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Cambio en el Concejo de Calingasta: Castillo denunció castigos políticos
Luego que Santos Zárate fuera elegido por mayoría para reemplazar a Patricia Castillo en la presidencia, la dirigenta contó las razones de los hechos.
Por Marcos Ponce
El recambio de autoridades en el Concejo Deliberante de Calingasta abrió un fuerte capítulo político que aún deja ecos en el departamento cordillerano. La elección de Domingo Santos Zárate como nuevo presidente, con el voto mayoritario de los concejales, derivó en un testimonio cargado de matices por parte de la dirigente desplazada, Patricia Castillo, quien decidió exponer públicamente qué factores, según su visión, precipitaron su salida.
En diálogo con San Juan en Noticias por Radio Mitre 95.1, Castillo aseguró que la decisión no la sorprendió. Explicó que, si bien durante semanas algunos concejales le pedían que continuara al frente del cuerpo, el clima interno cambió cuando se profundizaron las diferencias entre sectores alineados a distintos referentes políticos del oficialismo departamental. “Ese respaldo se fue diluyendo y lo noté claramente”, dijo.
La concejal apuntó especialmente a los ediles cercanos a Robert Garcés, quienes –según relató– rechazaban que Santos Zárate, integrante del mismo subespacio que ella, tuviera mayor protagonismo. “Me hicieron saber que no querían saber nada con Zárate y que yo tampoco debía seguir”, sostuvo. Incluso recordó que un concejal vinculado a Jorge Castañeda le anticipó, un día antes de la elección, que no la acompañarían porque “estaban muy enojados”.
El resultado de la votación no dejó margen de duda: cuatro votos contra uno, tanto para elegir nuevas autoridades como para definir comisiones. Castillo detalló que ni siquiera pudo integrar los espacios de trabajo internos. “Había dos mociones, la mía y la de continuar con las autoridades. La votación fue cuatro a uno en todos los casos”, reclamó.
Uno de los puntos que, según la expresidenta, influyó directamente en el desplazamiento fue la reunión que los concejales mantuvieron días atrás con funcionarios de Minería por el camino minero El Puntudo, vinculado al tránsito de camiones hacia el proyecto Hualilán. Contó que, aunque ella no percibió maltrato alguno durante el intercambio, un grupo de ediles impulsó una nota de repudio por supuestos destratos. “Yo no firmé ese proyecto porque no sentí nada de eso. Incluso un concejal que no estuvo en la reunión votó a favor. Me desorientó mucho”, expresó.
Consultada sobre si detrás de su salida hubo una bajada de línea política, Castillo fue tajante: “Sí, lo percibí desde el primer momento. Cuando uno no es obediente, te castigan”. Afirmó que su inexperiencia inicial fue usada para presionarla a adoptar posiciones que no compartía. “Querían que levantara la mano cuando a ellos les convenía. Pero yo trabajo para la gente, no para dos o tres”, insistió.
Pese a la tensión, aseguró que el cambio terminó generándole alivio. “En vez de castigarme, me sacaron una mochila pesada de los hombros. Ahora tengo más libertad para gestionar y estar cerca de la gente”, reflexionó.
Sobre su vínculo con el intendente Sebastián Carbajal, Castillo fue aún más contundente: “Directamente me echó. Pidió públicamente que renunciara. Esa relación no volverá a ser igual”. Dijo sentirse acusada de traición, pero devolvió la crítica: “Los verdaderos traidores son quienes no trabajan por la gente”.
Finalmente, afirmó que lejos de sentirse debilitada por el recambio, la situación la fortaleció. “Muchos creyeron que me iban a llevar por delante porque soy mayor, pero esto me dio más fortaleza”, concluyó.