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Provinciales > Adiós campeón

Una caravana multicolor despidió a Nicolás Naranjo en la última carrera

Cientos de personas entre ciclistas y aficionados se reunieron para el acompañamiento fúnebre del joven ciclista sanjuanino.

14 de septiembre de 2021

Cientos de ciclistas, aficionados a ese deporte, vecinos y conocidos se acercaron hasta el Club Sportivo Rivadavia, en la localidad rivadaviense de La Bebida, para despedir los restos de Nicolás Naranjo, el joven ciclista de 31 años que falleció el domingo pasado tras caerse de su bicicleta en el Velodromo Provincial de Mendoza. En esa cancha, se erigió una carpa para que todos los asistentes al velorio pudieran dar el pésame a la familia y despedir al campeón.  El traslado al Cementerio de Rawson estuvo previsto horas después, en la tarde, donde un pelotón de ciclistas y quien quisiera seguir el cortejo fúnebre lo hizo por una ruta planeada y custodiada por la Policía de San Juan. Naranjo era padre de una nena de dos meses.

Entre algunas de las agrupaciones presentes, estuvieron el SEP (Sindicato Empleados Públicos), la Agrupación Virgen de Fátima (a la que Naranjo perteneció), la Agrupación Villamariense de Ciclismo y la Asociación Argentina de Obreros Mineros, entre otras y cientos de aficionados.

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Naranjo fue velado en la cancha del Club Sportivo Rivadavia, donde llegaron cientos de aficionados y colegas ciclistas a despedirlo. Foto: Gonzalo Medina / DIARIO HUARPE

Fernando Palacios miraba desde fuera la multitud. Su mirada estaba pérdida en aquel pasillo donde se encuentra el nicho en el que descansará eternamente Nicolás Naranjo, a quien viera correr antes y al que seguiría como tantos jóvenes que ingresan al mundo del ciclismo.Todo le parece mentira y hasta irreal que hace unos meses atrás iba a participar de la escuelita de ciclismo que Naranjo iba a crear, donde él y un amigo iban a participar.

“No lo puedo creer. Miro y me parece todo mentira. Miraba por la tele las noticias y se me caían las lágrimas. Hacía unos meses atrás estaba por sumarme a la escuelita con él pero se cortó todo con la pandemia. Que se le va hacer. Era una inspiración”, dijo a DIARIO HUARPE Fernando sin ocultar su tristeza, acompañado de su bicicleta de competición.

Ciclistas de diferentes agrupaciones, la mayoría conocidos de Naranjo, acompañaron en pelotón el coche fúnebre. Foto: Gonzalo Medina / DIARIO HUARPE

Hasta allí también llegó Néstor Fernández, de 63 años, flameando su bandera amarilla y roja.  Esos colores son los distintivos de la agrupación  Virgen de Fátima y donde su hijo también corre. Él conoce y entiende ese dolor: hace algunos años fue corredor de bicicleta y también sufrió un accidente. “Mi hijo corría con él. Usted no sabe el dolor grandísimo que es. Yo también fui ciclista por allá por el año 67’ y son cosas que pasan…que se haya ido este muchacho que lo conocía y seguía es un dolor muy grande”, expresó acomodando su bandera en la parte trasera de su motocicleta. Al igual que muchos, acompañó el cortejo.

El color rojo y amarillo flameaban en la tarde soleada del predio. También pudieron verse los colores rojo y blanco, del club donde sus restos fueron velados  A medida que la hora de la partida se acercaba, más gente se amontonó en la entrada de la cancha y la fila dio la vuelta a la esquina. Adultos, ancianos, mujeres y niños se mezclaban entre las camisetas coloridas de los ciclistas quienes, vistiendo su uniforme de trabajo, miraban con pesar como los coches fúnebres se aproximaban hasta donde ellos se esperaban.

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Los aplausos llegaron hacia afuera desde adentro de la carpa y la gente, expectante en los alrededores, respondió. Adentro, donde Naranjo y su familia se encontraban, momentáneamente se transformó en un recuerdo: desde un parlante, reprodujeron la llegada de Naranjo en una carrera. “Naranjo, Naranjo, Naranjo” gritaba el  reconocido locutor del ciclismo sanjuanino Fabián Seguín desde la grabación anunciando la victoria de Nicolás y el llanto se adueñó del silencio.  Los empleados de la cochería llegaron, hicieron los preparativos para el traslado y Naranjo salió de la cancha cubierto con racimos de flores, una camiseta de Sportivo Rivadavia y la Agrupación Virgen de Fátima, que lo vio subirse al podio sanjuanino del ciclismo más de una vez. Se encontraba corriendo para Chimbas Te Quiero, antiguamente llamada Puertas de Cuyo.

El coche fúnebre se vio rodeado de vítores y aplausos de todos los presentes. Foto: Gonzalo Medina / DIARIO HUARPE

Afuera, junto a la multitud que lo esperaba para despedirlo y acompañarlo, se encontraba Pablo Sotelo. A medida que el féretro se acercaba, sacó su trompeta, la afinó, apuntó al cielo y entonó el honor fúnebre, reservado para veteranos y personajes destacados.  Él también entiende de tragedias: es que es sobreviviente de la tragedia del Tambolar en el año 1986, donde formaba parte de la banda militar.

“Hace unos días Nico pasó por mi casa a saludarme. Lo seguía y lo conozco, como conocí a varios como el Payasito Valdéz y el Payo Matesevach. Siempre me gustaba ir para darle ánimos a los corredores en la ruta. Y sigo yendo. Como fuí a varias carreras de Nico”, comentó Sotelo entristecido, ferviente seguidor del ciclismo local.

Pablo Sotelo y su trompeta enmudecierona toda la multitud que terminó por emocionarse. Foto: Gonzalo Medina / DIARIO HUARPE

El cortejo empezó su marcha. Encaró por Avenida Ignacio de la Roza, dobló por Pellegrini y tomó Avenida Libertador. Alrededor de unos 80 ciclistas y cerca de 50 automóviles acompañaron el coche fúnebre. Luego, tomaron calle Calivar hasta Doctor Ortega, conocida como “La Superiora”, llegaron hasta calle Meglioli y siguieron hasta el Cementerio de Rawson. Allí, banderas rojas y amarillas vigilaban firmes las calles.

El ataúd ingresó al cementerio y ni siquiera la Policía pudo contener el ímpetu de la gente, que entró por montones a la necrópolis, último destino de Naranjo. El silencio entre los nichos se vio interrumpido por los aplausos y vítores de la gente que gritó “Viva Nico” y “Dale campeón”, su último reconocimiento.

La multitud ingresó al Cementerio de Rawson donde dieron el último adiós a Naranjo. Foto. Gonzalo Medina / DIARIO HUARPE

Hasta allí llegaron Palacios, Fernández y Sotelo, quien una vez más, trompeta en mano, entonó el último honor fúnebre. Las coronas adornaron el nicho y la gente se reunió alrededor de él como antes hacían para decirle algo, transmitirle su aliento o felicitarlo por llegar primero al final de un sprint. Todos lloraron la despedida del campeón.

Entre las últimas palabras, queda una promesa. Sus familiares miraron a la multitud y ante todo el público que los acompañó hasta el cementerio, propusieron un homenaje a Nicolás Naranjo, aquel padre y esposo, amigo y corredor. Quieren levantar una estatua para el campeón de La Bebida, su campeón, en la entrada de esa localidad. 

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