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Opinión

¿Qué preguntan?

Qué preguntan, cuando dicen: ¿cuántos son?

No preguntan
¿Cuántos son los desaparecidos?

Son tantos, como tantos tengamos el dolor de cada muerte torturada, de cada secuestro, de cada hijo robado, de cada pensamiento perseguido de cada silencio, de cada poema prohibido, de cada coraje fusilado, de cada libro quemado atravesado en la memoria.

Somos dolientes de lesa humanidad hasta que aparezcan los que no vimos si fueron muertos.

Somos dolientes de lesa humanidad hasta que llevemos el dolor atravesado en la memoria.

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 Desapareció
“Desapareció”. Para cada habitante de la ciudad en la que vivo es, aun, un “hecho” que no tiene hecho, es un vacío en el que cae la razón. De los que hubo tantos. 

Es un “término” sin sonido, es un vacío en el que caen las Palabras. Es un vacío adentro de otro vacío para definir el miedo. Es el desarrollo de una larga historia desgraciada que puede contarse en un solo hecho y en un solo término. En ese.

La dictadura nazi, que fue terriblemente criminal, además es “mano larga”. Dictadura “mano larga”.

Fue tan terrible que después de tantos años, sigue por debajo de la democrática democracia, extendiendo “una mano” que se apoya en alguna parte del cuerpo de los tipos, distraídos, que gobiernan, y nos amenaza y nos introduce en eso que rueda en la ciudad, que un viento subrepticio la va llevando de orilla a orilla entre los Hombres: en la “Inexplicación”.

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La “inexplicación” eso que se desplaza en la ciudad, que un viento subrepticio la va llevando de orilla a orilla, nos mete de cabeza en su confuso núcleo, en su fastidioso y doloroso enredo, al sentir que esa “mano larga”, aún, sale a la superficie de la cotidianeidad.

Desaparecido... de los que hubo tantos.

“Desapareció...” ¡que suceder de mierda!

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