazaba.  Antes y a veces, la encendía al despertarme, de madrugada, para cortar la ensoñación que estaba de cola, de una noche sin insomnio, y salir de la continuidad de algún sueño, que se hubiese puesto fastidioso. Antes, es anterior al martirio. Desde entonces, las emisoras repiten las estadísticas de la peste, y renuevan el ranking del país en la desgracia. Entonces, no la enciendo al despertarme. Pero hoy sí la encendí… y, David Lebon, decía: “Quiero despertarme en un mundo agradable”… Aseguré los dos auriculares y cerré los ojos… Cuando apagué la radio, casi sin darme cuenta repetí dos de los versos del estribillo: “Este es mi sueño y el de muchos más”……. “Esta es mi casa, donde quiero estar” … ¡la puta! …que comienzo que tiene ese Poema… “Quiero despertarme en un mundo agradable”… Y eso no puede ser una petición, para quienes tenemos más de siete u ocho años de edad. Aunque se diga suavemente, es un reclamo, es una repetición del absurdo. Es un hombre parado frente al absurdo, que pone en voz alta el absurdo. Dice Albert Camus, que el absurdo “surge de la comparación entre un estado de hecho y cierta realidad, entre una acción y el mundo que la supera”. Cada uno, entre otros tantos, queremos despertar en “un mundo agradable”. Que, a nuestros mundos, al de cada uno, no le fastidien el silencio ni la soledad. Ni el silencio ni la soledad fastidian, cuando no son ajenos. Que “los otros tantos”, no nos propongan ni nos dispongan. “Que… no… nos”: señala objetos de la Libertad. Es el fastidio por lo que se cruza entre la Voluntad y la Belleza. Es lo que nos incomoda la mirada que hacemos de la Vida… Mi mundo es agradable, y en este sistema de adueñamiento y acumulación, “agradable” referido a mundo, que es referido a la cotidianeidad, deriva de “privilegio”. En otros mundos que cruzo con mi mundo, hay hombres y mujeres que duermen en las calles y niños con hambre recostados en los umbrales. Calles, umbrales e infelices que habitan mundos que no atraviesan el mundo que habitan los “que gobiernan”, que ignoran que lo construyen, que suponen que lo llevan de herencia y que por eso lo certifican los domingos en la iglesia. Hombres y mujeres que caminan las calles, con la solapa del dogma levantada para que no les miremos los rostros, porque dejaron la sonrisa en los carteles de campaña. El mundo que está del otro lado de los médanos, el de los artificios, de los robots y las muñecas de cartón y silicona. El mundo que no tiene Sur, es ese donde se invade a los Pueblos Palestinos, donde en el mar navegan los desplazados, donde viven los dueños de los remedios y las vacunas, donde viven los que lastiman la Tierra y envenenan el Agua y el Aire, los que deciden la invasión. Porque en el Sur, vive Pepe Mujica y Evo Morales. En el sur echaron a Batista y los Poetas hicieron la Revolución Sandinista, y del Sur son las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo. Al sur Charly García compuso “Los dinosaurios” y Fito Páez, canta “Ciudad de pobres corazones”… al sur leemos a Mario Benedetti, a Mauricio Rosencof, a Juan Gelman y a Ernesto Sábato… al Sur: David Lebon, dice: “Quiero despertarme en un mundo agradable”. Porque el mundo de cada uno se intersecta con otros mundos, y a esa intersección, yo la llamo “mundaneidad” y ahí está lo público invadido por el dogma, y la irracionalidad acuñada con “la razón del mercado”…

Una ráfaga de viento, sacudió la cortina de la ventana del sur, y abrí los ojos, una inquietud había roto mi ensoñación de madrugada, tenía puestos los auriculares de mi pequeña radio, y sonaba una música, que terminaba… ”Este es mi sueño y el de muchos más”/ “Esta es mi casa, donde quiero estar”… supuse que el Sol ya había subido por encima de las figuras que hacía en los vidrios de la ventana del este con las hojas de los árboles de la orilla de la pieza, las sombras, desfiguradas, ya estaban en la parte de abajo de la ventana.

Publicidad

Después de preparar el mate iría a continuar mi Poema, había escrito seis o siete versos… “No incomoden a los niños que duermen en los umbrales/ que no se mojen, cuando los dueños de la vigilia tiran las aguas servidas a la calle/que no los despierte el ruido de la ciudad que los ignora/ que a los niños que duermen en los umbrales no los entusiasme la soledad ni los adopte la desgracia, mejor/

que no haya niños durmiendo en los umbrales…”

Apagué la radio y pensé: vivo en un sistema del capitalismo, entonces: “agradable” referido al mundo, es un derivado de “privilegio”.

Dice David Lebon: Quiero despertarme en un mundo agradable…

    Publicidad
    Más Leídas
    Más Leídas
    Publicidad

    ÚLTIMAS NOTICIAS