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Estados Unidos bombardeó instalaciones nucleares iraníes
En un giro inesperado, Estados Unidos lanzó un ataque aéreo contra las principales instalaciones nucleares de Irán en Fordow, Natanz e Isfahan, marcando una intervención directa en el conflicto regional.
POR REDACCIÓN
En la noche del 21 de junio y la madrugada del 22 de junio de 2025, Estados Unidos llevó a cabo un ataque aéreo contra tres instalaciones nucleares clave del régimen iraní. El presidente Donald Trump confirmó la acción, detallando que los objetivos alcanzados fueron las plantas de Fordow, Natanz e Isfahan. Este bombardeo representa una intervención directa y activa de Washington en el prolongado conflicto entre Israel e Irán, una medida que había sido objeto de intensas especulaciones y presiones.
El presidente Trump anunció el éxito del operativo a través de sus redes sociales, destacando que una "carga completa de bombas" fue lanzada sobre la instalación principal, Fordow. Aunque la extensión exacta de los daños aún se desconoce, la prensa iraní reportó la activación de defensas aéreas en Qom y un ataque en parte del sitio nuclear de Fordow. Este complejo, excavado a cientos de metros bajo una montaña cerca de Qom, considerado durante años como un bastión impenetrable debido a su profunda ubicación subterránea, diseñada para protegerlo de bombardeos convencionales.
Los tres sitios atacados son cruciales para el programa de enriquecimiento de uranio de Irán. Natanz es el principal centro operativo, donde se concentra la mayor parte de las centrifugadoras avanzadas y se ha detectado enriquecimiento de uranio hasta el 60% de pureza. Isfahan, por su parte, alberga el Centro de Conversión de Uranio, esencial para transformar el uranio natural en el gas hexafluoruro de uranio (UF6), indispensable para las centrifugadoras. Un golpe masivo a estas instalaciones podría retrasar significativamente el programa atómico iraní y su capacidad para desarrollar armas nucleares.
Tras el ataque, el presidente Trump ofreció un discurso desde la Casa Blanca, asegurando que todas las instalaciones nucleares atacadas "han sido destruidas" y emitió una contundente advertencia a Teherán sobre posibles represalias, indicando que futuros ataques serían "mucho mayores y mucho más fáciles" si no se lograba la paz. El mandatario justificó el operativo como una respuesta a décadas de amenazas y acciones hostiles por parte de Irán contra Estados Unidos e Israel.
La intervención estadounidense se produce después de días de incertidumbre y especulaciones, a pesar de que el presidente Trump había indicado previamente que se tomaría tiempo para definir su postura. El despliegue de bombarderos B-2 hacia la base de Guam, capaces de transportar las GBU-57 Massive Ordnance Penetrator diseñadas para destruir instalaciones subterráneas, había alimentado las conjeturas sobre una posible acción. Aunque no se ha confirmado qué tipo de aviones participaron en el ataque, la capacidad de estas naves sugería la posibilidad de alcanzar sitios fortificados como Fordow.
Desde Teherán, las autoridades habían emitido advertencias previas sobre las consecuencias de una intervención estadounidense. El viceministro de Asuntos Exteriores había señalado que la participación de Estados Unidos desataría "un infierno para toda la región", argumentando que esta no era "la guerra de Estados Unidos". La magnitud de los bombardeos estadounidenses, en contraste con ofensivas israelíes anteriores que solo lograron retrasos de meses, se espera que provoque un retroceso de años en las ambiciones nucleares de Irán, consolidando este evento como un momento decisivo en la dinámica geopolítica de la región.