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Opinión

A 80 años del asesinato de León Trotsky

 

Todavía queda por ver si la maldad y la cobardía son lo

bastante poderosas para sellar los labios de

un hombre libre y honrado. (Ibsen)

José Manuel Lucía Megías

 

Reflexionar sobre el aniversario del asesinato de León Trotsky es una tarea que nos excede. Sin embargo, es una oportunidad para reivindicar al titán del siglo XX, al guía indiscutible de la clase obrera revolucionaria, a nuestro teórico, político, militar, publicista, organizador y constructor. Cada intervención en la vida práctica, en los debates, en la elaboración teórica, en sus disquisiciones organizativas, requiere de un análisis que supera la intención de este articulo; además, convencidos que nada nuevo, relevante apuntaremos en el examen, es una presunción inadecuada e irreverente, ante los trabajados desarrollados por escritores capaces para escudriñar con exactitud los aportes de Trotsky.

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Este aniversario lo es en un momento especial para la clase obrera. La burguesía imperialista mundial profundiza su dinámica a la catástrofe, a la barbarie. La pandemia del covid-19, ha desnudado y exacerbado las contradicciones de la sociedad capitalista, de allí que el pensamiento, los análisis y las estrategias revolucionarias de Trotsky están vigente.

 

 

Los sucesos aciagos

 

Último acto.

Ensangrentado, con un piolet clavado en la cabeza,

este hombre se rebela ante la muerte: Ahora, no”,

Tengo tan sólo sesenta años y toneladas de injurias y de injusticias que denunciar”

José Manuel Lucía Megías

 

El 20 de agosto de 1940, Ramón Mercader, bajo el disfraz de Frank Jackson, ingresó en la casa de León Trotsky en Coyoacán, México, y clavó un piolet en la cabeza del revolucionario ruso. Lo hacía bajo órdenes directas de Stalin. Expresión del régimen burocratizado que degeneraba y violentaba las conquistas de la revolución socialista. El ejecutor material seguía las órdenes del sepulturero de la revolución bolchevique.

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Aun en el exilio, burgueses capitalistas y burócratas estalinistas avizoraban el peligro que significaba la figura de Trotsky, su política y la posibilidad de influenciar a las masas ante la dinámica de la situación mundial, las víspera de la segunda guerra, que abriría la posibilidad de la revolución, allí estaba la experiencia de la I guerra, y era una amenaza real para el poder de la burocracia y el imperialismo, de allí su necesidad de eliminarlo, así lo atestigua el “embajador francés Coulondre cuando le decía a Hitler en 1939, temo que al fin de la guerra habría solo un vencedor verdadero: el señor Trotsky” (Doc. Izq. Diario)

Los intereses económicos y fines socio políticos de la burguesía imperial y la defensa a ultranza de los privilegios emanados del control burocrático del Estado Obrero, fogonearon el asesinato del más grande revolucionario del siglo XX que, desde su expulsión del partido bolchevique, luego de la URSS, 20 años del exilio encaro una lucha titánica por la preservación del bagaje teórico, ideológico, cultural, organizativo (el partido de la revolución) del marxismo. Solo él lo podía hacer, era el último baluarte activo de la revolución mundial.

El estalinismo, a pesar de su crimen, no ha podido apagar la llama que Trotsky atizo con su trabajo y experiencia. Como guía indestructible se yergue su construcción más significativa la IV Internacional, farol que, más allá de las debilidades y discusiones, permanece y señala la necesidad y urgencia de la organización de la vanguardia de la clase obrera en pos de la revolución socialista.

 

 

Sus enseñanzas

“A lo largo de su heroica vida, León Davidovich creyó en el porvenir,

en la liberación de los hombres. Lejos de debilitarla, los años ultimas y sombríos,

maduraron su fe, que el infortunio afianzó. La humanidad futura,

libre de toda opresión, eliminara de su vida la violencia.

Como a tantos, él me ha enseñado a creer en ello”. (Natalia Sedova)

Víctor Serge

 

Su aplicación creativa del método dialéctico marxista, más allá del análisis de los elementos estructurales históricos en juego, tanto en la coyuntura como en la época de la lucha de clases, son las perspectivas: el optimismo revolucionario, basado en la confianza objetiva de la clase obrera, en tanto clase progresiva que lo único que tiene que perder son sus cadenas cadenas de opresión y explotación.

Este optimismo esperanzador se fortaleció a pesar de su avatar, la burocracia salinista eliminó a su familia, a sus amigos y compañeros revolucionarios. Es posible un mundo mejor, un mundo humanamente vivible, es posible que la clase obrera y, sobre todo, su vanguardia guie a la humanidad hacia el socialismo, en esta posibilidad se consolida su optimismo revolucionario.

Durante décadas la poderosa “maquinaria propagandística del Salinismo trabajo en forma frenética para borrar el nombre de Trotsky de los anales de la revolución”, a pesar de esta abundante propaganda cargada de falsedades, mentiras y adulteraciones históricas el “registro de los hechos de la vida de Trotsky permanece intacto” (Ernest Mandel) en su titánica obra.

Su capacidad de “panfletista, escritor, militante y el periodista”, estuvieron al servicio de rescatar y subrayar las cualidades practicas del sujeto activo-militante ante las exigencias materiales y concretas que imponen la dinámica revolucionaria, la clase obrera y, sobre todo, su vanguardia.

Trotsky es un dirigente que se vinculó desde temprano al movimiento obrero a principio del siglo XX. Este se enfrentaba al agotamiento de décadas de crecimiento económico y de logros en las condiciones materiales de vida de los trabajadores; sin embargo, la guerra entre la “Rusia Zarista y el Japón, la primera revolución rusa (1905)”, alertan sobre el agotamiento del sistema económico, ya imperialista y, por otro, la dinámica de la revolución, esta no sería progresiva, sino violenta de ruptura se agotó la mecánica evolutiva, la revolución socialista por etapas.

El proceso histórico y su dinámica se complicaba y, ahora, emergían distintas hipótesis. Una, el marxismo revolucionario; otra la socialdemocracia reformista. La primera se enriquece por las elaboraciones de “Lenin; la teoría de la “huelga política” de Rosa Lugemburg y la teoría de la “Revolución permanente de León Trotsky” (Ernest Mandel).

La contribución de Trotsky fue un aporte enriquecedor al pensamiento marxista al despojarlo de todo sectarismo, mecanicismo y obligarlo a una “explicación coherente” de las “tendencias básicas de nuestra época”, dominadas por la globalización capitalista imperialista. La laboriosa tarea teórica-practica de comprender, explicar y transformar la realidad social, se solidifico a la luz de la propia experiencia en el seno de la clase obrera.

El legado de Trotsky fue insistir en la clase obrera y su rol de dirección de los sectores explotados y marginados por la lógica del lucro capitalista. Es la revolución permanente que desarrolla una “teoría, un programa y un guía de acción” para la clase obrera, “antes de la revolución, en el propio proceso y después de la toma del poder”, además, destruye las falsas ideas del “estalinismo de la posibilidad del socialismo en un solo país”. (Izquierda Diario).

Esta es una ayuda para el avance del pensamiento y la practica marxista, fue la resultante de distintos momentos, entre ellos, su propia practica histórico, su actividad militante en el seno de la lucha de clases; su participación de la revolución de 1905, como presidente del Soviet; la incorporación al partido bolchevique, en vísperas de la revolución de 1917; su papel activo en los sucesos de Octubre; las negociaciones de Paz en Brest-Litovsk; la construcción del Ejército Rojo; su participación en la construcción de la III Internacional; su lucha contra la degeneración burocrática en el Estado Obrero; la denuncia de la degeneración de la III internacional y su lucha por la IV internacional. (Ernest Mandel).

Acopladas a la teoría de la revolución permanente, emergen los análisis de la estructura social del Estado Obrero que se consolida en el régimen Salinista y su dinámica: la degeneración de la primera experiencia de la clase obrera en la historia, a través, de la creciente burocratización; la dinámica del fascismo y el nazismo, análisis que no ha sido superado aun; los aportes a la ciencia, la cultura y el arte; la obra titánica: la construcción de la IV Internacional, el partido mundial de la revolución socialista.

Insistió que en la situación de crisis agónica del capitalismo, los procesos objetivos se degradan arrastrando a la humanidad a la miseria y la desesperación, cerrando la burguesía toda salida progresista ante la crisis por ellos generada; para superarlo, el factor subjetivo, la organización de la vanguardia de la clase obrera, el partido de la revolución socialista, es vital, pues es utópico, reformar el capitalismo, la única salida para la clase obrera, los sectores explotados, de salvar al mundo ante la catástrofe ecológica, es la destrucción revolucionaria del capitalismo y la construcción del socialismo a nivel mundial, esperanza real para la humanidad.

Es el programa de transición, con sus ajustes necesarios ante la coyuntura mundial, en tanto guía, programa y método para dinamizar lo subjetivo, a la clase obrera.

 

La obra teórica de Trotsky

El aporte epistemológico a las ciencias humanas de Trotsky. El marxismo, el trotskismo, como herencia de aquel, no es dogmático, no es mecánico, está abierto a todo cambio y reformulación de la teoría.

El conocimiento es vivo, como viva la realidad. Todo conocimiento es relativo. La realidad es más rica que cualquier formulación cognitiva, por ello, el conocimiento sigue detrás de los sucesos sociohistóricos, formulandose abstractamente su mecánica, así emerge las teorías.

La dinámica histórica, no establece una relación dual, separada, entre los factores objetivos, materiales y los subjetivos, la voluntad de transformar lo existente, entre estos existe una dialéctica dinámica, contradictoria, desigual y combinada. De allí las dificultades para la construcción de la organización política revolucionaria de la clase obrera, contrariedad que no supone imposibilidad ninguna de antemano.

 

Sus contribuciones a América Latina

A llegar a México, analizó la realidad política de aquel país. Abordo la dinámica del régimen de Cárdenas, una expresión deformada de la revolución de 1910. Doto de herramientas conceptuales y metodológicas para abordarlos, conceptos políticos como “bonapartismo sui generis,” la dinámica y mecánica de la “revolución en los países coloniales y semi coloniales”. Estudios que le permitieron ampliar su teoría de la revolución permanente, sobre todo, en los países periféricos.

Analizo la creciente estatización de las organizaciones obreras en torno al poder del gobierno burgués, el rol de las burocracias sindicales como agentes directo de la burguesía e imperialismo en el seno del movimiento obrero.

Sus conceptos teóricos - analíticos son de suma utilidad, aun hoy, ellos permiten analizar la dinámica de clase y el rol de los partidos “reformistas” y “progresistas” que ejercen el poder político en América Latina; gobiernos que se enmascaran de “populares” con la finalidad de detener, congelar la dinámica de las masas ante sus exigencias de cambio y, por otro lado, garantizarle al imperialismo sus pingues negocios a costa del hambre y la marginación de los trabajadores.

 

A modo de conclusión

León Trotsky es parte indisoluble de la dinámica del siglo XX, el siglo de las rebeliones, levantamientos, guerras y revoluciones; no fue un observador, tampoco un comentarista, sino un activo participante junto a Lenin y otros revolucionarios que participaron en la revolución de 1917. Libro una batalla impresionante contra el nazismo y la burocracia estalinista que era ciega al avance de esta lacra criminal para la humanidad. (LIS)

Rosa Lugemburg, en su vida militante revolucionaria, le dejo a la clase obrera y, a través de ella, a la humanidad, una perspectiva: barbarie capitalista o revolución socialista.

La experiencia de Trotsky enriqueció esta perceptivas, al señalar en “La agonía mortal del capitalismo y las tareas de la IV Internacional” que la “crisis actual de la civilización humana es la crisis de la dirección proletaria. Los obreros revolucionarios agrupados en torno a la IV Internacional señalan a su clase el camino para salir de la crisis. Le proponen un programa basado en la experiencia internacional del proletariado y de todos los oprimidos en general, le proponen una bandera sin mácula” (León Trotsky).

Es posible el socialismo, derrotando al capitalismo imperialista, para ello es una necesidad histórica la construcción del partido de la revolución, no hay tarea más apremiante y digna a materializar que este instrumento y, por añadidura, el mejor homenaje a este baluarte inquebrantable de las luchas obreras, en pos del socialismo a nivel mundial.

 

Bibliografía

 

Citada:

  • Ernest Mandel. El pensamiento de León Trotsky
  • Víctor Serge: Vida y muerte de León Trotsky.
  • Selma Saeg: Seis Claves para saber quién fue León Trotsky. Izquierda Diario.
  • Alessandro Fernández: 80 años sin Trotsky. Publicación Liga Internacional Socialista.
  • José Manuel Lucía Megías: Los últimos días de Trotski. Ibiza, 1967

 

Consultados

  • Artículos varios de la publicación Izquierda Diario
  • Artículos del Movimiento Socialista de los trabajadores
  • Gutiérrez Alvares, Pepe: Coyoacán, en la medianoche del siglo. Publicación OVE.
  • Artículos. Semanario del Movimiento Socialista de los Trabajadores.

 

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