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Cinco errores usuales al conducir en Argentina
A pesar de los avances tecnológicos en asistencia a la conducción, las malas prácticas al volante continúan siendo una preocupación en Argentina.
POR REDACCIÓN
En Argentina, la conducción se enfrenta a múltiples desafíos que van más allá de las infracciones a la ley de tránsito. Si bien la tecnología ha avanzado con sistemas de asistencia a la conducción (ADAS), las malas prácticas al volante siguen siendo un problema, a menudo ignoradas o minimizadas por los conductores. Según Fabián Pons, fundador del Observatorio Vial Latinoamericano (OVILAM), "Argentina es uno de los países en los que mejor se maneja y peor se conduce", una afirmación que refleja la desconexión entre el acto de manejar y la responsabilidad de conducir con consideración hacia los demás.
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A pesar de que en los últimos años las multas por infracciones de tránsito han aumentado, los cambios en el comportamiento de los conductores no se deben a una mejora sustancial en la educación vial, sino a la aplicación más estricta de sanciones. "Las malas costumbres al volante siguen siendo una constante, y muchas veces la falta de infraestructura adecuada y regulaciones claras agravan el problema", explica Pons.
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A continuación, se detallan los cinco errores más comunes cometidos por los automovilistas argentinos:
- Detenerse en doble fila
Aunque puede parecer una acción inofensiva, detenerse en doble fila es una de las faltas más comunes y problemáticas. Este comportamiento obstruye el paso de otros conductores, especialmente en calles angostas donde la falta de estacionamiento es un problema constante. La comodidad de estacionar en cualquier lugar, sin tener en cuenta a los demás, genera congestión y frustración. Una solución podría ser restringir el estacionamiento en las manos izquierdas de calles estrechas y crear espacios de parada adecuados para que los pasajeros puedan subir y bajar sin interrumpir el flujo vehicular.
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- Circular a baja velocidad por la mano izquierda
Circular lentamente por el carril izquierdo de una autopista o avenida también es una de las principales malas costumbres. Este error obliga a otros conductores a realizar maniobras riesgosas, como adelantar por la derecha, lo que aumenta las posibilidades de accidentes. En situaciones urbanas, donde el tránsito es más denso, esto puede poner en peligro a los peatones o a quienes se bajan de los autos estacionados. El carril izquierdo debe ser utilizado para adelantar, no para circular a baja velocidad.
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- No anticipar el uso de la luz de giro
El uso incorrecto de la luz de giro es otro de los errores más frecuentes. Muchos conductores encienden la señal de giro justo antes de realizar la maniobra, cuando lo correcto es advertir la intención con al menos 4 o 5 segundos de antelación, de acuerdo con las normativas de tránsito. Esta acción anticipada permite a los conductores que circulan detrás reaccionar a tiempo, evitando sorpresas y posibles accidentes.
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- Confusión en la prioridad de paso
El desconocimiento o la falta de respeto por la normativa de prioridad de paso en cruces de calles es un problema recurrente. Aunque la regla es clara —quien viene por la derecha tiene la prioridad— muchos conductores no la siguen correctamente, lo que genera confusión y aumenta el riesgo de accidentes. Este error es especialmente común en zonas urbanas, donde las intersecciones no siempre están señalizadas adecuadamente. En estos casos, se debe recordar que la prioridad de paso no solo depende de la proximidad, sino de la normativa de tránsito.
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- Cambio de carril en un embotellamiento
Durante los embotellamientos, algunos conductores intentan adelantar por cualquier carril disponible, lo que genera un "embotellamiento fantasma". Este fenómeno ocurre cuando los conductores cambian constantemente de carril con la esperanza de avanzar más rápido, lo que en realidad causa que el tráfico se detenga aún más atrás. Este comportamiento crea un efecto en cadena que prolonga el tiempo de espera de los demás vehículos, haciendo que el tráfico se vuelva aún más caótico y difícil de gestionar.