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León XIV marca su papado con tres señales clave para el futuro de la Iglesia
El papa León XIV, durante su primera aparición en la basílica de San Pedro, ofreció tres señales clave que definen el rumbo de su papado.
POR REDACCIÓN
En su primera aparición pública en el balcón de la basílica de San Pedro, el papa León XIV, nacido Robert Prevost, reveló tres indicios fundamentales sobre cómo podría dirigir la Iglesia Católica. La elección de este nuevo pontífice, quien sucedió al fallecido papa Francisco, ha generado gran expectación en el mundo católico. A continuación, se detallan las tres señales que marcan el posible rumbo de su papado.
La primera pista fue su elección del nombre papal. Al optar por el nombre de León XIV, el nuevo papa hace un claro guiño a su predecesor, León XIII, conocido por su firme defensa de los derechos laborales y su promoción de la justicia social. "Al elegir el nombre de León XIV, demuestra que está comprometido con la doctrina social de la Iglesia", explicó el comentarista jesuita Thomas Reese.
La segunda pista se dio durante su discurso inaugural, en el que destacó la importancia de la paz. En su intervención, León XIV hizo un llamado a una paz "desarmada y desarmante", similar a la postura de su antecesor Francisco, pero con un enfoque más marcado en la humildad y la perseverancia. En sus palabras, el nuevo papa se refirió a la situación global, mencionando los conflictos en Ucrania y Oriente Medio, y expresó un mensaje de esperanza en tiempos difíciles.
Por último, la tercera señal fue su elección de vestimenta. A diferencia de Francisco, quien adoptó un estilo más austero, León XIV optó por una vestimenta papal tradicional, con una prenda roja sobre su sotana blanca. Aunque sigue el camino de la simplicidad, esta elección refleja su intención de mantener algunas tradiciones dentro del papado, mientras se aleja de la austeridad de su predecesor.
Con estas tres claves, León XIV establece el tono para su papado: una mezcla de justicia social, un fuerte énfasis en la paz y una referencia a las tradiciones del papado, pero con una visión propia que apunta a un liderazgo renovador y firme.