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Condena sin encierro para un kiosquero por abusar a sus sobrinas en un club de Rivadavia

Condena sin encierro de la Justicia para un kiosquero por abusar a sus tres sobrinas en un club de Rivadavia. Las chicas, menores de edad, relataron diferentes situaciones de abuso, pero con características similares en el modus operandi del sentenciado. 

POR REDACCIÓN

28 de febrero de 2024
Fiscalía Anivi tramitó las denuncias por abuso sexual contra el ahora condenado. Foto archivo DIARIO HUARPE. 

Un hombre -se reserva su nombre para no identificar a las víctimas- recibió una condena de dos años de prisión condicional por abusar sexualmente a sus tres sobrinas en diferentes circunstancias, en un club de Rivadavia. Las víctimas relataron las situaciones que vivieron con su tío por separado, cuando asistían al lugar a entrenar hockey sobre patines. Esto y otras pruebas sirvieron para que fiscalía Anivi accionara con todo el peso de la ley contra el hombre, que aceptó un acuerdo de juicio abreviado. 

El hombre fue condenado por ser considerarlo autor penalmente responsable de los delitos de abuso sexual simple reiterado, en perjuicio de las tres víctimas. Además, la Justicia le ordenó a cumplir una serie de reglas, entre esas, no acercarse a las víctimas, ni tener ningún tipo de contacto por tres años. 

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Los hechos

La primera víctima tenía aproximadamente 11 años cuando sufrió el abuso sexual. Según contó la chica, en Cámara Gesell, su tío insistía en ayudarla a colocarse el equipo de arquera, oportunidad que aprovechó para tocar sus partes íntimas. En otra ocasión, según la víctima, luego del entrenamiento, el acusado sentó a la niña “en su regazo”, tocó con sus manos la vagina de la niña por arriba de la ropa y la besó en la boca.

La segunda víctima contó que fue abusada cuando tenía 14 años y esperaba a su padre luego del entrenamiento. Su tío, con una escusa, logró que la adolescente ingresara a la vivienda, la sentó en la cama, la abrazó, la besó en la boca forzadamente y luego tocó con sus manos las partes íntimas. En otra circunstancia, el hombre tocó con sus manos los pechos por debajo de la ropa.

La tercera y última víctima relató que luego de entrenar, se bañó en el domicilio de su tío kiosquero y secándose el cabello, el encartado la sentó en sus piernas, le dijo “tengamos esto para callados, que nadie se entere”, y la besó en la boca, pasándole la lengua por la boca.

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