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Provinciales > Historias sanjuaninas

Se recibió de contador el hijo de un lustrador de la peatonal y se emocionó al recordar a su papá

Esequiel perdió a su papá, Juan Ahumada, hace siete años. El lustrabotas más conocido de la Peatonal de San Juan les dejó a sus hijos un ejemplo de perseverancia. El joven se recibió de contador público y tiene una hermana psicóloga. Emotiva historia.

POR REDACCIÓN

03 de octubre de 2024

Los héroes casi nunca llevan capa. En el cruce de la Peatonal de la Capital de San Juan, durante décadas, hubo uno que no necesitó de la fama artificial de las pantallas para ser querido por los sanjuaninos. Era "lustrabotas" y murió hace siete años, pero le dejó un importante legado a su familia. Hoy, uno de sus hijos lo recuerda muy emocionado tras recibir su título de contador público de la Universidad Nacional de San Juan. "Si mi viejo viviera estaría orgulloso", dice.

Esequiel Ahumada tiene 30 años. Este martes 1 de octubre asistió a la colación de la Facultad de Ciencias Sociales, en donde le certificaron que llegó a su meta. Entonces recordó aquellos días de lluvia o viento Zonda en los que su papá, Juan Domingo Ahumada, fue sin quejarse a esa "oficina" a la intemperie.

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Su héroe se fue en 2017, a los 65 años. Pero esta semana estuvo más presente que nunca. Porque hay ejemplos que no vencen con el tiempo y personas que no se van con las muertes.

Juan Ahumada también era padre de Verónica, que se recibió de psicóloga en la Universidad Católica. "Con mi trabajo en la calle le pude pagar los estudios a mi hija", les decía a sus clientes, levantando la mirada mientras pasaba un cepillo por los zapatos. Otro motivo de orgullo era su nieta Ludmila, primogénita de Jésica, la mayor de las hijas del hombre.

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Ejemplo silencioso

Cuando las palabras faltan, a veces los gestos sobran. Ese lustrador fue un hombre que estuvo en la calle desde niño. No hablaba mucho. Su mensaje era el militante esfuerzo al lado de una cajita de madera en Tucumán y Rivadavia. "Me hubiera gustado que mi papá estuviera vivo para decirle: 'Mirá viejo, acá está'", contó Esequiel y se le entrecortó la voz.

"Este logro significa haber terminado una etapa que fue complicada. Hemos sufrido la situación económica. Hice la carrera laburando en una verdulería o de mozo con mi viejo. Esto también es como decirles a mis padres: 'Con todo el sacrificio que hicieron hoy tienen dos hijos profesionales'", relató entre lágrimas.

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El joven profesional no pudo invitar al acto de colación a su mamá, porque está internada. Pero se dio el gusto de abrazarla el día en que se recibió. "Tal vez no lo hacían conscientes, pero ellos nos transmitieron sus valores. Mi viejo con frío o con calor iba a laburar y era un mensaje claro de perseverancia que yo intenté seguir".

"Paré un tiempo de estudiar porque trabajé en Buenos Aires. Cuando volví y le dije a mi mamá que iba a recibirme se emocionó. Hoy a mis viejos les puedo decir que lo logré. Yo creo que mi papá hubiera estado muy orgulloso viéndome con el título", concluyó.

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