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León XIV preside su primera misa papal en la Capilla Sixtina
El histórico pontificado de León XIV comienza con gestos de continuidad y renovación. El primer Papa estadounidense/peruano de la historia traza una hoja de ruta centrada en la comunión eclesial y el anuncio gozoso del Evangelio para nuestro tiempo.
POR REDACCIÓN
Robert Francis Prevost, el cardenal estadounidense nacido en Chicago que ayer se convirtió en el 267º Papa de la Iglesia Católica bajo el nombre de León XIV, presidió esta mañana su primera misa en la Capilla Sixtina, marcando el inicio formal de su ministerio petrino.
Acompañado por los cardenales que participaron en el cónclave, el nuevo pontífice, de 69 años, dirigió una homilía en la que trazó un paralelismo entre la relación de Jesús con sus discípulos y el vínculo que busca establecer con los obispos y fieles.
“Me habéis llamado para llevar una cruz y para ser bendecido con esta misión, y quiero que vosotros caminéis conmigo porque somos Iglesia, una comunidad que debe anunciar la Buena Nueva”, expresó León XIV. Además, subrayó que “Jesús nos mostró un modelo de humanidad santa que todos podemos imitar”, haciendo un llamado a vivir la fe con alegría y compromiso.
El Papa también reflexionó sobre los desafíos de la sociedad actual, señalando que “la falta de fe lleva consigo muchas heridas”. En ese sentido, rindió homenaje a su predecesor, el papa Francisco, recordando sus enseñanzas: “Como muchas veces nos ha enseñado el papa Francisco, estamos llamados a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús salvador”.
La agenda de León XIV continuará este domingo 11 de mayo, cuando recite la oración del Regina Coeli desde la Logia Central de la Basílica de San Pedro al mediodía. Además, el lunes 12 de mayo, a las 10.00, se reunirá con los periodistas acreditados en el Aula Pablo VI, en un encuentro que permitirá conocer más sobre su visión y estilo de gobierno.
Con su elección, León XIV asume el liderazgo espiritual de los 1.400 millones de católicos en el mundo, en un momento en que la Iglesia enfrenta desafíos pastorales, sociales y geopolíticos. Su discurso inicial sugiere continuidad con el legado del papa Francisco, pero también un enfoque propio basado en la comunión, la evangelización y el testimonio de fe.